La alegría de leer, escribir y pensar

Pensar la educación

Desde su propia creación hasta hoy a la escuela le ha sido asignada la inmensa responsabilidad social y cultural de enseñar a leer y escribir. En cada época las maneras de enseñar y aprender a leer han variado. Todas las sociedades reconocen su inmenso valor cultural. El acceso a la lectura y a la escritura constituye un derecho esencial, sin el cual no es posible el disfrute de otros derechos democráticos esenciales. Los métodos de enseñanza de estas dos actividades han sufrido un incesante proceso de transformación, acrecentado con la irrupción y masificación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Como lo señala uno de nuestros columnistas invitados, “La educación del siglo XXI invita a pensar las nuevas realidades sociales de los sujetos que actuamos en ellas y en las interacciones que se propician. Este milenio ha vivido una revolución centrada en las tecnologías de la información que está modificando la sociedad a un ritmo acelerado. Educarse en esta sociedad implica reconocer dos grandes desafíos: el primero, comprender los diversos entramados sociales que comportan la cultura, y ser partícipe de ellos.  El segundo, entender cómo ocurren las actividades comunicativas en estos nuevos escenarios, ya que como lo señalan Sacristán et al (2015), el stock de conocimiento se acrecienta y está más disponible, la circulación de contenidos se incrementa, hay más presencia de actividades y agentes que reproducen o interpretan el conocimiento, y más individuos pueden participar de ellos. Este panorama obliga a pensar el papel del lenguaje, cómo se están reconfigurando los discursos que circulan y las formas como se construyen a través de la lectura y la escritura, para desde allí construir nuevas posibilidades que permitan transformar la experiencia educativa”. (Sandra Maritza Moreno)

Para el logro de la transformación pedagógica en que está empeñada la actual administración educativa de la ciudad resulta urgente y necesario mejorar sustancialmente los niveles de formación en la lectura y la escritura. “Como lo comprueban diversos estudios, quien quiera mejorar la calidad educativa tiene que garantizar mejores niveles de comprensión lectora en sus estudiantes. Desafortunadamente en Bogotá y Colombia seguimos estando demasiado atrás en esta competencia. En las pruebas PISA de 2018, tan solo el 3% de los estudiantes de Bogotá a los 15 años alcanza un nivel de lectura crítica. Al mismo tiempo, uno de cada tres estudiantes de esta misma edad tiene un nivel de lectura que corresponde al que tienen los niños de 5 o 6 años con educación: una lectura fragmentaria.  Mientras no transformemos los currículos, no formemos a los docentes en las nuevas competencias y no cohesionemos los equipos de maestros y las comunidades educativas, no podremos alcanzar esta meta”. (Julián de Zubiria).

El Plan de Fortalecimiento de lectoescritura (PFLE) busca contribuir a que los niños de la ciudad estén en capacidad de leer y escribir antes de los ocho años y afiancen los aprendizajes que no fueron consolidados en el área de lenguaje durante el primer ciclo escolar para asegurar la adquisición y fortalecimiento del código escrito. Las acciones implementadas por el PFLE incluyen formación situada de maestros y la generación de espacios de reflexión sobre prácticas y estrategias eficaces de enseñanza de la lectura; acompañamiento en el aula, formulación e implementación del Plan de Fortalecimiento de Lectoescritura Institucional (PFLEI); para el período 2021- 2024, el PFLE llegará a los grados 1º y 3º de 200 colegios seleccionados por tener los resultados más bajos en las pruebas Saber, Grado 3º, en 2017. Se acompañarán 2.500 docentes y directivos docentes en la transformación de las prácticas de enseñanza de lenguaje, lo cual permitirá mejorar las competencias comunicativas de aproximadamente 225.000 niños y niñas.

En la presente edición de Escuela y Pedagogía, dedicada a la Lectura y escritura para la transformación pedagógica, hemos invitado a docentes y especialistas en el tema, quienes ofrecen distintas visiones y propuestas para hacer realidad el empeño de despertar en los niños y los jóvenes de la ciudad el interés y la pasión por la lectura y la escritura, que los conduzca, a su vez, a descubrir la pasión por el conocimiento y aprender a pensar, el gran objetivo de la escuela ayer, hoy y siempre.