La Política Pública Distrital de Educación 2022-2038: una apuesta por el futuro

Pensar la educación

Introducción

Existe el convencimiento global sobre el papel que tiene la educación en el futuro de la humanidad, como proceso transformador de nuestra realidad actual, como mecanismo para alcanzar la paz, erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible y como derecho fundamental a lo largo de la vida. Así se recoge desde la carta fundamental de los Derechos Humanos de 1948, hasta los más recientes compromisos de los Estados suscritos en foros internacionales como la Declaración de Incheon en 2015, preámbulo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 para el 2030 y la Cumbre para la Transformación Educativa celebrada en la Asamblea General de Naciones Unidas en el año 2022.

Con la formulación de la Política Pública Distrital de Educación 2022-2038 (PPDE) de la Alcaldía Mayor de Bogotá, el gobierno distrital refrenda este convencimiento y hace una apuesta estratégica con la mirada prospectiva que tiene de la ciudad, sus problemas y perspectivas de resolución. Interesa resaltar el esfuerzo de planificar y visualizar el desarrollo de la ciudad en el largo plazo, en este caso su sistema educativo, en particular por cierta inmediatez que suele caracterizar algunas gestiones locales, y porque esa reflexión sobre el futuro posible permite desplegar una mirada mucho más amplia de las necesidades que se deben confrontar y las opciones que pueden transitarse para cambiar la realidad. La mirada puesta en el mediano plazo (2030, hito clave para la comunidad internacional en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible) y en el largo plazo (2038, cuando la generación naciente en estos días esté cumpliendo mayoría de edad y la ciudad sus primeros 500 años), la Política Pública de Educación da cuenta de horizontes temporales pertinentes para abordar las problemáticas complejas, inciertas y conflictivas que afronta el mundo.

Con el Documento CONPES D.C. sobre la PPDE, la Secretaría de Educación del Distrito (SED) presenta una interesante y actualizada reflexión sobre el marco teórico y conceptual que permea el debate sobre la educación a nivel global, regional y sus implicaciones en nuestras sociedades. Esta reflexión teórica está acompañada por procesos de participación que involucraron a representantes de las comunidades educativas de Bogotá, D. C, como docentes, autoridades, estudiantes y familias, y a la comunidad bogotana en general, a través de diversos mecanismo (la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana, la consulta Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá, la Ruta de Participación y las Mesas Temáticas Educación Posmedia) que permitieron un involucramiento de la sociedad con la identificación y caracterización de las problemáticas asociadas a la educación y las alternativas de solución. Basado en el convencimiento de la importancia de estos procesos, la Oficina de UNESCO con representación en Colombia impulsa desde hace ya algún tiempo importantes iniciativas de asistencia técnica a la Alcaldía Mayor de Bogotá bajo el Programa de Aceleración del ODS 4, con miras al logro de las metas contenidas en la Agenda 2030 que suman en la formulación de la PPDE.

Sin duda que estos procesos participativos han sido factor clave en el proceso de construcción de legitimidad a la formulación misma de la política pública. Como complemento a la reflexión teórica y a la participación ciudadana, es evidente el esfuerzo por sustentar las propuestas en evidencias concretas de la realidad actual, levantando y sistematizando información cuantitativa sobre las condiciones del sector educación en la ciudad.

La situación de la educación en Bogotá

Este proceso reflexivo y de formulación participativa de la política pública ha permitido a la SED comprobar, entre otros hallazgos clave, cierto estancamiento, cuando no retroceso, en algunos índices sobre inclusión, permanencia y culminación del proceso educativo, y el reto de garantizar el cierre de brechas educativa a lo largo de la vida de las personas, en particular en la denominada educación posmedia. Afirmaciones clave que permiten enfrentar de mejor manera las problemáticas de la sociedad bogotana en el corto, mediano y largo plazo.

Teniendo presente estos elementos y como resultado del análisis llevado adelante por la SED, la PPDE se plantea como objetivo general “Garantizar el cierre de brechas en las trayectorias educativas y la formación permanente a lo largo de la vida de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores de Bogotá D.C., construyendo las condiciones para materializar plenamente su derecho a la educación integral…” (CONPES DC, 2023)

Esta aspiración global está sustentada en el reconocimiento de la situación actual del sistema educativo de Bogotá, D. C, de las necesidades planteadas por la ciudadanía, de las evidencias arrojadas por la información cuantitativa de diversas fuentes y del papel que la SED le otorga a los procesos educativos como transformadores societales para alcanzar tanto los objetivos consensuados en el contexto mundial (por ejemplo, el ODS 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos), como la de las realidades locales. Vale reafirmar que la educación es un derecho que habilita el cumplimiento de otros derechos y, en consecuencia, permite llevar adelante la transformación de la vida de las personas en diversos aspectos, como la superación de la pobreza y la desigualdad, la movilidad social ascendente, la igualdad de género, la protección del planeta y el desarrollo sostenible e incluso el progreso económico de la sociedad, entre otros.

Sin menoscabar la importancia de la educación por sus funciones en el progreso económico, el desarrollo personal o en la reducción de desigualdades, sin duda funciones transcendentales, el reconocerla como derecho fundamental de la humanidad a lo largo de la vida y habilitante para el cumplimiento de otros derechos, se asume en su justa dimensión la necesidad de superar las brechas e inequidades que puedan estar sucediendo en términos de acceso, permanencia y culminación, pero sobre todo, en términos de calidad de los aprendizajes. En ese sentido, la PPDE contenida en el CONPES D.C., hace un reconocimiento de dichas inequidades y de la necesidad de superarlas. Sin duda que es un dato alarmante la diferencia entre las mejores notas (A+ y A) que logra el estudiantado en establecimientos oficiales (apenas el 16,24%) versus los que estudian en establecimientos privados (el 72,6%), según los resultados de las pruebas SABER-11 reseñado en la PPDE. Y en esta reflexión sobre la calidad educativa y las inequidades que se puedan estar profundizando, será necesario incorporar también las condiciones socioemocionales de estudiantes de orígenes distintos y condiciones socioeconómicas diferentes, quienes ven afectados sus procesos de enseñanza-aprendizaje y sus proyectos de vida, en función de sus equilibrios emocionales. Por ello la medición de los aprendizajes (básicos y socioemocionales) se tornará en una actividad clave para lograr los resultados de la PPDE en el largo plazo.

Complementario a esta mirada sobre los retos que debemos afrontar como sociedad global y en cada una de nuestras localidades, conviene reseñar algunos postulados construidos por la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, constituida por UNESCO para elaborar el documento “Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación”, que se constituye en el aporte más reciente sobre la necesidad de cambios en los sistemas educativos para poder forjar futuros pacíficos, justos y sostenibles (UNESCO, 2022), algunos de ellos ya contenidos en los Factores Estratégicos de la PPDE formulada por la SED. Esto a pesar de que ambos procesos: Formulación de política pública y Futuros de la Educación, prácticamente se han dado en simultáneo.

La Comisión sobre los Futuros de la Educación plantea “replantearse el espacio de aprendizaje hasta la descolonización de los planes de estudios y la importancia del aprendizaje social y emocional” (UNESCO, 2022) en un esfuerzo de recolocar a la educación como marco para la construcción de un futuro común para la humanidad, enfrentando las incertidumbres derivadas del contexto actual. Estas incertidumbres se vinculan -a grandes líneas- con la crisis planetaria derivada del cambio climático y la necesaria descarbonización y ecologización de las economías; los retrocesos en la gobernanza democrática y la necesidad de cada vez más espacios participativos que favorezcan el combate a la discriminación y la injusticia; los usos descontrolados de tecnologías digitales que contienen un enorme potencial para todas las esferas humanas, incluida la educación, pero que aún estamos lejos de concretar y los riesgos derivados del uso antiético de la inteligencia artificial, cuyo desarrollo actual vislumbra patrones de modificación estructurales en todos los ámbitos de la vida, en particular, en el trabajo humano.

Sincronía entre la política pública y un nuevo contrato social por la Educación

La emergencia del papel de la educación ante estas incertidumbres, ratifican dos principios fundacionales que son clave tener presente en cualquier ejercicio de política pública: 1) la necesidad de garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida, y 2) la necesidad de reforzar la educación como bien público y común. Con estas premisas sobre las incertidumbres que enfrenta la humanidad y sobre los principios fundacionales que debe caracterizar a la educación, el documento sobre los Futuros de la Educación plantea la necesidad de un nuevo contrato social sustentado en cinco grandes ámbitos que tienen interconexión con los factores estratégicos definidos por la SED en la PPDE:

  1. La pedagogía debería organizarse en tornos a principios de cooperación, colaboración y solidaridad. La PPDE recoge esta premisa al plantear la necesidad de una Educación con Integralidad en la Formación (Factor Estratégico 4) al mencionar la necesidad de impulsar acciones pedagógicas para la creación colectiva, colaborativa, etc. Además, en su propia definición de currículos para la formación integral, en la que no sólo están proponiendo las competencias y habilidades básicas y necesarias para el siglo XXI, sino aquellas relacionadas con la ciudadanía y los aspectos socioemocionales.
     
  2. La enseñanza debería seguir profesionalizándose como una labor colaborativa en la que se reconozca la función de los docentes de productores de conocimientos y figuras clave de la transformación educativa y social. En absoluta sintonía con el planteamiento de la SED que asume como Factor Estratégico 6 el Desarrollo profesional y reconocimiento de docentes y directivos a partir del desarrollo continuo de capacidades, habilidades y talentos y la formación permanente con espacios de intercambio entre pares que permitan reconocer buenas prácticas y lecciones aprendidas.
     
  3. Disfrutar y acrecentar las oportunidades educativas que surgen a lo largo de la vida y en diferentes entornos culturales y sociales. Intrínsecamente relacionado con diversos Factores Estratégicos de la PPDE que plantean la necesidad de abordar la oferta educativa inicial (FE2), el acceso, permanencia, pertinencia de la educación posmedia (FE3), la educación media pertinente y significativa (FE5) o el acceso y permanencia (FE1). En definitiva, el planteamiento de superar brechas en las trayectorias educativas a lo largo de la vida contenido en el objetivo general de la Política Pública da cuenta de este ámbito sugerido por UNESCO para el nuevo contrato social en la educación. Quizás sólo valdría tener presente en las modificaciones curriculares la necesidad o el reforzamiento de contemplar en el proceso educativo experiencias significativas y de realidad, conectadas con espacios más allá de las aulas de clases.
     
  4. Los planes de estudios deberían hacer hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario que ayude a los alumnos a acceder a conocimientos, y producirlos…. Si bien la política pública en consideración se piensa a partir de enfoques claros e integrales de inclusión y reconocimiento de la diversidad, como los enfoques de derechos humanos, género, poblacional y diferencial, territorial, ambiental, de paz que tienen presente las experiencias de poblaciones víctimas de conflictos o desmovilizadas por ellos, migrantes, con discapacidad, de orígenes étnicos diferentes, del mundo rural y urbano, las minorías, entre otros, y que aportan en la reflexión ecológica, intercultural e interdisciplinaria, esta diversidad/integralidad de enfoques debería permear la construcción curricular que permita incorporar, a partir de los contextos locales específicos, dicha riqueza.
     
  5. Las escuelas deberían ser lugares educativos protegidos, ya que promueven la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo... En sintonía con el ámbito anterior que enuncia de manera general los enfoques contenidos en la política pública, habría que plantearse una nueva concepción de escuela segura, que involucra la infraestructura, pero también el reconocimiento de la diversidad, la organización de actividades, el equipamiento tecnológico y su uso en el apoyo (no sustitución) del proceso educativo, hasta los horarios de encuentro de la comunidad educativa.

En estos cinco párrafos finales, se ha tratado de evidenciar la coherencia que existe entre la PPDE y los Futuros de la Educación de UNESCO. Es menester mencionar que otras iniciativas globales están ocurriendo en el ámbito de la educación, como la propuesta de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) como instrumento que apuntala la agenda de los ODS 2030 o, la Cumbre por la Transformación Educativa llevada a cabo en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2022 que igualmente guardan una estrecha relación con los esfuerzos de la SED. En definitiva, la Política Pública Distrital de Educación, puede constituirse en una poderosa herramienta de transformación de Bogotá, D. C.  

En el marco de su mandato sobre el derecho a la educación y el seguimiento al ODS 4, desde UNESCO se espera poder seguir proporcionando herramientas o sugerencias para el desarrollo de políticas que favorezcan aprendizajes de calidad para todas y todos, con especial atención en la educación inclusiva y equitativa en escuelas seguras y saludables, aprendizajes y habilidades para toda la vida y el trabajo transformador de los docentes.