Laura Santamaría Holguín
Profesional del Plan de Fortalecimiento de la Lectoescritura Dirección de Ciencias, Tecnologías y Medios Educativos de la SED.
Cindy Cristina Bolívar Castañeda
Profesional del Plan de Fortalecimiento de la Lectoescritura Dirección de Ciencias, Tecnologías y Medios Educativos de la SED.
Tatik Carrión Ramos
Profesional  del Plan de Fortalecimiento de la Lectoescritura Dirección de Ciencias, Tecnologías y Medios Educativos de la SED.

Materiales educativos como medio para la recuperación de aprendizajes fundamentales

Miradas a la educación

Pérdida de aprendizajes: origen y retos

La pérdida de aprendizajes es un fenómeno que puede darse como consecuencia de situaciones coyunturales: los conflictos bélicos, los eventos climáticos o naturales o como lo vivimos hace unos años, el desencadenamiento de una pandemia como la del COVID-19. Asimismo, puede presentarse por arraigos culturales que impiden el acceso de los niños, niñas, jóvenes y adultos (NNJA) a escenarios oportunos para la construcción del conocimiento. Al respecto se puede citar lo que ocurre en comunidades islámicas radicales en las que se prohíbe el acceso de las mujeres a los procesos educativos formales.

La pérdida de aprendizajes no es un fenómeno nuevo; sin embargo, se puede señalar que el contexto de la pandemia lo complejizó radicalmente, en primer lugar, porque esta afectó a todas las personas a nivel global, hecho que no tiene precedentes en la historia y que ha prendido las alarmas de la Escuela en todo el mundo. Unesco, Unicef y El Banco Mundial señalan que:

La interrupción de la educación a nivel global ocasionada por la pandemia del COVID-19 no tiene paralelo alguno y sus efectos sobre el aprendizaje han sido severos. La crisis detuvo abruptamente los sistemas educativos en todo el mundo y los cierres de escuelas afectaron a más de 1,600 millones de alumnos. (UNESCO, UNICEF y El Banco Mundial, 2021).

En segundo lugar, porque si bien la afectación fue global, la magnitud de sus daños fue diferente para las personas, con relación a su condición económica, social, étnica, etaria, de género o de desarrollo físico o intelectual. Por ejemplo, los informes presentados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre el año 2021 y el 2022 muestran que las personas que ya se encontraban enfrentando dificultades o barreras importantes para acceder y permanecer en la escuela, sumaron nuevas situaciones de vulnerabilidad que pusieron en riesgo su acceso y permanencia en ella.

El nivel del daño ocasionado por el covid-19 también fue diferente para las comunidades del mundo, de acuerdo con  las decisiones políticas que tomaron sus gobernantes. Para ilustrar este hecho, se puede señalar que la decisión tomada por algunos países latinoamericanos y del Caribe de mantener cerradas las escuelas por largo tiempo, impactó de forma negativa los procesos educativos de sus comunidades. Concretamente, el BID encontró que la pérdida de aprendizajes es muy grave en este contexto como consecuencia de los cierres extendidos de las escuelas, según su publicación ¿Cómo reconstruir la educación postpandemia? Soluciones para cumplir con la promesa de un mejor futuro para la juventud:

Se prevé que cuatro de cada cinco alumnos de sexto grado en América Latina y el Caribe (ALC) no alcancen el nivel mínimo de comprensión lectora (...). Si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, esto representa un agravamiento sustancial. Esta nueva y alarmante estimación también sugiere que luego de dos años de cierre de escuelas en la región a causa de la Covid-19, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años. (Banco Mundial, Unicef y UNESCO, 2022).

Este panorama resulta bastante problemático, sobre todo si se considera que la Región ya contaba con grandes retos de cara al desarrollo de los aprendizajes mínimos antes de la Pandemia. Enfrentar este rezago supone una reflexión rigurosa acerca de aquello que deben aprender los estudiantes para lograr trayectorias exitosas y para establecer proyectos de vida que en el corto y largo plazo, contribuyan a su desarrollo personal y el de sus comunidades.

Es importante identificar las mejoras que debe adelantar la Escuela para lograr este objetivo. Las investigaciones hechas por diferentes agencias a nivel global, como la Cepal y la Unesco (2020), mencionan que algunas de las situaciones que se desvelaron a partir del confinamiento y del paso obligado a una educación puramente virtual fueron: las desigualdades para el acceso a los medios tecnológicos tanto de los docentes como de los estudiantes; la incipiente formación docente para formular procesos didácticos efectivos por medio de los canales digitales o de las telecomunicaciones; y la insuficiente o precaria participación de las familias en los procesos formativos a distancia. Estas situaciones se sumaron a viejos retos relacionados con la cualificación docente, el acceso a materiales y recursos didácticos, al desarrollo de prácticas pertinentes que promuevan el aprendizaje de todos y todas,  y al fortalecimiento de la relación familia-escuela.

Todo lo anterior, ha empujado a la escuela y a sus diferentes actores a replantearse curricularmente en torno a los aprendizajes necesarios y fundamentales, entendiéndose estos últimos como aquellos que posibilitan la construcción de nuevos y más complejos aprendizajes y que superan la antigua perspectiva asociada a la cobertura de contenidos. 

¿Qué ha hecho la Escuela para recuperar los aprendizajes?

Con la apertura de las escuelas se han adelantado diferentes acciones para mitigar los estragos que dejó la pandemia en la educación de miles de estudiantes. Garantizar las condiciones sanitarias para evitar la propagación del COVID-19, extender las jornadas de clase y promover procesos de educación con modelos híbridos entre presencialidad y virtualidad para disminuir la deserción de los estudiantes con mayor riesgo, son sólo algunas de las acciones estratégicas que la escuela ha implementado.

Los expertos señalan que algunas de las acciones que se deben adelantar para encarar esta situación, hoy día, son:

Realizar ajustes curriculares a partir de la priorización de los aprendizajes;

Priorizar los recursos y las estrategias para los estudiantes más pequeños y para aquellos que presentan necesidades educativas específicas;

Detectar tempranamente a los estudiantes con dificultades de aprendizaje;

Vincular un enfoque sistemático y basado en la evidencia; y

— Garantizar entornos seguros y enriquecedores para fomentar la ciudadanía global.

En este mismo sentido, las investigaciones señalan que las habilidades lectoras y el desarrollo del pensamiento matemático son los aprendizajes en los que se debe centrar la escuela, sobre todo en los primeros años para lograr la nivelación y aceleración de aprendizajes. (BID, 2022). 

Los materiales educativos y sus aportes de cara a la recuperación de los aprendizajes

Una forma de concretar estas apuestas es a partir del diseño e implementación de materiales educativos. Estos han sido elementos esenciales para el desarrollo de procesos educativos desde antaño, su función mediadora para la consolidación del aprendizaje ha sido reconocida en el campo escolar por personajes como María Montessori y Adolfo Ferriere, quienes visibilizaron la relación que existe entre el aprendizaje y el material. 

Los aprendizajes se entienden, desde esta perspectiva, como el resultado de la propuesta didáctica formulada en el material: la ruta de enseñanza, la definición de los aprendizajes y competencias, las estrategias para el alcance de los objetivos y las herramientas de seguimiento que ofrecen a docentes y estudiantes, el panorama conceptual y metodológico para la consolidación y recuperación de los aprendizajes.. 

Materiales educativos que derriban barreras

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4): Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos, es un compromiso insoslayable para la escuela y los docentes en la actualidad; sin embargo, la realidad de contextos Latinoamericanos y del Caribe presenta todo tipo de retos al respecto, sobre todo si se consideran los hechos más recientes relacionados con la pérdida de aprendizajes, producto de la pandemia.

Como se mencionó en el primer apartado, la pérdida de aprendizajes es un fenómeno global; sin embargo, la magnitud en la pérdida de estos varió sustancialmente con relación a condiciones de género, étnicas, sociales, entre otras. Por ejemplo, la puesta en juego de constructos culturales relacionados con los roles de género y las condiciones precarias de muchos de los hogares fueron factores determinantes durante la pandemia para que la pérdida de aprendizajes se incrementara para las niñas, las comunidades étnicas minoritarias, así como para los NNJA de sectores pobres. De este mismo modo, las comunidades en condición de discapacidad y en general los NNJA con necesidades educativas específicas se alejaron aún más de los aprendizajes esperados (Acevedo, 2021, como se citó en BID, 2022). Lo dicho visibiliza la importancia de tratar la pérdida de aprendizajes en clave de inclusión y de enfoque diferencial.

Los materiales educativos, particularmente su diseño, tienen un enorme potencial  para la disminución de los factores que promueven la desigualdad en el acceso a la educación de grupos minoritarios e históricamente ignorados o segregados.

Vale la pena señalar que a la hora de construir y/o adaptar materiales educativos se debe reconocer, en primer lugar, que a la escuela llegan NNJA con características, habilidades, necesidades e intereses particulares y que esto es parte de lo humano. En segundo lugar, que los materiales deben construirse con un lenguaje que no instaure ni perpetúe estereotipos, imaginarios, prejuicios o alguna forma de discriminación, esto incluye el aspecto gráfico, el uso de ejemplos, entre otros. En tercer lugar, supone el reconocimiento de las características de los beneficiarios del material, para identificar marcadores de desarrollo humano (desarrollo físico, socio afectivo y cognitivo) que de forma integral, se articulen para generar rutas oportunas que promuevan el aprendizaje. Finalmente, implica el reconocimiento de la historia de vida de los beneficiarios, de sus avatares y contingencias para diseñar rutas que no sólo respondan a sus marcadores de desarrollo sino a lo particular de su historia, por ejemplo, haber vivido el desplazamiento forzado, haber estado vinculado a grupos armados, haber abandonado la escuela a una edad temprana o estar en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes. 

Dentro de los múltiples propósitos que cumplen los materiales pedagógicos se encuentra el de garantizar derecho de la educación, brindando contenidos identificados según los niveles de estudio y sus áreas del saber, al tiempo que, permite el disfrute y la comprensión de cada aprendizaje, lo que se conoce como "procesos meta-cognitivos", acompañados por supuesto, por la lúdica, elemento mediador de los aprendizajes.

Para las instituciones educativas, contar con materiales educativos de calidad es, en definitiva, un detonante para el alcance de las metas de aprendizaje y  el cierre de brechas de la comunidad educativa, una inversión en conocimiento, un plus para que  estudiantes y docentes renueven prácticas y disfruten la vida escolar y laboral, y por último, una forma de comunicación y de aporte al mundo. Es de vital importancia,  que lleguen a lugares insospechados e inhóspitos para que sean usados por comunidades históricamente marginadas.

La apuesta pedagógica de A, E, I, Aprendo a leer y escribir: Plan de Fortalecimiento de la Lectoescritura (PFLE)

Además de incluir una perspectiva inclusiva, basada en el enfoque diferencial a la hora de diseñar materiales educativos, es esencial que estos se desarrollen sobre la base de evidencias científicas, esto quiere decir, sustentados en los resultados que han arrojado las investigaciones en torno a las rutas óptimas para la consolidación del aprendizaje. Esta perspectiva es más que relevante sobre todo si hablamos de recuperación y aceleración de los aprendizajes. Lo que se ha presentado hasta ahora, visibiliza la urgencia de que los NNJ superen las brechas que dejó la pandemia; así que no es tiempo de realizar intervenciones pedagógicas que partan de supuestos no comprobados acerca del aprendizaje, esto sería irresponsable e implicaría un alto costo en el desarrollo integral y en la vida de los miles de estudiantes que se han visto afectados. Ahora ¿cómo se relaciona el factor tiempo y la recuperación y aceleración de los aprendizajes? Las investigaciones adelantadas por Jiménez (2019) aluden que la escuela se ha centrado por mucho tiempo en apuesta educativas que parecen estar dirigidas al fracaso, en primer lugar, porque no identifican por medio de la evaluación el estado real del aprendizaje de sus estudiantes y, en segundo lugar, porque diseñan procesos de aprendizaje que no consideran la ruta que tiene el cerebro para aprender, lo mismo ha concluido el investigador y neurocientífico Stanisla Dehaene cuando dice:  

La evaluación periódica de las competencias es indispensable para que el maestro pueda ajustar su enseñanza. La investigación en psicología experimental ya demostró que el niño es el primero en beneficiarse con estas evaluaciones: progresa dándose cuenta, por sí solo, de qué es lo que no sabe y qué le resulta difícil.(p.94. 2015).

En este sentido, la evaluación de los aprendizajes básicos, entre los cuales se encuentran los propuestos por la ciencia de la lectura y la neuroeducación como precursores del desarrollo de la lectura y la escritura, es determinante para hacer frente a los dos factores de riesgo de fracaso identificados por Jiménez en las apuestas educativas.

En primer lugar, el diseño de procesos de aprendizaje que reconozcan y apropien los resultados de las investigaciones respecto al desarrollo de habilidades precursoras de la lectura y la escritura como: la conciencia fonémica, el principio alfabético, la fluidez, el vocabulario, la comprensión; y las habilidades de nivel inferior y superior de la escritura. Y en segundo lugar, la incorporación de la evaluación de estas habilidades en los primeros grados escolares, para conocer el estado real de consolidación de las mismas en los estudiantes y orientar la intervención pedagógica a la medida de las necesidades de ellos.

Estos elementos, articulados orgánicamente, configuran un engranaje en el que los materiales pedagógicos, adaptados al desarrollo de las habilidades reconocidas por la ciencia, orientan de manera explícita la construcción y la recuperación de los aprendizajes. De esta manera se define qué aprendizajes y cómo están consolidados en los estudiantes, cuál es la ruta de intervención para garantizarlos y con qué recursos o materiales se llevará a cabo la intervención pedagógica.

Por todo lo anterior, el PFLE ha vinculado dentro de su trabajo una propuesta pedagógica, una apuesta didáctica de enseñanza explícita, sistemática y directa de los aprendizajes fundamentales reconocidos por la ciencia. El  Plan de Fortalecimiento de Lectoescritura es la propuesta de la Secretaría de Educación del Distrito para dar respuesta a los aprendizajes y competencias no consolidadas en lectura y escritura de los estudiantes de los grados primero a tercero.

En el año 2020, la estrategia PFLE se enfrentó a dos grandes retos, adicionales a la pandemia misma:  El primero de ellos fue la estructuración pedagógica y operativa del programa con miras a garantizar su condición de escalabilidad y flexibilidad de acuerdo con las necesidades y contextos propios de las Instituciones educativas distritales focalizadas; y el segundo gran reto fue superar la ausencia de materiales propios que permitieran materializar su línea pedagógica en el trabajo en aula.

La propuesta del programa para el cuatrienio se orientó al acompañamiento in situ a los docentes y directivos, con el fin de lograr que todos los niños y las niñas de la ciudad estén en capacidad de leer y escribir antes de los 8 años de edad y garantizar así una trayectoria escolar completa y exitosa.

El PFLE considera objetivos específicos para cada grado escolar, los siguientes:

  • Para 1º, la adquisición del código escrito.
  • Para 2º, la consolidación del código escrito y la automatización de los procesos de alfabetización formal.
  • Para 3º, la automatización del código escrito y la disminución en los rezagos del aprendizaje lectoescritor.

Con esto, el PFLE se desarrolla a partir de 5 líneas de acción:

1. Liderazgo pedagógico: Consiste en el acompañamiento a directivos docentes en su proceso de consolidación como líderes pedagógicos, garantes de la lectura y la escritura en perspectiva de derechos ciudadanos

2. Evaluación formativa: Es asumida como un proceso pedagógico que permite conocer el estado de los aprendizajes de los estudiantes; se convierte así en un referente para identificar las habilidades consolidadas y no consolidadas en lectura y escritura.

3. Intervención pedagógica: La intervención pedagógica se realiza en las 200 instituciones focalizadas por el Plan que cuentan con el acompañamiento de un Profesional de Asistencia Técnica in situ; y se lleva a cabo a partir de la formulación colaborativa de un currículo sugerido para los aprendizajes de 1° a 3°.

4. Entrega y uso de materiales pedagógicos: Consiste en la socialización, el uso y la apropiación de materiales pedagógicos diseñados para apoyar el proceso de aprendizaje de la lectura y escritura.

5. Formación: Son apuestas de actualización pedagógica para los docentes que se ofrecen a las instituciones focalizadas. El objetivo de esta línea es presentar referentes, investigaciones y estrategias didácticas y pedagógicas del más alto rigor, que ofrezcan a los docentes herramientas para consolidar las competencias en lenguaje de los estudiantes de grado 1°, 2º y 3°.

Este acompañamiento integral a las Instituciones Educativas Distritales (IED) se transversaliza a través de la línea de materiales pedagógicos; la formación y uso en aula de los materiales Aprendamos Todos A Leer, adaptados por el BID para la SED con enfoque diferencial y de género, permite afrontar de manera directa la pérdida de aprendizajes derivada de la pandemia y ofrecer a las IED una ruta clara sobre los aprendizajes a garantizar, debido a que Colombia no tiene un currículo único, cómo evaluarlos y cómo intervenir de manera diferencial para que todos los niños y niñas aprendan y cuenten con trayectorias educativas completas y exitosas, sin importar sus condiciones socioeconómicas o el nivel de pérdida de aprendizaje que hayan tenido en el periodo Covid-19.

Referencias

Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial, UNESCO y UNICEF. (2021). Resumen ejecutivo del informe: El estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación. Washington. Recuperado de: https://n9.cl/r9ui4

Banco Mundial, UNICEF, UNESCO (2022). Dos años después: salvando una generación. Washington DC. Recuperado de: https://www.unicef.org/lac/informes/dos-anos-despues-salvando-a-una-generacion

BID (2022). ¿Cómo reconstruir la educación pos pandemia? Soluciones para cumplir la promesa de un mejor futuro para la juventud. Washington. Banco Internacional de Desarrollo. https://publications.iadb.org/es/como-reconstruir-la-educacion-postpandemia-soluciones-para-cumplir-con-la-promesa-de-un-mejor

CEPAL y UNESCO. (2020). La educación en tiempos de la pandemia del COVID-19. Recuperado de: https://www.cepal.org/es/publicaciones/45904-la-educacion-tiempos-la-pandemia-covid-19  

Dehaene, S. (2015). Aprender a leer. De las ciencias cognitivas al aula. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Dueñas, X., Elacqua, G., Jaramillo, L. y Margitic, J. (2022). Pérdidas de aprendizaje debido al COVID-19. Desafíos y hallazgos en el caso de Colombia. Banco Interamericano de Desarrollo. Recuperado de: https://publications.iadb.org/es/perdidas-de-aprendizaje-debido-al-covid-19-desafios-y-hallazgos-en-el-caso-de-colombia

Jiménez, J. (2019) Modelo de respuesta a la intervención. Un enfoque preventivo para el abordaje de las dificultades específicas de aprendizaje. Ed. Pirámide. Madrid

Naciones Unidas (2018). La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una oportunidad para América Latina y el Caribe (LC/G.268