Sembrar la paz en las escuelas es empezar a construir un nuevo país

Pensar la educación

La violencia y el conflicto social que dolorosamente arrastramos como sociedad atraviesan obligadamente la escuela. A los conflictos propios de las instituciones educativas y la cultura escolar se han sumado inevitablemente los problemas derivados del conflicto social y político y recientemente los problemas socioemocionales derivados de la pandemia. Realidades que afectan significativamente la labor de enseñar propia de la escuela y por supuesto la convivencia deseada. La escuela es,  sin duda, una más de las víctimas de nuestra dura realidad.

Los conflictos cotidianos propios de la  escuela, del “mantenimiento de la disciplina y el orden” se decía en otras épocas, ocupan una parte importante de las energías y preocupaciones de los educadores y los directivos docentes. Coordinadores, orientadores  y directores de curso dedican sus mejores energías y una alta dosis de desgate emocional y profesional en la tarea de resolver desde las complejas situaciones de la convivencia escolares,  hasta  los “problemas entre compañeritos”.

Los Manuales de Convivencia resultan hoy insuficientes y en muchos casos inocuos para atender las nuevas complejidades y realidades de la escuela y sus conflictos, cuya raíz y origen esta más allá de sus muros y espacios, los cuales son simplemente el escenario del conflicto que viene de fuera. Realidades como el desplazamiento causado por la violencia, el microtráfico, el pandillismo, la violencia sexual, la inseguridad, entre otros, afectan  de manera significativa el devenir de los colegios y obligan a dar una respuesta.  

Las prolíficas legislaciones sobre el bullying y el respeto a la integridad sexual de los niños y jóvenes no han podido contribuir de manera significativa a la resolución de algunos de los tantos conflictos escolares. Los tradicionales procedimientos punitivos  de “juzgamiento” y resolución de los conflictos, calcados de los procedimientos judiciales (victima, victimario, testigos, descargos, normas legales quebrantadas, hechos, juez que dirime, sanción, entre otros) tampoco han resultado eficaces para atender las particularidades que hoy reviste la convivencia escolar.

Para hacer frente de manera creadora a estas nuevas realidades, la Secretaria de Educación diseñó y viene implementando el Programa Integral de educación socioemocional, ciudadana y Escuelas como territorios de paz, “el cual tiene como objetivo promover el empoderamiento y la movilización de la comunidad educativa, transformando las relaciones de poder y posicionando el perdón, la reconciliación y la restauración como principios de la convivencia escolar.

“Una de las estrategias es la Justicia Escolar Restaurativa (JER), la cual se está adelantando con más de 1.900 personas líderes, que representan los equipos interdisciplinarios de 391 instituciones educativas oficiales en las 20 localidades y donde se ha potenciado la participación de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, pues son ellas y ellos los protagonistas de las iniciativas con las que el enfoque restaurativo consolida apuestas de diálogo y transformación cultural a partir de herramientas que les permiten gestionar en su día a día los conflictos o desencuentros que se dan en las relaciones sociales.

“La apuesta de la JER propone el reconocimiento del conflicto como parte de la vida cotidiana diversa, invitando a que cuando se presentan diferencias estas puedan gestionarse por vías creativas que involucran la gestión emocional y la ética del cuidado. En caso de que se hayan presentado eventos de agresión o ruptura de las relaciones, desde la JER se invita a la reparación y reconstrucción del tejido social en los ambientes escolares a partir del reconocimiento de los daños ocasionados, la empatía y el interés genuino de que no se vuelva a repetir. Es por ello que algunas de las iniciativas están consolidando salas de diálogo o del perdón, un espacio seguro dentro de los colegios, en los que con el acompañamiento de algún(a) docente o facilitador las y los estudiantes tienen un lugar al cual acudir para gestionar y reconocer las emociones que aparecen al momento de enfrentar situaciones cotidianas que no están bajo su control; la evidencia muestra lo positivo de la experiencia, pues se pasa del señalamiento o represión de las emociones a una forma pacífica y segura de expresarlas y gestionarlas”. (Ver artículo de Deidamia García Quintero y Paula Andrea Monroy en esta misma edición)

La resolución participativa de los conflictos es un enfoque poderoso y transformador para abordar los conflictos de manera efectiva y constructiva en el entorno escolar. Cumple un papel formativo. Constituye un esfuerzo pedagógico por construir una cultura democrática, por formar para su ejercicio pleno, por aprender a vivir en medio del conflicto y adquirir la madurez para superar los conflictos escolares del hoy escolar  y los conflictos sociales propios de la vida ciudadana en el futuro. El enfoque restaurativo constituye un camino para la búsqueda de la reconciliación y la convivencia, elemento clave y esencial en la construcción de una culturas de paz, ese gran anhelo  de los colombianos.

“La justicia restaurativa es un enfoque innovador que ha cobrado cada vez más relevancia en el ámbito escolar en los últimos años. Se distingue por sus principios y métodos, que se alejan significativamente de las prácticas tradicionales de manejo de conflictos en las escuelas. Mientras que la justicia punitiva se centra en imponer castigos a quienes cometieron infracciones, la justicia restaurativa se orienta hacia la reparación del daño causado a las personas afectadas y a la comunidad en general. Además, busca la sanación de las relaciones que se han visto afectadas por la agresión, promoviendo un enfoque más constructivo y restaurador en la resolución de conflictos escolares”. (Ver artículo de Jean Schmitz en esta edición)

La educación socioemocional y ciudadana constituye una innovadora estrategia para enfrentar un viejo y latente problema presente en las escuelas y colegios, la soledad y la salud emocional de los estudiantes, que desafortunadamente no formaba parte de las preocupaciones centrales de la escuela. Con la llegada de la pandemia el problema se hizo evidente, salió a flote y brindó la oportunidad al sistema educativo y a las instituciones educativas para  afrontarlo y diseñar estrategias de solución.

Para avanzar en la comprensión de las nuevas realidades que enfrenta la convivencia escolar y las escuelas como territorios de paz  se realizó recientemente el Primer Encuentro Internacional de Justicia Escolar Restaurativa, un espacio de reflexión colectiva que contó con la participación de destacados expertos internacionales y la presentación de las valiosas experiencias que sobre el tema se vienen adelantando en los colegios distritales. Escuela y Pedagogía recoge en esta edición la opinión de algunos de los panelistas invitados, al igual que los balances y reflexiones realizados por la Subsecretaria de Integración y su equipo de profesionales. Reflexiones y opiniones que esperamos contribuyan a la formación de los maestros del distrito y sirvan de instrumentos de trabajo para su empeño pedagógico de procurar el bienestar y la convivencia de los miles de niños y jóvenes que hoy se forman en nuestros colegios y que todos soñamos en convertir en territorios de paz y construcción de  una nueva democracia.