La orientación escolar: una labor y un derecho fundamental

Pensar la educación

La Orientación Escolar constituye una de las áreas esenciales de las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, que tiene la enorme responsabilidad de  coadyuvar a la formación integral de los niños y jóvenes en aspectos vitales como su desarrollo y bienestar emocional, su rendimiento académico, el desarrollo de una sana convivencia social con sus pares y docentes, la formación en valores y el respeto a los derechos humanos. 

Según lo define el Ministerio de Educación Nacional en el Plan de Orientación Escolar (2021), ”La orientación escolar es un proceso pedagógico, dinámico, integral e integrador, especializado, continuo, planificado, de acompañamiento y asesoría desde la atención y prevención de riesgos psicosociales, familiares y académicos, como en la promoción del ejercicio de derechos de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, encaminado a fortalecer el desarrollo humano con la participación corresponsable de los demás integrantes de la comunidad educativa”.

La responsabilidad de hacer realidad estos grandes y complejos objetivos formativos recae sobre los hombros de las y los Orientadores Escolares, quienes desarrollan una labor profesional muy exigente, que no da tregua en el diario acontecer de nuestros colegios, sometidos a toda suerte de imprevistos, de altísima responsabilidad y que no siempre reciben el reconocimiento y valoración de tan descomunal esfuerzo por parte de la comunidad educativa.

Como un reconocimiento al destacado papel que cumplen en la vida escolar, hemos dedicado la presente  edición de Escuela y Pedagogía a exaltar la labor imprescindible que adelantan las orientadoras y los orientadores en las instituciones educativas distritales  y su enorme contribución al bienestar y la formación de nuestros niños y jóvenes, a propósito del X Congreso Distrital  de Orientación Educativa realizado recientemente, un evento anual de formación académica y pedagógica de la mayor importancia, dedicado a examinar los problemas y los logros alcanzados en el ejercicio de la labor de orientación escolar en la ciudad. Los artículos incluidos en esta edición recogen las vivencias y reflexiones de los propios orientadores escolares, sus demandas, las tragedias y dramas que encuentran paso a paso en el ejercicio de su titánica labor, sus justificadas quejas y exigencias en favor de su trabajo y derechos profesionales.

Las reflexiones pedagógicas contenidas en los 12 artículos que dan forma a esta edición de Escuela y Pedagogía dan cuenta de la encomiable labor que desarrollan los orientadores y orientadores en una acción que no da espera, que cada día se enfrena a nuevos e inéditos problemas. Como lo señala una de las autoras, en el ejercicio de esta difícil responsabilidad la “realidad supera la ficción”. Asuntos como la convivencia escolar, la violencia intrafamiliar, el acoso y el abuso sexual, las angustias económicas y la pobreza de los hogares, la desmotivación de los jóvenes por las actividades escolares, los problemas socioemocionales que enfrentan, acrecentados por las secuelas de la pandemia, son asumidos con gran entereza y esfuerzo profesional todos los días, en una labor que no tregua, que no para, que cada día trae un nuevo problema, un nuevo drama y una nueva angustia. 

En palabras escritas por la orientadora escolar Anie María Meza, “el Docente Orientador recibe en sus hombros la carga de la comunidad educativa y sus dificultades, es innegable la gran responsabilidad que tienen en el desempeño de sus funciones, problemas de la sociedad como la violencia en todas sus formas (económica, laboral, maltrato intrafamiliar, sexual, discriminación, conflicto armado, desempleo, desplazamientos, adicciones, delincuencia, entre otros) además de los problemas para aprender y enseñar, la convivencia y el ambiente escolar, son una muestra de los grandes desafíos con los que convivimos día a día en Colombia. A pesar de haber elegido dedicarse al servicio y la transformación social, es importante que el Docente Orientador se concientice y acepte que la labor pedagógica es un compromiso de todos, escuela, sociedad, padres de familia,  una corresponsabilidad que debería aliviar la carga y aceptar sus límites como profesional y humano”.

El empeño de alcanzar una educación que responda a las necesidades  y expectativas de los niños, los jóvenes y sus familias requiere de una orientación escolar cada vez más fortalecida y reconocida, con mayores herramientas de trabajo e intervención, respaldada por los docentes y los directivos docentes de los colegios.

El fortalecimiento de la Orientación Escolar y de quienes la hacen posible es parte esencial de la transformación pedagógica y educativa en que estamos empeñados.
Le asiste toda la razón a la orientadora Tania Fino Celis,  cuando afirma en su artículo: ”La Orientación Escolar debe rebelarse contra el lugar que se le ha asignado desde la norma y desde la tradición. Debe dejar de ser un servicio para ser un derecho fundamental, esto quiere decir que todos los estudiantes, indistintamente de sus riesgos psicosociales y/o de aprendizaje, tienen derecho a ser acompañados en su escuela por un docente orientador. Debe transitar de una orientación instrumentalizada hacia una orientación escolar humanizante y emancipadora de la educación, porque solo en función del cambio tiene sentido orientar”.