Hernando Bayona
Magíster en Matemática Aplicada de la U. Nacional de Colombia, Doctor en Economía y profesor Asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes.

La educación en nuestras manos: los retos que nos pone la Misión de Educadores

Miradas a la educación

La actual pandemia ha mostrado sin lugar a duda el papel fundamental que juega la escuela en la sociedad. Y no solo me refiero al lugar físico, sino a un concepto amplio. La escuela es una institución en la cual confluyen los actores nucleares de la sociedad, los miembros de la comunidad educativa, y tiene una función social irremplazable, la formación de las futuras generaciones de ciudadanos. Aunque los reclamos por una mayor y mejor educación han estado presentes a lo largo de toda la historia de Colombia, la pandemia ha permitido ponerlos de relieve. No son pocos los reclamos que se tienen por una escuela que permita garantizar plenamente el derecho a la educación.

La discusión por la garantía del derecho a la educación ha venido ganando relevancia. El discurso de acceso y cobertura, que se dio en la segunda mitad del siglo XX, cambió al discurso por calidad a finales del siglo pasado e inicios del presente siglo. En las últimas décadas todos los discursos en educación incluyen la palabra calidad; sin embargo, con frecuencia, estos discursos reducen la calidad a una simple medida de pruebas estandarizadas. Afortunadamente, en los últimos años se viene superando la visión reducida de cobertura y calidad, dando tránsito al discurso del derecho a la educación.

El derecho a la educación es un constructo complejo y multidimensional y sirve como horizonte para guiar la toma de decisiones. Debido a su complejidad, la materialización del derecho a la educación requiere tomar acciones en diversas direcciones, que con frecuencia son acciones complejas. El eje 6: Financiación de la educación y mejoramiento de la gestión de la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana toma como marco de referencia el derecho a la educación y formula algunas recomendaciones sobre las líneas de acción que se deben emprender para la realización del derecho a la educación en Bogotá.  En este texto hago una síntesis, sin ser exhaustiva, de algunas de estas líneas de acción. Invito al lector interesado a leer el informe completo de la Misión.

La organización administrativa y pedagógica son centrales para poder materializar el derecho a la educación, pues si bien se requieren más recursos, también se requiere que los recursos actuales se usen de la forma más eficiente posible. Ha sido evidente el aumento sostenido, en los últimos 15 años, de la carga administrativa de los directivos docentes en las instituciones oficiales del país, principalmente en Bogotá. Esta situación requiere especial atención en la medida que los directivos docentes han dejado de ejercer su función de lideres pedagógicos para asumir un rol más administrativo y financiero.

Las escuelas de Bogotá necesitan una reorganización administrativa y pedagógica. Entre las recomendaciones de la misión se destacan: primero, aprovechar el plan de construcción y adecuación de las instituciones educativas para reorganizar la escuela en sedes especializadas según niveles de educación; segundo, buscar que los colegios y sus sedes e tengan un número adecuado de estudiantes, los megacolegios no son una solución en términos de gestión, incluso agudizan el problema y; tercero, exigir espacios para infraestructura educativa a los nuevos proyectos inmobiliarios de la ciudad.

En cuanto a la reconfiguración de la gestión pedagógica se debe tener un líder pedagógico en cada sede, ya sean un rector o un director; es clave crear una nueva figura que se dedique a lo administrativo y financiero y de esta manera el rector pueda dedicar sus esfuerzos al liderazgo pedagógico. Es importante vincular a la familia en los procesos pedagógicos, y un ejemplo de cómo hacerlo es el proyecto de Comunidades de Aprendizaje[1].  Además, es importante aumentar la autonomía pedagógica. La ley da esta gran libertad a la escuela y sus maestros para desarrollar su PEI según los contextos, y además permite crear currículos propios, esto es una gran ventaja que los docentes deben aprovechar. Afortunadamente, la formación de los docentes ha aumentado especialmente en Bogotá. Por ejemplo, hay instituciones educativas (IE) que cuentan con una gran cantidad de docentes con maestría y doctorado. Se espera que en las IE con mayor cantidad de docentes formados se experimenten trasformaciones pedagógicas extraordinarias. La formación del docente trae consigo una gran responsabilidad con sus estudiantes y con toda la sociedad.

La descentralización es sin duda un tema que debe ser atendido con urgencia. Dentro de la gestión, resultará clave que los próximos años se haga todo un proceso de descentralización de las IE y las Direcciones Locales de Educación (DILEs). Las DILEs deben pasar de tener un papel marginal o secundario a tener un rol protagónico en los procesos administrativos, financieros y pedagógicos. Este proceso debe considerar una revisión juiciosa de las funciones de las DILEs y sus funcionarios y el rediseño de estas; además, es clave que quienes estén a cargo de las DILEs sean docentes o directivos docentes reconocidos por su liderazgo en sus IEs.

La información como elemento central para la toma de decisiones. La pandemia ha mostrado la importancia de tener información actualizada, confiable y en el momento oportuno para la toma de decisiones más acertadas. Mientras el Ministerio de Salud rápidamente comenzó a tener reportes sobre muertes, contagios, UCIs ocupadas, el Ministerio de Educación fue incapaz de reportar estudiantes sin acceso a conexión, estudiantes ausentes, tasa de deserción, entre otras, información clave para la toma de decisiones.

El sector educativo carece de un sistema de información en tiempo real. Toda decisión tiene una parte de incertidumbre, pero sin una buena información, la incertidumbre podría aumentar. Es hora de que el sector educativo reevalúe sus sistemas de información y que le dé el valor que tiene. Un sistema de información como el actual no es útil para todas las partes del sistema educativo, pues está pensado para la toma de decisiones centralizadas. Por tal razón, se requiere un sistema que se construya a partir de las necesidades de las IEs para alimentar al resto del sistema. Por ejemplo, es necesario que el sistema de información les permita a los docentes registrar y tener a la mano la información de los estudiantes sobre sus datos sociodemográficos, observador del alumno, el sistema de notas, enfermería, entre otra información que generalmente reposa en expedientes físicos en las IEs. Esta información, al consolidarse, puede fácilmente generar los reportes que s las otras entidades necesitan, de esta manera, no solamente se tiene la información que los docentes requieren, sino que se evita todo el tema operativo para la creación de informes a los diferentes organismos del estado, DANE, Secretarías de Educación, MEN, entre otros.

No es nueva la idea de que el factor más importante en el proceso de aprendizajes de los estudiantes son los docentes y que el segundo factor es el liderazgo de los directivos docentes. Lo que sí es nuevo, es que cada vez esta idea es más reconocida y aceptada por los hacedores de política pública y los economistas de la educación. Este reconocimiento tiene implicaciones importantes no sólo en lo que se espera de los docentes sino en la forma de operar del sistema de formación.

El cambio en el nivel de la formación de los docentes que se ha experimentado en los últimos años no ha tenido precedentes. Ya no es exótico ver en las IEs de Bogotá docentes con maestría o doctorado, lo cual pone en otro nivel la discusión sobre lo pedagógico y curricular; lo que implica que la capacidad técnica y pedagógica de la administración central y de las IEs debe ponerse al nivel de esta nueva situación. Además, la toma de decisiones basadas en la evidencia comienza a ser parte del nuevo discurso en el sistema educativo de Bogotá. 

Los docentes están llamados a tener un rol protagónico en la producción de nuevo conocimiento que desarrolle e impulse la profesión; en la formación de sus colegas; y especialmente, en los resultados del sistema educativo. Por tal razón, la investigación y la formación docentes continúan siendo un punto fundamental para poder materializar el derecho a la educación. Sobre el particular, la Misión propone un ecosistema virtuoso de formación, el cual consiste en un esquema de trabajo entre los docentes y directivos docentes, IEs, Secretaria de Educación, IDEP y Universidades. En este esquema, los docentes destacados estarán en comisión en el IDEP apoyando toda la gestión del ecosistema y los docentes becados en programas de maestría o doctorado estarán en comisión apoyando a sus colegas a transformar las prácticas pedagógicas en la IE. Las universidades serán el punto de convergencia del ecosistema donde el producto de las investigaciones se valide por la comunidad científica.

Para finalizar, me gustaría hacer una reflexión sobre el momento que estamos atravesando y en el que está la escuela. La escuela tiene un rol indelegable, la construcción de la sociedad que soñamos a través de la formación de los futuros ciudadanos. Lo que pase en la escuela hoy, o lo que no pase, tiene consecuencias sobre el futuro de cada uno de los individuos y sobre la sociedad en su conjunto. Esa responsabilidad social de la escuela, que se había tornado borrosa o tenue durante décadas, hoy la pandemia la vuelve consciente y vivida. La mayoría de las personas, sobre todo los que actualmente tienen hijos, han hecho consciente el rol trascendental que tiene la escuela. Esto pone a la profesión docente en otro nivel, no solo por el reconocimiento social, que en la pandemia ha sido equiparado al reconocimiento social de los médicos, sino por su responsabilidad con la sociedad.

Estamos en un momento complejo, estamos frente a las primeras generaciones donde los hijos tienen menor coeficiente intelectual que sus padres, a lo cual se le suma los efectos en aprendizajes derivados de la pandemia, que aún no se han podido cuantificar. Esto significa que tenemos un peligro latente en el corto plazo. Si estas generaciones no las logramos llevar a aprendizajes iguales o superiores que las generaciones anteriores ¿qué podremos esperar del desarrollo de la ciencia, la tecnología, las artes, y las humanidades? ¿habría desarrollo?

Es evidente la necesidad de que la escuela se fortalezca y contribuya a construir el futuro que la humanidad requiere para que siga existiendo. Así como hay un llamado a conservar el medio ambiente para tener un mundo donde vivir, hoy necesitamos hacer un llamado a la escuela para garantizar el desarrollo y evolución de la civilización humana.

Referencias

Bayona-Rodríguez, H., Baquero, L. A., & Hernández, O. (2021). Cuatro décadas de discursos del Gobierno sobre calidad docente: Un análisis desde los Planes Nacionales de Desarrollo (1974-2018).

Bayona-Rodríguez, H., & Silva, M. P. (2020). El Índice del Derecho a la Educación (IDE) para Colombia, 2014-2017.

Bayona-Rodríguez, H., & Urrego-Reyes, L. A. (2019). 240 años de profesión docente en Colombia. Revista Educación Y Ciudad2(37), 15-26.

Seba, E. C. B., Lotero, J. V., & Hernández, M. A. C. (2022). ¿Cómo debe ser la educación de Bogotá en los próximos años? Lo que sugiere la Ciudadanía y la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana. Revista Educación y Ciudad, (42).

López, C., y Bayona-Rodríguez, H. (2021). Financiación y mejoramiento de la gestión. En: Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana, (pp. 396 -448) Bogotá. (Documento sin publicar). Secretaría de Educación Distrital. https://misioneducadores.educacionbogota.edu.co/resultados

[1] https://www.comunidaddeaprendizaje.com.es/