Carlos Benavides Suescún
Arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Arquitectura Escolar

Arquitectura para la pedagogía

Pensar la educación

Colegio Rodrigo Lara Bonilla 

“La escuela se originó en el momento en que un hombre que no sabía que era maestro se reunió bajo un árbol a discutir sus conocimientos con otros hombres que no sabían su condición de alumnos. Los alumnos aprendieron y desearon parecerse a su maestro. También quisieron instruir a sus hijos. A tal efecto se creó un espacio adecuado y allí surgió la escuela.

Este hecho inevitable era la consecuencia de las aspiraciones humanas” [1]

Kahn Louis

Todos los espacios y elementos de la escuela deben concebirse y utilizarse como apoyo a los procesos pedagógicos, ambientes que emocionen, que inviten a aprender; desde las escaleras y cubiertas que por su diseño permiten usarse como sitios de encuentro o se conviertan en auditorios informales, corredores y extensiones de aprendizaje con aulas que incluyen vitrinas pedagógicas, ambientes educativos flexibles y polivalentes, baños para los infantes que se vuelven un aula más, donde se enseñan los hábitos de higiene, incluso cuartos para los residuos sólidos donde se facilita su clasificación y se aprende el reciclaje. Edificios escolares que, por su diseño, sus instalaciones y su utilización, facilitan la enseñanza y el aprendizaje siendo además ejemplo de sostenibilidad y respeto ambiental.   

Para Vitrubio, eran tres los principios básicos de la arquitectura: Firmitas, seguridad, firmeza en su construcción; Utilitas, utilidad o funcionalidad;  y Venustas, hermosura o belleza. En el caso de la arquitectura para la educación, además de su carácter social, se debería incluir un principio esencial: la didáctica como facilitador pedagógico, que garantice que esa particular “arquitectura didáctica” se convierta en una herramienta educativa más, que motive y promueva los procesos de enseñanza y aprendizaje.

escaleras de colegio

 Las escaleras de un colegio pueden ser más que un medio de circulación vertical
 y convertirse en un pequeño teatro informal y un sitio de encuentro y socialización.

Aulas cerradas y abiertas

De las aulas cerradas a las aulas abiertas con vitrinas pedagógicas.

Corredores de circulación

Los corredores de circulación por su diseño se convierten también en espacios de encuentro y extensiones de aprendizaje lúdico.

Evolución de la arquitectura escolar como escenario para la educación y apoyo pedagógico

Históricamente, la arquitectura escolar ha tratado de ser una respuesta coherente a las necesidades y modelos pedagógicos vigentes en cada época. Desde los estrictos y simétricos claustros educativos del siglo XVI, inspirados en las abadías  de la edad media, donde se utilizaban métodos educativos originados en la educación religiosa, cuyas propuestas arquitectónicas se basaban en el diseño de los monasterios y conventos, y las celdas de recogimiento se reconvertían en aulas compartimentadas y dispuestas una tras otra a lo largo de un corredor en torno a un patio central de recogimiento; aulas cuya disposición y escenografía interior inspiraban e imponía la veneración religiosa y el respeto extremo al maestro, infalible sabedor del conocimiento.

Aulas religiosas

Modelo de aulas de inspiración religiosa . Ilustración de Juan Bautista de La Salle.

Posteriormente, estimulados por la Revolución Industrial y las ideas pedagógicas del inglés Joseph Lancaster, donde prevalecía la instrucción masiva para la productividad (aulas magistrales hasta de más quinientos alumnos), sin diferencias de edad, ni del nivel de conocimiento, aparece el modelo lancasteriano de Enseñanza Mutua, que impone una estricta disciplina. La llamada escuela de un solo espacio con una inmensa aula de gran capacidad, diseñada para la “enseñanza frontal” con bancas corridas fijas, limitadas ventanas para evitar la distracción y el lugar del instructor de turno que presidía el gran salón desde una alta tarima.

La revolución Francesa, dentro de los derechos Universales del Hombre, estableció que “la Educación debe ser gratuita, literaria, intelectual, física, moral e industrial”. De allí nace la necesidad de que la escuela cuente con un edificio propio, convirtiéndose en un equipamiento público, tanto urbano como rural.

Surge luego la llamada escuela graduada, como respuesta al modelo pedagógico del suizo Johann Pestalozzi, que promovió cambios profundos de la rígida educación prusiana a una escuela más integral y humana, motivando el inicio de la educación moderna. El modelo arquitectónico incorporó nuevos espacios y servicios, con aulas más pequeñas conectadas por una circulación lineal, agrupadas por niveles educativos en la tradicional tipología de peine que aún se repite en la arquitectura escolar. 

Escuela enseñanza frontal

Escuela de tipología graduada con Aula  “de enseñanza frontal” tradicional.

En los comienzos del siglo XX, arquitectos como Sharon, Neutra, Hertzberger, inspirados en la llamada Escuela Nueva y las pedagógicas de Montessori, Piaget, Decroly y Dewey, proponen innovadoras alternativas arquitectónicas, interpretando y facilitando acertadamente el desarrollo de esas nuevas formas de enseñar, donde el estudiante pasa a ser un protagonista activo del aprendizaje y las aulas de clase se convierten en laboratorios y talleres para la experimentación.

Hoy los acelerados cambios del siglo XXI, los vertiginosos desarrollos tecnológicos, la inmediates de la información y la cada vez mayor autonomía de los estudiantes, han propiciado y vienen demandado cambios en los procesos y modelos pedagógicos, además de una profunda transformación curricular; surgen nuevas competencias para el nuevo siglo y, entre otras alternativas, el aprendizaje transversal por proyectos, que por supuesto requieren y generan la adecuación de las infraestructuras educativas y el diseño de nuevos ambientes de aprendizaje.

Arquitectos como Prakash Nair, Frank Looker, entre otros, han promovido y planteado propuestas consecuentes con esta nueva realidad. La diseñadora de Países Bajos, Rosan Bosh, ha liderado en los últimos años novedosas propuestas de adecuación y transformación de escuelas tradicionales, conformadas originalmente por bloques de aulas compartimentadas, organizadas según los niveles y grados educativos que se conectan por una circulación lineal, salones concebidos para estar dirigidos y presididos por un profesor, logrando en sus intervenciones disolver contundentemente los limites originales de las aulas, integrando los diferentes ambientes de aprendizaje, donde los protagonistas son los estudiantes quienes autónomamente los usan y disfrutan.

Aulas siglo XXI

Los vertiginosos cambios del siglo XXI impulsan innovaciones pedagógicas incorporando nuevos mobiliarios y ayudas tecnológicas. 

Innovación en aulas


Rosan Bosh, algunas de sus adecuaciones y diseños innovadores reconvirtiendo escuelas tradicionales.

Nuevas aulas de siglo XXI

Las nuevas aulas del siglo XXI  diseño de Rosan Bosh.

El impacto mundial de la pandemia ha evidenciado y acentuado la inequidad y las brechas existentes en nuestro país, especialmente entre la escuela rural y la urbana, la pública y la privada. El confinamiento obligado se convirtió de alguna forma en el detonante que nos impulsa a repensar la educación y a construir una nueva escuela y una nueva arquitectura que responda a nuestras realidades, con nuevos ambientes para el aprendizaje, acordes con los acelerados cambios que vivimos y adaptable a las transformaciones venideras. La cada vez más indispensable conectividad a internet, la educación virtual, sincrónica o asincrónica, las alternativas hibridas, la desbocada “inteligencia artificial”, son realidades del presente y desafíos futuros que debemos afrontar, sin que prime la virtualidad sobre la presencialidad, la educación individual y aislada sobre la colectiva y el aprendizaje en la convivencia.

El Hábitat escolar como el tercer maestro

El hábitat escolar va más allá de la infraestructura educativa, abarca el lugar, el entorno, el edificio, sus instalaciones, el patio, el verde, todos los espacios construidos y sin construir de la escuela, los nichos y gradas, ventanas y puertas, mesas y sillas, el material pedagógico; es el escenario donde trascurren no solo las experiencias y procesos educativos, sino también ese lugar de encuentro donde se socializa y se desarrolla la vida escolar en edades claves para el desarrollo individual y colectivo, escenario donde convivimos aprendiendo y aprendemos conviviendo.

La importancia de los espacios y ambientes escolares como protagonista de los procesos de enseñanza y aprendizaje lo han evidenciado varios investigadores cuando se afirma que la arquitectura escolar constituye una forma silenciosa de enseñanza, Serra 2018. Pedagogos como Loris Malaguzzi han catalogado el espacio para la educación como un tercer maestro después de padres y profesores. En sus jardines infantiles de Reggio Emilia el espacio escolar se convierte en el escenario que enseña, motiva y promueve el aprendizaje, permitiendo a la vez ser moldeado por la fantasía e infinita imaginativa de los niños y la recursividad y creatividad de los docentes.

Incidencia de los ambientes de aprendizaje en la educación 

Uno de los factores que afecta la calidad de la educación es la calidad de los ambientes de aprendizaje.

Existen estudios que indican que hay una relación positiva entre los resultados académicos de alumnos del nivel primario en las pruebas SERCE de 2006 (promovidas y analizadas por el Laboratorio latinoamericano de evaluación de la calidad de la educación de la UNESCO) y la presencia de biblioteca, laboratorio de ciencias, salas de arte y música indican una relación positiva entre la existencia de estos recursos en la escuela, por lo que resultó relevante recomendar la existencia de estos espacios como requisito obligatorio en las normas  y estándares de los países participantes.”[2]

Sobre la calidad y el confort ambiental de los ambientes de aprendizaje como factor fundamental para el bienestar de la población escolar y su incidencia en la educación, son muchas las investigaciones y análisis que han adelantado.

 El informe final de la Universidad de Salford, Manchester en 2015, del proyecto HEAD (Evidencia Holística y Diseño) sobre aulas inteligentes con calidad medio ambiental de los profesores Peter Barrett, Dr. Yufan Zhang, Dr. Fay Davies y la Dra. Lucinda Barrett February, en una de sus principales conclusiones establece:

Se ha encontrado evidencia clara de que en las primarias bien diseñadas las escuelas mejoran el rendimiento académico de los niños en lectura, escritura y matemáticas. Diferencias en las características físicas de las aulas explican el 16% de la variación en el progreso del aprendizaje durante un año para los 3.766 alumnos incluidos en el estudio. O para hacerlo más tangible, se estima que el impacto de mover a un niño “promedio” del espacio menos efectivo al más efectivo sería alrededor de 1.3 subniveles, un gran impacto cuando los alumnos suelen progresar 2 subniveles al año.”[3]

Allí se evaluaron aspectos tales como estimulación, individualización, factores particularmente influyentes como la luz natural, la temperatura y calidad del aire, la flexibilidad de los espacios, el color, entre otros.

Un nuevo siglo una nueva generación de colegios públicos en Bogotá

En el año 2021 se publica la primera edición del libro Arquitectura escolar contemporánea en Colombia, promovido por la Universidad del Valle y la Sociedad Colombiana de Arquitectos, producto de una ardua y prolongada investigación de sus autores Francisco Ramírez Potes, Angela María Franco Calderón y Jaime Gutiérrez Paz, profesores con amplia experiencia en las temáticas relacionadas con la arquitectura escolar. De los 45 proyectos seleccionados y publicados, tanto públicos como privados, construidos en las dos últimas décadas en Colombia, se destaca que 20 de ellos (cerca del 45%) corresponden a instituciones educativas oficiales Distritales localizadas en las zonas más vulnerables de la capital.

“Este libro apunta a que dignificar la arquitectura escolar sea siempre un compromiso indeclinable porque más que construir un edificio, se construye en el presente, el futuro de la sociedad. Al proyectar, el arquitecto deviene en pedagogo, así como el pedagogo puede ser pensado como un arquitecto que proyecta el desarrollo de los sujetos y grupos sociales. En este sentido, la relación establecida por Aristóteles al comparar el diseño de la ciudad con labor del legislador de “prever el futuro” demanda de la arquitectura la conciencia de su contenido social y cultural, de la formación que posibilita, en el caso de la arquitectura escolar. Los proyectos incluidos en este libro apuestan por ello.”[4]

A finales de los 90 este destacado logro hubiese sido poco imaginable, por cuanto aparte de algunos casos particulares, la realidad generalizada de la arquitectura de la escuela pública, no solo en Bogotá sino en el país, era bastante pobre y en algunos casos deplorable, siendo apenas un triste cobijo para el aprendizaje de la población más necesitada.

El creciente aumento poblacional, la progresiva demanda educativa, el desordenado crecimiento territorial de la ciudad, la limitación de recursos, la precaria normativa específica para construcciones escolares, propiciaron la prevalencia generalizada de una infraestructura escolar donde primaba la cantidad sobre la calidad, recurriendo a la utilización de modelos tipo repetibles y a construcciones de baja calidad arquitectónica y constructiva. “La importancia del edificio escolar como vínculo con la comunidad y símbolo urbano, se ha ido perdiendo paulatinamente y en forma dramática la “imagen fachada” de la escuela pública en muchos casos se ha limitado a un alto cerramiento de espaldas a la ciudad ...”[5]

Para aquel momento solo sobresalía la arquitectura de varios de los colegios privados de elite, ahondando aún más la creciente inequidad social y educativa.

Respaldados y motivados por los mandatos y cambios generados por la nueva constitución de 1991 y la descentralización administrativa y coincidiendo con el comienzo del siglo XXI, la Secretaría de Educación Distrital de Bogotá (SED) inicia una nueva etapa en la arquitectura escolar de la ciudad, buscando mejorar las condiciones de la infraestructura educativa especialmente en los sectores sociales más vulnerables y con mayores necesidades y reconociendo la importancia de los ambientes de aprendizaje en el logro de una mejor educación.

Dentro del marco de la primera Norma Técnica Colombiana publicada en el 2000 NTC4595 por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), para el Planeamiento y diseño de instalaciones y ambientes Escolares, la SED promovió el estudio Construyendo Pedagogía, dirigido por el arquitecto Alberto Ayerbe y la asesoría pedagógica del chileno Hugo Hidalgo, estableciendo los primeros estándares básicos y lineamientos para el diseño y la construcción de planteles educativos en Bogotá, documento que se convirtió en el primer referente guía  de lo que sería la nueva arquitectura escolar para el siglo XXI, propiciando un puente entre pedagogía y arquitectura, entre docentes y diseñadores, motivando el inicio de una nueva generación de colegios en búsqueda de mejores ambientes para la educación en Bogotá y en Colombia.

Se relacionan algunas de las premisas establecidas en el citado estudio, que desde lo pedagógico han motivado y promovido una nueva visión de los desarrollos y diseños arquitectónicos:

  • Se busca superar el concepto de “edificio”, accediendo al manejo pedagógico de todas las áreas y de todos los espacios disponibles en la institución escolar…
  • Los procesos educativos suceden en todo el contexto de la institución escolar.
  • El establecimiento educativo más que una simple infraestructura o construcción
  • Físico–espacial, se debe concebir como un espacio material y simbólico que permita la interacción de grupos humanos, la expresión personal y colectiva y favorezca las exigencias de desarrollo del Modelo Pedagógico Institucional.
  • Un medio físico adecuado modifica la conducta y facilita los procesos pedagógicos.
  • La calidad de los entornos medio-ambientales, físicos y sociales, inciden en los niveles de motivación y de disponibilidad para asegurar el desarrollo de los procesos pedagógicos efectivos.
  • El establecimiento educativo es el ámbito donde se implementa el Proyecto Educativo Institucional al servicio de los proyectos formativos personales y sociales. La institución se estructura en función de su PEI y a él se debe adecuar su planta física.

Se ha pretendido que los nuevos diseños y la adecuación de la infraestructura existente aporten y motiven los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Concentraciones

Muchas de las escuelas llamadas “concentraciones” escolares distritales parecían más una cárcel que un colegio.

La Felicidad Fontibón

Colegio Distrital La Felicidad, Fontibón.

 

Colegio Rogelio Salmona

Colegio Distrital Rogelio Salmona, Ciudad Bolívar.

Con el fin de seleccionar los mejores diseñadores la SED, con el apoyo de la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA), ha promovido en los últimos años concursos públicos de arquitectura a nivel nacional con positivos y reconocidos resultados. En la actual administración se efectuaron cuatro convocatorias para el diseño de los nuevos colegios y las sedes de preescolar, promoviendo especialmente la utilización de recursos bioclimáticos, el respeto ambiental y la sostenibilidad.

Asegurar los recursos financieros, planear, gestionar y legalizar los lotes, diseñar, construir, dotar y poner en operación un nuevo colegio público es un complejo proceso  que requiere el cumplimiento de varias fases y requisitos que implican prolongados tiempos. Estos tiempos, generalmente superan el periodo de una sola administración.

Hábitat escolar

El hábitat escolar como el tercer maestro. Preescolar Rodrigo Lara Bonilla, Ciudad Bolívar.

En las dos últimas décadas se han alcanzado valiosos resultados logrando  continuidad en el proceso iniciado al comienzo del nuevo siglo para  el mejoramiento y construcción de una infraestructura escolar de calidad, construyendo sobre lo construido, independientemente de los cambios de administración, convirtiéndose este proyecto de largo aliento en una política pública exitosa que cada cuatrienio ha buscado darle continuidad, construir nuevos centros educativos  y mejorar los existentes, buscando siempre un mejor hábitat escolar para la comunidad educativa; esta experiencia es hoy en día un referente obligado de buenas prácticas y de arquitectura educativa de calidad para la ciudad, el país y la región; esta exitosa realidad ha sido posible gracias al liderazgo institucional y a la conformación de un gran equipo de trabajo  especializado en infraestructura escolar.

En un poco más de 20 años en Bogotá se han restituido más de 300 planteles educativos oficiales y construido cerca de 100 nuevos colegios de alta calidad arquitectónica que ofrecen el ciclo educativo completo desde la primera infancia, la educación básica, media y en algunos casos la articulación con la educación superior, alcanzando un área de construcción que ya se aproxima a los dos millones y medio de metros cuadrados de infraestructura educativa pública, duplicando el área construida en los 100 años del siglo XX.

[1] Kahn Louis. Tomado del libro Historia de la Arquitectura en Colombia, de Rafael Maldonado.

[2] BID, Bardone Andrea y Gargiulo Carlos, Nota 6 Aprendizaje en las escuelas del siglo XXI ps.2 y 4, 2014.

[3] Barret P., Zhang Y., Davies F., Barret L., Universidad de Salford, Manchester, Resumen ejecutivo, p.3, 2015.

[4] Ramírez Francisco, Franco Angela, Gutiérrez Jaime, Arquitectura escolar Contemporánea en  Colombia,Introducción contraportada. SCA, Universidad del Valle, Colombia.

[5] Benavides Carlos, Experiencias en los Centros Educativos Oficiales de Santa Fe de Bogotá, SED,  Documento de trabajo, SED, Bogotá 1998.