El legado educativo y pedagógico de Abel Rodríguez

Pensar la educación

Al cumplirse un año de la dolorosa y siempre lamentada partida del maestro Abel, Escuela y Pedagogía rinde homenaje a su vida y obra consagrada a la educación. Con el concurso de personas que lo conocieron de cerca hemos procurado abordar múltiples y enriquecedoras facetas de su legado educativo y pedagógico

La diversidad y pluralidad política e ideología de nuestros invitados hablan muy bien del profundo sentido democrático que caracterizó a Abel Rodríguez, su aleccionadora capacidad para dialogar en medio de las diferencias en procura de encontrar acuerdos y propósitos comunes en favor de la educación pública y la defensa del derecho a la educación para nuestro niños y jóvenes, dos de sus grandes banderas de siempre.

Su vida como maestro, como líder sindical, constituyente, Gerente del Plan Decenal de Educación, viceministro de Educación, y en especial como Secretario de Educación de Bogotá son un testimonio aleccionador de entrega y consecuencia.  

Acogió las banderas de la rebeldía y la justicia social de la generación de los años 70 que sacudió al país en medio de grandes movilizaciones y consignas revolucionarias. Su reconocido papel como dirigente de los educadores lo inicio como directivo de la Asociación Distrital de Educadores (ADE) de la cual fue presidente. En 1982 fue elegido presidente de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode).

Es considerado el gran negociador del Estatuto Docente de 1979 que puso fin a una década de huelgas y agudos conflictos con los gobiernos de turno y que sin duda transformó positivamente la condición profesional y salarial de los educadores.

Abel Rodríguez fue gestor del Movimiento Pedagógico, considerado el más importante proyecto pedagógico y educativo surgido de los maestros, el cual tenía como propósito lograr que los educadores,  desde su trabajo cotidiano en las aulas, contribuyeran a transformar la calidad de la educación y realizar una profunda transformación de la enseñanza. Una invitación a los maestros a rescatar su dignidad, convertir su saber y su experiencia pedagógica en un gran instrumento de transformación social y educativa. A pensar no solo en sus intereses, sino también en los intereses de los niños y jóvenes. Para Abel Rodríguez no era suficiente con el logro de mejores salarios, era menester también contribuir a la transformación educativa del país, partiendo de la iniciativa y el profesionalismo de los maestros. Una verdadera revolución copernicana en la manera de entender y asumir las responsabilidades sociales y culturales de los educadores. Un movimiento orientado a cerrar las profundas brechas sociales y educativas que existen en Bogotá y el país. Un sueño inconcluso, aun por realizar.

Su gran proyecto como secretario de Educación de Lucho Garzón, al que llamó Bogotá una gran Escuela, fue tan elemental como transformador: hacer realidad lo que decía la Constitución y la Ley General de Educación. Así de simple, como lleno de grandeza, era su ideario educativo y su compromiso social.

Hemos incluido en esta edición de Escuela y Pedagogía un documento de gran importancia histórica, escrito por el maestro Abel Rodríguez con motivo del Congreso Pedagógico en 1987, titulado Obstáculos, hitos y compromisos de los maestros colombianos, el cual recoge el enorme papel e importancia que siempre le dio al Movimiento Pedagógico. Una mirada visionaria e histórica sobre los grandes problemas de la educación colombiana y el papel de los educadores. Escrito hace 34 años, tiene hoy plena actualidad.

El pensamiento educativo y pedagógico del profe Abel adquiere hoy renovada vigencia para enfrentar los nuevos desafíos de la educación tras los devastadores efectos que ha causado la pandemia en el conjunto de la sociedad. En las plurales reflexiones que entregamos en esta edición, los maestros de Bogotá y del país podrán encontrar las valiosas enseñanzas y derroteros que nos dejó Abel Rodríguez para desde las aulas y los colegios asumir la inaplazable tarea de lograr la trasformación pedagógica de la escuela y la enseñanza.

Al honrar la vida y obra del profesor Abel Rodríguez estamos también honrando a los maestros de Bogotá, que con su esfuerzo hacen posible la educación de la ciudad.