La escuela, nuestro territorio para construir la paz

Pensar la educación

La Escuela por su naturaleza y objetivos ha sido considerada siempre como un territorio de paz. Sin embargo, no siempre ha sido así en nuestra turbulenta historia. Desde la llamada Guerra de las Escuelas, librada en 1876 entre católicos conservadores y liberales radicales partidarios de una educación laica, la violencia siempre ha estado presente en nuestros centros educativos. Unas veces sus salones han sido ocupados y utilizados por los señores de la guerra como campo de batalla, cientos de jóvenes han sido víctimas del reclutamiento forzado, más de mil maestros han sido asesinados por ejercer su liderazgo social o simplemente por pensar distinto.

Hoy la escuela esta obligada a recuperar sus espacios y sus entornos como territorios de paz y sumarse a la gran tarea de construir la paz, el gran anhelo de todos los colombianos. Un empeño cultural y educativo que no da espera. El saber y la práctica pedagógica acumulada por educadores e instituciones educativas deben ser puesto al servicio de este gran propósito nacional.

Como lo señala la Comisionada Lucía González, “hemos constatado que tantos años de guerra nos han habituado a las violencias, a los silencios, a los olvidos, y es hora no solo de encarar ese “modo guerra” en el que nos acostumbramos a vivir, sino también que ya es una urgencia resolverlo entre todos, si queremos ser una sociedad civilizada que crece en este hermoso país plural, en este bosque nativo donde la diversidad debe ser la gran riqueza, la gran fortaleza. Principios y modos de estar en sociedad que no se aprenden en una clase ni en una cátedra. Elementos que tienen que atravesar el espíritu formador de la educación, iluminar el camino de quien enseña y de quien aprende.

“¿De qué nos sirve avanzar en las Pruebas Saber si no somos capaces de vivir como seres humanos en sociedad? ¿De qué sirven las competencias en lectoescritura si no somos capaces de leer lo nuevo, lo distinto, lo que está ahí para enriquecernos o interpelarnos? ¿De qué sirven las competencias matemáticas si dividir es la operación que domina nuestro mundo social y aprendemos a restar más que a sumar? ¿No será que a este país le sirve más, justo por tantos años de guerra y dolor, por el trauma que está ahí y nos determina, medirnos por unas pruebas ser, que pongan en el centro al sujeto mismo y a este en relación con sus pares y con los que no lo son?” (Ver su artículo en esta edición)

La Comisión de la Verdad, luego de presentar al país su informe, ha convocado a todo el sistema educativo a Abrazar la Verdad, invitación que va más allá de la celebración de un acto en un día determinado. La invitación es a repensar nuestros currículos, los Proyectos Educativos Institucionales, a tener el valor de encarar nuestra historia de violencia y aprender de sus lecciones. Construir desde las aulas y la enseñanza cotidiana una nueva cultura de paz que nos permita vivir armónicamente juntos en medio de las diferencias.

Como parte del compromiso de Bogotá con la construcción y consolidación de la paz, la Secretaría de Educación desarrolla en la actualidad el Programa Integral de Educación Socioemocional, Ciudadana y Escuelas como Territorios de Paz, “el cual recoge valiosos antecedentes del orden internacional, nacional y distrital de los últimos 20 años.  El programa responde a lo planteado por el Plan de Desarrollo Distrital (PDD) 2020 – 2024: Un nuevo Contrato Social y Ambiental para el Siglo XXI, y pone a disposición recursos teóricos, conceptuales, pedagógicos y metodológicos con el objetivo de contribuir desde la educación al propósito de «inspirar confianza y legitimidad para vivir sin miedo y ser epicentro de cultura ciudadana, paz y reconciliación».

Para contribuir  a la construcción de una escuela como territorio de paz, presentamos en esta edición de Escuela y Pedagogía distintas reflexiones de maestros e investigadores del tema , quienes ofrecen variados puntos de vista y experiencias sobre el tema , pero coincidentes en señalar que la transformación pedagógica de la  educación pasa por la construcción de una cultura de paz, por la construcción de una nueva ciudadanía y por colocar a la escuela  y la educación en el primer lugar de la construcción de la paz que todos anhelamos.