Lía Lian
Profesional Programa Niñas y Niños Educan a los Adultos.de la Secretaría de Educación de Bogotá
Carlos Solano
Profesional Programa Niñas y Niños Educan a los Adultos de la Secretaría de Educación de Bogotá
Brahyam Rozo
Profesional Programa Niñas y Niños Educan a los Adultos de la Secretaría de Educación de Bogotá

¡Un, dos, tres, a narrarnos otra vez!

Miradas a la educación

Inspiran esta crónica las niñas y niños de los colegios Ismael Perdomo, Sierra Morena Curva, Rogelio Salmona de la Localidad de Ciudad Bolívar y el Colegio Jaime Pardo Leal de la Localidad Antonio Nariño.

¡Leer para la Vida!

Después de un largo periodo que parecía interminable, donde la vida se hacía frágil y buscaba refugio en las casas habitadas sin habitar, inundadas por un silencio casi casi ensordecedor, poco a poco empezamos a salir de nuestras trincheras mirando con sospecha cada paso caminado; el mundo empezó a prepararse para vivir la vida nuevamente, levantándose con el anhelo de recibir un día distinto al anterior. Dos años después, volvió la posibilidad de recorrer la ciudad y con ella, una propuesta que Bogotá nos presentó para pasear por los universos expresados en letras, grafías, historias y garabatos, que existen solamente hasta que nos adentramos en ellos.

Se sentía todavía la sombra del silencio, como esperando el sonido de la alegría, el que solo tienen las voces de quienes conciben la vida llena de colores, risa y desparpajo. Niñas y niños de diferentes lugares de Bogotá irrumpieron en aquel espacio multitudinario, corriendo al lado de un montón de transeúntes que pasaban por los estantes como mirando sin mirar, siguiendo caminos sin rumbo. Estas pequeñas risas, susurros vivos, al entrar, inundaron de sentido un lugar curioso, lleno de sonidos y dibujos tal vez cercanos para quienes habitamos Bogotá, construido como en claro oscuro, con tubos de luz y relatos contados por voces desconocidas, dispuesto para que las personas se encontraran de nuevo consigo mismas y con los otros. Pabellón le llaman, como un espacio minúsculo de algo más grande; en él, la vida hecha de historias extraordinarias, escritas y leídas por niñas y niños, se compartió con quienes pasaron por allí, para dejarles un poco de su esencia en forma de letras.

Al entrar al pabellón Leer para la vida, de la Alcaldía Mayor en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO), pasamos por un pasillo curvo con dibujos que representaban la biodiversidad Bogotana y frases de campesinos bogotanos. El techo estaba cubierto con telas blancas y estampadas con los mismos dibujos de las paredes. Conforme recorríamos el pasillo, la luz disminuía y nos enfrentábamos al aparataje y ruido de la grabación de un programa de televisión. Las niñas y niños, a quienes acompañábamos, estaban sorprendidos, en sus rostros se podía ver una mirada de asombro y felicidad al entrar a este espacio.  

A nuestro lado, vimos unos nichos de luz que iluminaban tenuemente una gran mesa azul con forma de remolinos; había unas estructuras en madera rematadas por conos luminosos marcados con dibujos y frases en donde la gente metía la cabeza y escuchaba algunas historias; también habían unas estructuras irregulares, parecidas a bloques de tetris, con libros infantiles y un tablero, y cerca de la salida, un taller de encuadernación de libros que ofrecía talleres de tres horas y al final, una librería. Sabíamos que estábamos entrando a un espacio distinto, pero ¿era un espacio propicio para la lectura de cuentos escritos por niños y niñas? Nos sentíamos un poco confundidos por la iluminación y acelerados ante el afán de organizar el espacio que necesitaban los niños y niñas para educar a los adultos.

Y sí... el tiempo de los adultos, porque las niñas y niños estaban fascinados. En sus rostros se podía ver la alegría que produce la sorpresa y la expectativa por leer en la Feria del Libro de Bogotá los cuentos escritos por sus mentes radiantes y las actividades que crearon para promover la lectura a través del juego.

A los pocos segundos de ingresar al pabellón, fuimos abordados por una mujer que coordinaba las actividades allí dispuestas. Ante su saludo, un compañero respondió:

Nosotros somos parte del equipo del Programa Niñas y Niños Educan a los Adultos de la Secretaría de Educación del Distrito. Nos invitaron a participar en el pabellón con una actividad y venimos a acompañar a las niñas y niños de los colegios oficiales Ismael Perdomo, Sierra Morena Curva, Rogelio Salmona de la Localidad de Ciudad Bolívar y el Colegio Jaime Pardo Leal de la Localidad Antonio Nariño.  Ellos y ellas van a liderar el taller y a proponernos algunas actividades.

La señora contestó:

— Claro. Bienvenidos al Pabellón, una actividad para los niños. Qué bonito y ¿quiénes van a realizar el taller?

El compañero le respondió:

— Las niñas y los niños escribieron unos cuentos y prepararon unas actividades que quieren realizar...

La señora no entendía y seguía preguntando repetidamente ¿quiénes van a realizar el taller?

Ante nuestra persistencia, la mujer nos miró e incrédula ante el liderazgo de las niñas y niños nos guio para ubicarnos en el espacio. 

Se ubicaron sobre la mesa azul en forma de remolinos y en unas cuantas estructuras más, disponiendo allí sus cuentos, carteleras con crucigramas y sopas de letras, marcadores, esferos y hojas, convocando a toda persona que pasaba en frente invitándoles a escuchar sus historias.

Cada vez se acercaban más y más personas que habitaban ese pabellón, y este se hacía cada vez menos minúsculo. Las historias se hicieron nubes, monstruos, súper héroes y vientos que volaron por todo el lugar. Las niñas y los niños jugaron con las palabras que escondían detrás de los acertijos, salidos como un conejo de un sombrero, algo mágico. Pasaron las horas y la felicidad ocupó todo el lugar, el silenció desapareció y apareció la vida.

Entendimos que leer para la vida era eso que había sucedido allí cuando una señora se acercó y nos dijo:

 Este lugar estaba muy vacío antes, pero con lo que hicieron las niñas y los niños se llenó de personas, hasta hoy no había estado tan lleno. Muy lindo todo, ¡felicitaciones! rematando con un abrazo.

Haga clic aquí y conozca las siete historias contadas por niñas y niños que se convirtieron en súper ideas.