La recuperación de aprendizajes y el cierre de brechas

Pensar la educación

La pandemia del Covid 19 y su profunda incidencia en todos los órdenes de la vida  de las sociedades significó para la educación grandes pérdidas  y, a la vez, grandes aprendizajes, que se pueden convertir en importantes ganancia para la obligada recuperación de los aprendizajes y el restablecimiento de las condiciones de normal funcionamiento de los colegios de nuestra ciudad.

Como lo señala la  Unesco en un documentado análisis:   “La pandemia de COVID-19 conmocionó a las escuelas y a los sistemas educativos de todo el mundo disminuyendo las oportunidades educativas .Para muchos estudiantes, la pandemia resultó en la pérdida de conocimientos y habilidades previamente adquiridos. Además, muchos estudiantes se desvincularon de la escuela y, en algunos países, los niveles de deserción escolar aumentaron. Estos efectos fueron especialmente pronunciados entre los estudiantes más desfavorecidos, lo que provocó un aumento de la desigualdad educativa dentro de las naciones. Los efectos también fueron más pronunciados en el Sur Global, lo que provocó un aumento de la desigualdad educativa entre las naciones (…) Estas pérdidas de educación fueron el resultado de los efectos de la pandemia en la salud y en la economía así como de sus efectos sociales, además de ser el resultado de los efectos directos de la pandemia en las instituciones educativas .Fuera de las escuelas, la pandemia afectó la salud física y mental de los estudiantes y de las familias y personas allegadas a quienes contrajeron el virus. El impacto de la pandemia fue devastador económicamente para millones de personas en todo el mundo, al contraer la actividad económica mundialmente, llevando al cierre de empresas total o parcial y a la reducción de la demanda de bienes y servicios como resultado de las medidas de distanciamiento para contener la propagación del virus, aumentando así el desempleo. Las medidas que limitaron la posibilidad de reunión de las personas socavaron el funcionamiento de diversas instituciones y afectaron el bienestar humano. Además, el impacto económico de la pandemia repercutió a su vez en el sector de la educación lo cual afectó negativamente la oportunidad y disposición de los estudiantes para aprender y de los maestros para enseñar, y limitó el apoyo que reciben tanto los estudiantes como los maestros. Como parte de las medidas de distanciamiento social adoptadas para frenar la propagación del virus las autoridades educativas suspendieron la enseñanza presencial en casi todo el mundo. En algunos países, además, las escuelas estuvieron entre las primeras instituciones en cerrar y las últimas en reabrir, lo que provocó una interrupción considerable de la oportunidad de aprender. En 33 países de la OCDE, la duración promedio del cierre de escuelas fue de 70 días, con diferencias considerables entre países en la duración de los cierres, que van desde 20 días en Dinamarca y Alemania, hasta más de 150 días en Colombia y Costa Rica (OCDE 2021)” Educación y COVID-19:Recuperarse de la pandemia y reconstruir mejor, Fernando M. Reimers, Unesco, 2021.
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000378626_spa/PDF/378626spa.pdf.multi

Los grandes objetivos de la política educativa, formulados inicialmente como el gran derrotero  para dar respuestas a los anhelos educativos de los bogotanos, se vieron trastocados por los intempestivos acontecimientos que provocó la  pandemia. Los cinco programas y políticas macro que sintetizaban el ideario educativo de la actual administración: 1) Educación inicial: Bases sólidas para la vida; 2) Formación integral: más y mejor tiempo en los colegios; 3) Transformación pedagógica y mejoramiento de la gestión educativa; 4) Jóvenes con capacidades: proyecto de vida para la ciudadanía, la innovación y el trabajo del siglo XXI; y 5) Educación para todos y todas: acceso y permanencia con equidad y énfasis en educación rural, tuvieron que ser ajustados y  adecuados a la emergente situación. Ajustarse  a la inédita y desconocida realidad de una pandemia significó un enorme, casi heroico,  esfuerzo de los educadores y de los equipos de trabajo de la Secretaria. Significó también echar mano de la creatividad, de la innovación, de la “inventiva  pedagógica” para superar un sinnúmero  de escollos y mantener la educación en pie. 

El cierre total de los colegios desde marzo hasta diciembre de 2020, el lento pero seguro reingreso y apertura de las instituciones educativas en el 2021, afectaron sensiblemente la labor educativa y la vida escolar, especialmente  la salud socioemocional de estudiantes, profesores y directivos docentes, al igual que los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Recuperada la normalidad en el 2022 y lo transcurrido del 2023, sigue siendo un desafío la recuperación de  los aprendizajes, sin lo cual no es posible  cerrar las brechas en materia de calidad y resultados de la educación en la ciudad. Por esta razón hemos dedicado la presente edición de Escuela y Pedagogía a la Recuperación de aprendizajes y el cierre de brechas. Un asunto de gran actualidad  y pertinencia en el propósito de alcanzar la transformación  educativa y el mejoramiento de la gestión escolar en que estamos empeñados. Una gran oportunidad  para  aprovechar la disrupción creada por la pandemia para seguir reinventando nuestra  educación y cambiar no solo la forma en la que se aprende y se enseña, sino también los contenidos de los programas de enseñanza, un asunto que siempre ha estado al orden del día desde antes de la pandemia, y que después de ella adquiere mayor urgencia y necesidad. Proceso de recuperación en el cual los maestros han sido y seguirán siendo protagonistas de primer orden, con  su concurso podemos seguir soñando en que otra educación es posible.