Juan Sebastián Contreras Bello
Jefe de la Oficina Asesora de Planeación. Coordinador de la Política Publica Distrital de Educación (2022-2038). Secretaría de Educación del Distrito.

Política Publica Distrital de Educación: una apuesta por la transformación del sistema educativo

Miradas a la educación

En 2022 la Secretaría de Educación del Distrito (SED) publicó el libro La mejor lección: el coraje de enseñar en pandemia, un compendio de historias sobre los periplos de estudiantes, padres de familia, docentes, administrativos y funcionarios para mantener el proceso educativo a flote en una de las peores circunstancias que ha enfrentado la humanidad. El libro no tiene desperdicio. Cada una de las historias es una muestra del poder transformador de la educación en la sociedad y un registro del impacto de esta labor en la individualidad de sus protagonistas. Al mismo tiempo, estas historias son el reflejo de una sociedad en que las circunstancias políticas, sociales y económicas nos dividen, la educación es un punto de encuentro. El libro es un testimonio de que educar es un acto de amor.

No obstante, la educación, como cualquier acto de amor, necesita cultivarse en el largo plazo. Por eso, desde el inicio de la administración la SED se propuso reflexionar sobre le futuro de la ciudad en materia de educación. En 2020 lanzamos la Misión de Educadores y sabiduría ciudadana, conformada por 60 sabedores, entre docentes del Distrito y otros expertos educación, la cual recogió la voz de un millón de ciudadanos que expresaron su visión sobre la educación proyectada a 2038, año en el que coincidentemente Bogotá cumple 500 años y los niños y niñas que nacieron en el 2020 alcanzarán su mayoría de edad. En 2021 la Misión entregó recomendaciones de política pública para alcanzar esa visión y en 2022 el Distrito, a partir de estas recomendaciones, aprobó la Política Pública Distrital de Educación (2022-2038). Por extraño que pueda parecer, un documento de política pública es también una forma de fortalecer el acto de amor que es la educación, pues es el instrumento para institucionalizarla como un proyecto de ciudad a largo plazo.

En Bogotá las políticas públicas se discuten en el marco del Consejo Distrital de Política Económica y Social - Conpes D.C., una instancia en la que tiene asiento la Alcaldesa y los secretarios de despacho . Las políticas públicas adoptadas en el Conpes D.C. se estructuran a partir de un documento de formulación o, como usualmente se le denomina, un documento CONPES y un plan de acción. El documento Conpes, a pesar de seguir una metodología definida y algo rígida, es un espacio para proponer la intención de la política y plantear la visión de largo plazo. El plan de acción, por su parte, es un compendio de productos, organizados a partir de los objetivos específicos de la política, que son el mecanismo para materializar la apuesta que el documento CONPES plantea.                                                                         

Para definir la intención de la política, el documento Conpes intentan responder una pregunta fundamental: ¿por qué una política pública de educación? Para responder, partimos de la observación de que la educación ha tenido dos funciones para el desarrollo de la humanidad. De un lado, ha sido la forma como se transmite el conocimiento, las prácticas y los valores familiares y sociales a través de las generaciones. Por otro lado, la educación se ha configurado como el vehículo para transformar la cultura, para mejorar y perfeccionar los contextos individuales y colectivos. 

Esos dos efectos se derivan del ejercicio de construcción de identidad por el que pasa todo ser humano. Según Erik Erikson (1968) y (1977) el mayor obstáculo que debe enfrentar el desarrollo de los adolescentes es el establecimiento de una identidad, que supone saber quién es uno, hacia dónde se dirige en la vida y en qué forma encaja en la sociedad. Ese proceso está marcado por la interacción con el otro, que usualmente lleva a un ejercicio de reflexión y observación simultáneas. El individuo se juzga a sí mismo a partir de lo que percibe de la manera como los otros lo juzgan. El colegio es un ambiente para la construcción de ese relato propio, alimentándolo con información, con conocimientos, con referencia a la historia y a modelos de vida extraídos de la herencia universal. 

Que las sociedades protejan y promuevan este ejercicio de formación de identidad es fundamental para el desarrollo humano. De acuerdo con Sen (2020), el desarrollo humano amplía las libertades de las personas. Estas libertades son entendidas como el logro de mejores y mayores oportunidades para que las mismas personas, como individuos y como colectivos, sean capaces de definirlas, elegirlas y lograrlas. Pero, además, dadas las relaciones existentes entre los diferentes tipos de libertades políticas, sociales, económicas, culturales, son también el principal instrumento para el desarrollo humano pleno. En la medida en la que las personas se reconozcan en medio de su individualidad y que las sociedades permitan su expresión a través de las libertades, se garantiza el desarrollo humano.

Por lo anterior, desde el preámbulo de la declaración universal de los derechos humanos se acuerda que mediante la enseñanza y la educación "se promueva el respeto a estos derechos y libertades” (ONU, 1948). Ese acuerdo universal se concreta en el país con el acuerdo constitucional que declara que “La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social.” Por lo tanto, la educación es una responsabilidad del Estado, la sociedad y la familia, para permitir que todas las personas tengan un acceso y disfrute del “conocimiento, la técnica y los demás bienes y valores de la cultura” (art.67). 

Entendiendo el valor de la educación para la sociedad y la necesidad de garantizarlo como derechos, el documento Conpes propone una visión del sistema educativo, con la esperanza de que el trabajo colectivo por un objetivo común plantee trasformaciones de largo plazo. Puede haber muy buenas normas, financiación y orientaciones generales desde los niveles de dirección del Estado, pero si no son incorporadas en la cotidianidad de las relaciones de las comunidades escolares no sirven de mucho. De acuerdo con Duflo, Hanna & Ryan (2012), el compromiso de las comunidades y los maestros con un alto sentido profesional pueden superar muchas restricciones físicas e infraestructura bajo las cuales desarrollan su función aportando al nivel de la calidad educativa. Esta visión se plantea alrededor de los siguientes derroteros:

— La educación como asunto intersectorial. Desde el punto de vista de derechos y libertades, la educación es constitutiva del bienestar, pero también es una libertad instrumental que apoya en el desarrollo de otras libertades como el desarrollo de la tecnología y de la ciencia; el adecuado aporte al control social y participación democrática en el ejercicio de los derechos políticos; la preparación de los padres para lograr el cuidado de salud y nutrición de los niños como estrategia de justicia por medio del ejercicio de las libertades (Sen, 2009). Por ejemplo, tener 11 grados de educación en Colombia aumenta la probabilidad de no ser pobre en un 87%. Un mayor nivel educativo de las madres reduce las muertes infantiles prevenibles; un año de escolarización de las madres disminuye en 14% la tasa de mortalidad por neumonía.

— Más allá de las aulas. Si bien el centro de una transformación educativa de la ciudad pasa por la transformación de los colegios, el fenómeno educativo en la actualidad no está restringido a la escuela. Hoy es indispensable reconocer el papel trascendental de las fuentes de información extraescolares, así como de los escenarios familiares, comunitarios y urbanos en los cuales niñas, niños, adolescentes y jóvenes se encuentran en actividades de muy diversa naturaleza.

— El aprendizaje y el conocimiento. La educación tradicional sigue reflejándose de manera persistente en la concepción del conocimiento y en la visión restringida del aprendizaje, que se hacen presentes tanto en el currículo, como en la evaluación y la organización escolar. La formación integral consiste en ofrecer a los jóvenes la oportunidad de comprender el mundo que los rodea y explorar las relaciones que existen entre su situación personal y las circunstancias en las cuales se desenvuelve su vida presente y futura (Heidegger, 1927). Este ideal de integridad no es independiente de la manera como los seres humanos se relacionan con el conocimiento y con la pasión que despierta el deseo de saber, explorar o actuar sobre la realidad. El fundamental avanzar en la transformación de las prácticas pedagógicas y estos cambios deben surgir en los colegios con concertaciones con las comunidades educativas y lideradas por los grupos de trabajo interdisciplinar de maestros

— Cerrar el círculo. Aumentar paulatinamente el acceso a la educación inicial y preescolar tiene prioridad para una sociedad que quiere construirse con educación universal de calidad y superar las brechas sociales. Expandir el acceso a la educación inicial en Bogotá debe hacerse paulatinamente, y en conjunto con la educación media, ya que son los únicos niveles donde la tasa bruta de cobertura, que mide la disponibilidad de la oferta, es inferior a 100% (74% en preescolar y 88,7% en la media). Además, para el preescolar se requiere avanzar en la transformación pedagógica especializada de los docentes, para que se formen en el cuidado que requiere la niñez de 3 a 6 años (SED, 2022).

— Los maestros y maestras. Para lograr la transformación pedagógica, el factor más importante son los docentes. Docentes que faciliten el aprendizaje y sean mentores que acompañen el desarrollo de sus estudiantes. Se trata fundamentalmente de transformar la escuela, su organización y sus prácticas, teniendo en cuenta el desarrollo de las disciplinas relacionadas con la pedagogía, así como las transformaciones sociales que afectan los procesos formativos de cada estudiante.

Partiendo de las anteriores concepciones, la Política Pública Distrital de Educación se plantea como objetivo “Garantizar el cierre de brechas en las trayectorias educativas y la formación permanente a lo largo de la vida de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores de Bogotá D.C., construyendo las condiciones para materializar plenamente su derecho a la educación integral, que comprende la disponibilidad, acceso, calidad y permanencia en el nivel acordado por la Constitución Política de Colombia (…)” (Conpes, 2022). Este objetivo se desarrolla a través de un plan de acción que contiene 29 resultados y 134 productos que, a su vez, se estiman en una inversión de $44,8 billones. Este plan de acción busca el desarrollo de los siguientes objetivos específicos:

1.    Acceso y permanencia para todos y todas desde la educación inicial hasta la educación media: 

2.    Oferta de educación inicial articulada y de alta calidad: Aumentar la cobertura y la calidad de la oferta de educación inicial en el marco de la Atención Integral a la Primera Infancia en los colegios y jardines infantiles públicos y privados de Bogotá, de forma articulada y hasta su universalización desde los tres años de edad.

3.    Acceso, permanencia y pertinencia en la educación posmedia: Fomentar el acceso a la educación posmedia de forma equitativa, inclusiva y de calidad, ampliando las oportunidades para el aprendizaje y el desarrollo integral mediante una oferta flexible y pertinente que responda al contexto local, regional y nacional. (La educación posmedia incluye la formación en educación superior, la cualificación en programas de educación para el trabajo y el desarrollo humano y la educación informal asociada a la certificación de habilidades y competencias)

4.    Integralidad en la formación: Fortalecer la formación integral de niñas, niños, adolescentes y jóvenes para asegurar su trayectoria educativa y el desarrollo de capacidades ciudadanas, socioemocionales y competencias básicas y del siglo XXI para la realización de sus proyectos de vida y la transformación de sus realidades de contexto.

5.    Educación media pertinente y significativa que responda a las necesidades y aspiraciones de los jóvenes y su contexto: Ofrecer a las y los adolescentes y jóvenes una educación media que promueva oportunidades de inclusión social, productiva y de acceso a la educación posmedia vinculando sus intereses, necesidades y expectativas, así como las del contexto de ciudad.

6.    Formación y carrera docente: Mejorar las condiciones de desarrollo profesional y reconocimiento de docentes y directivos docentes de Bogotá, para posibilitar el fomento continuo de sus capacidades, competencias y talentos, en el marco de las necesidades y retos de la escuela del siglo XXI.

7.    Organización institucional del sector educativo para la transformación pedagógica: Transformar el ciclo de la política educativa  mediante la reorganización institucional, el fortalecimiento de la gestión en los tres niveles organizacionales de la SED y el fortalecimiento institucional de los colegios privados para garantizar el flujo articulado de procesos que faciliten las  transformaciones pedagógicas, que aporten al mejoramiento de los resultados de aprendizaje, al logro de trayectorias completas, ubiquen al colegio en el centro de la política educativa y permita el cierre de brechas .
8.    Investigación e innovación educativa: Potenciar la generación de nuevo conocimiento e innovación educativa que propicie procesos de uso, apropiación social del conocimiento, consolidación y transferencia que aporten al mejoramiento continuo de los procesos de calidad en educación y a la vocación científica de todos los actores del ecosistema CT+I del sector educativo de la ciudad y su región.

Hemos vivido momentos difíciles. El 16 de marzo de 2020 nuestras vidas cambiaron cuando, como ciudad, tuvimos que enfrentar una de las pandemias más grandes de la historia reciente de la humanidad. Lo que vivió el sistema educativo durante dos años en los que tuvimos que adaptarnos a la nueva realidad para continuar garantizando el derecho a la educación, nos ha llevado también analizar, criticar y discutir los retos que enfrenta el sector y la manera en la que los estamos abordando. La Política Pública Distrital de Educación es resultado de esa reflexión y, como hoja de ruta, propone que la educación sea el centro del esfuerzo colectivo para tener una Bogotá que cierre las brechas y garantice oportunidades para todos y todas. De esta manera, la Bogotá que se planteó la construcción de un nuevo contrato social pone a la educación en primer lugar.