María del Carmen Murcia
Licenciada en Educación Primaria - Rectora del colegio Gerardo Paredes de la localidad de Suba

Pensando en el regreso

Miradas a la educación

Pensar en el regreso de los niños y las niñas a las escuelas públicas pasa por evidenciar, primero, que la pandemia COVID 19 puso de manifiesto lo que los maestros veníamos denunciando hace tiempo: la falta de recursos para la educación y la inequidad social, específicamente en términos de conectividad y uso de dispositivos tecnológicos. En segundo lugar, este tiempo, después de superar el temor, ha sido asumido por los directivos y maestros con generosidad, solidaridad y compromiso, a través de la acción de pedagogiar, en el marco de la estrategia que propuso la SED (Secretaria de Educación Distrital): “Aprender en casa”,  donde mediados por las tecnologías se resalta la iniciativa, innovación y recursividad de los maestros para no dejar perder a los estudiantes del sistema educativo y garantizar su derecho a la educación, poniendo en juego toda su experiencia, imaginación creativa y saber pedagógico. De esta manera se resignificó el trabajo desde lo propio y lo apropiado para este momento.

Después de transcurridos nueve meses estamos en la etapa de pensar: ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿por qué?, los estudiantes deben volver a encontrarse con sus maestros en el espacio llamado escuela, no solo como lugar físico sino afectivo, interactivo y protector para los más vulnerables. Es allí donde, además de aprender, reciben alimento, afecto, seguridad y, ante todo, alegría de compartir espacio y tiempo con sus amigos y compañeros (tal vez esto es lo más importante para los estudiantes y sus padres).

El comprender  la escuela como espacio de encuentro significa que el regreso no debe ser por decreto sino por convicción y por un acuerdo de las comunidades mediante un pacto donde gobierno, maestros y comunidades se comprometan a mejorar las condiciones que en este momento tienen los estudiantes y las instituciones educativas. En este sentido, cobra fuerza la propuesta de un pacto educativo, tal como lo expresa el papa Francisco “la educación es, sobre todo, una cuestión de amor y responsabilidad que se trasmite de generación en generación. Se propone como el antídoto natural a la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y a la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades del pensamiento y de imaginación, de escucha de dialogo y de comprensión mutua. Hoy la educación necesita una etapa renovada de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad”.

Volver a clases es un reto que enfrenta el Estado y la sociedad. Lograrlo requiere el compromiso del gobierno para garantizar la bioseguridad, la apropiación de recursos financieros y humanos y la voluntad de comprender lo que pasa en las escuelas y los colegios en un ejercicio dialógico con los directivos y maestros.

Lo anterior significa la necesidad de volver a las escuelas para no profundizar la desigualdad, que ya es muy grande. La magnitud de la brecha existente con el acceso a internet, los recursos educativos, la higiene y el agua potable, debe reducirse en cuanto se atienda estas necesidades, a la hora de regresar. Volver a clases es un reto que enfrenta el Estado y la sociedad. Lograrlo requiere el compromiso del gobierno para garantizar la bioseguridad, la apropiación de recursos financieros y humanos y la voluntad de comprender lo que pasa en las escuelas y los colegios en un ejercicio dialógico con los directivos y maestros.

Es por esto que actualmente estamos pensando desde nuestro rol de directivos y maestros y desde la reflexión pedagógica, ¿cómo será la organización de la escuela?, para ello es fundamental tener en cuenta lo aprendido y desaprendido, los ajustes curriculares y las estrategias y practicas pedagógicas, didácticas, tecnológicas y evaluativas que se están trabajando para fortalecer lo acertado y resolver lo equivocado.

Nos ocupa atender los niños en una perspectiva de desarrollo y procesos que deben continuar de acuerdo con sus necesidades e intereses y sobre todo desde la realidad que vivimos con relación a las condiciones familiares y del entorno; el  talento humano, la infraestructura, entre otros.

En este sentido, es importante trazar un recorrido con lo ocurrido este año 2020, evaluar la experiencia con la comunidad educativa, porque sin comunidad no hay pedagogía, el pensar en colectivo, “potencia” ayuda a organizar, planear buscar los mejores caminos; crear conciencia de ¿Qué?, ¿Cómo? y ¿para qué?, hacemos desde la pedagogía; pero además como innovamos, como nos inventamos desde la imaginación y la creatividad, ya que así podemos visibilizar las posibilidades reales para el accionar de nuestro trabajo.

Los estudiantes deben volver a encontrarse con sus maestros en el espacio llamado escuela, no solo como lugar físico sino afectivo, interactivo y protector para los más vulnerables. Es allí donde, además de aprender, reciben alimento, afecto, seguridad y, ante todo, alegría de compartir espacio y tiempo con sus amigos y compañeros

Por otra parte, es importante resaltar que volver significa ganancia para recuperar la motivación de los estudiantes por sus procesos de aprendizaje. Por su naturaleza, el aprendizaje es social y, por más que algunos avancen de forma individual, la interacción es fundamental y determinante entre pares y con sus maestros, quienes profundizaremos en el aspecto emocional para que los niños, niñas y jóvenes puedan tener contacto directo con sus amigos y vuelvan a jugar, conversar y hasta tener conflictos juntos.

Finalmente, la invitación es a que una vez los gobiernos cumplan con las adecuaciones en la infraestructura y garanticen las medidas de bioseguridad, volvamos con optimismo y soñando una mejor calidad educativa y de vida;  porque estamos comprometidos con las comunidades y la educación de sus hijos y porque, como dice el Papa Francisco, seremos testimonio de trabajo y promotores de los valores, del cuidado, la paz, la justicia, la bondad, la belleza, la acogida del otro y la fraternidad.