Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología - Atenea
Ana Cecilia Tamayo Osorio - Gerente de Estrategia, Nayibe Castro Novoa – Líder de investigación y evaluación, Ana María Rodríguez Pedraza – Profesional de análisis de datos ​​​​​​​Natalia Martín Cuellar - Profesional de investigación

Jóvenes a la U: una apuesta integral en la educación superior

Miradas a la educación

La población de estudiantes que año a año termina sus estudios de educación media se enfrenta a la difícil decisión entre estudiar un programa de educación superior o de educación para el trabajo y desarrollo humano; trabajar; o estudiar y trabajar al mismo tiempo. Esta elección está sujeta a múltiples factores como las preferencias individuales, los retornos esperados y las barreras económicas. En particular, para quienes optan por estudiar, las restricciones económicas y la presión por generar ingresos son retos importantes que deben superar (Rincón et. al, 2022).

Está demostrado que la inversión en educación genera beneficios económicos y sociales en términos de movilidad social, competitividad, productividad, crecimiento económico, reducción de la pobreza, entre otros (Morales et. al, 2021). Por lo tanto, para poder garantizar el derecho al acceso a la educación, brindar equidad en las oportunidades para toda la ciudadanía y activar este motor de desarrollo, los gobiernos deben diseñar mecanismos de financiación, acceso y permanencia en la educación superior aumentando los efectos positivos de la educación y permitiendo a las y los jóvenes alcanzar su máximo potencial, con especial énfasis en las poblaciones con altos índices de vulnerabilidad socioeconómica.

Además de las barreras de acceso, existen condiciones que impiden que todos los estudiantes se gradúen y culminen sus estudios de educación superior de manera exitosa. Las altas tasas de deserción han llevado a la implementación de políticas públicas de los gobiernos, en conjunto con las Instituciones de Educación Superior (IES), para prevenirla y mitigarla; sin embargo, persisten estos desafíos mencionados (Torres, 2021).

En Bogotá, la tasa de tránsito inmediato a educación superior, en el 2022, fue del 51,5%, lo cual indica que 1 de cada 2 estudiantes ingresa a la educación superior inmediatamente después de terminar sus estudios de educación media. Mientras que la matrícula de educación superior ha aumentado en los últimos 5 años en un 3,62%, pasando de 804.455 a 833.562.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Multipropósito de Bogotá del DANE (2021), solo el 43% de la población en Bogotá accedió o finalizó sus estudios en educación superior. Para las mujeres esta tasa es de 44% y para las mujeres con hijos del 38%. En el caso de las personas que pertenecen a grupos étnicos solo llega al 33%, 20% para la población en condición de vulnerabilidad, 20% para la población con discapacidad y 13% para quienes habitan en la ruralidad. Al analizar por localidades, se encuentra que Sumapaz (9%), Usme (18%), Ciudad Bolívar (22%), Bosa (25%) y San Cristóbal (28%) son las que tienen menor tasa de acceso o finalización de educación superior. De acuerdo con lo anterior, son las poblaciones más vulnerables quienes precisamente enfrentan mayores obstáculos para acceder y terminar su formación en educación superior.

Según el ICFES, para 2022 un total de 81.725 personas presentaron la prueba Saber 11 en Bogotá. El puntaje global promedio de la ciudad fue de 273 puntos de los 500 posibles, con brechas importantes entre mujeres (269) y hombres (277) con una diferencia de 8 puntos, colegios oficiales (257) y los de colegios no oficiales (290) con una brecha significativa de 33 puntos. Además, el ICFES realiza un índice de nivel socioeconómico con el cual clasifica a las y los evaluados. De acuerdo con este índice la brecha entre el nivel más bajo que obtiene 231 puntos en la prueba y el más alto, que alcanza un puntaje de 313, esta es de 82 puntos.

De acuerdo con Álvarez et al. (2017), los estudiantes de las clases sociales más vulnerables suelen presentar desempeños más bajos en las pruebas cognitivas, lo que se traduce en menores tasas de acceso a la educación superior en el semestre inmediatamente siguiente al egreso de la educación media.

En conclusión, los resultados de Saber 11 son en sí mismos indicativos de las brechas a las que se enfrentan las y los estudiantes en la educación media, que pueden dificultar de manera importante su tránsito a la educación superior. Por tal razón, los programas que se diseñen para promover el acceso a educación técnica, profesional, tecnológica o profesional universitaria deben considerar factores adicionales al rendimiento académico medido por la prueba Saber 11, con el propósito de no generar barreras adicionales a jóvenes en condiciones de vulnerabilidad.

Otro de los grandes retos en la educación superior es la permanencia. De acuerdo con el Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior (SPADIES), para el 2021, la tasa de deserción en Bogotá para el nivel técnico profesional fue de 22,5%, en el tecnológico de 18,5% y profesional universitario 10,6%.

Teniendo en cuenta este panorama, la administración distrital puso en marcha el programa Jóvenes a la U que ejecuta la Agencia para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología–Atenea, el cual brinda oportunidades de acceso y permanencia a educación superior, bajo un esquema de gratuidad y promueve una retribución social a través de la realización de pasantías sociales. El programa cuenta con 51 instituciones de educación superior aliadas, de las cuales 8 son oficiales y las restantes privadas. Las primeras realizan aportes en especie generalmente orientados a la permanencia, mientras que las segundas asumen como mínimo el 30% del valor de la matrícula de las y los beneficiarios y también realizan estrategias de acompañamiento para su permanencia.

Jóvenes a la U reconoce que existen poblaciones que históricamente han enfrentado mayores obstáculos para acceder a educación superior. Por ello, dentro de los mecanismos de selección de las y los beneficiarios se incluyen puntajes diferenciales para: mujeres, personas con pertenencia étnica, con discapacidad, transgénero, personas en condición de pobreza, reincorporados y reinsertados, víctimas de violencia de género y del conflicto armado, egresados de colegios oficiales, entre otras poblaciones. También valora a quienes han participado en programas o estrategias del distrito destinados a población joven como: Parceros por Bogotá de la Secretaría de Integración Social, Inmersión en la Media y Reto a la U de la SED, y deportistas destacados del Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte.

De esta forma, la ciudad le está abriendo las puertas a la movilidad social de las y los jóvenes con mayores dificultades para acceder a educación superior, lo cual se evidencia en los resultados de focalización del programa:

— 8 de cada 10 son la primera generación de sus familias en acceder a educación superior[1].
— 6 de cada 10 son mujeres.
— 8 de cada 10 son graduados de colegios oficiales de la ciudad.
— 1 de cada 3 están cursando programas técnicos profesionales y tecnológicos.
— 1 de cada 2 provienen de hogares en situación de pobreza extrema y moderada.

Además, hasta el momento se han beneficiado 2.988 víctimas del conflicto armado, 1.823 jóvenes pertenecientes a grupos étnicos, 1.225 mujeres víctimas de violencia de género, 2.003 mujeres con hijos y 149 jóvenes con discapacidad.

Teniendo en cuenta que son las personas con nivel socioeconómico bajo, las mujeres, egresados de los colegios oficiales quienes presentan un desempeño menor en las pruebas Saber 11, y pensando en garantizar la permanencia y finalización de las y los estudiantes, el programa ha propuesto una modalidad de formación flexible a través de unos ciclos exploratorios, que corresponden a un proceso de adaptación académica que pueden tener una duración de uno o dos semestres.

En el proceso de adaptación académica se incluye un ciclo de cierre de brechas, en dónde las y los beneficiarios cursan asignaturas básicas (matemáticas, lectura, etc.) que les permite fortalecer sus competencias académicas. Por otra parte, se cuenta con un ciclo común, el cual contempla asignaturas o contenidos académicos relacionados con la fundamentación del área de conocimiento al que pertenece el programa de educación superior elegido, permitiendo la interdisciplinariedad de la formación para las y los beneficiarios.

Adicional a la apuesta por ciclos, Jóvenes a la U implementa acciones para favorecer la permanencia en la formación. Una de estas acciones es el desarrollo de un índice de medición del riesgo de deserción, herramienta cuyo objetivo es contribuir a la toma de decisiones orientadas a la prevención de la deserción en acciones coordinadas entre las IES y Atenea. El índice agrupa a las y los beneficiarios en cuatro niveles de riesgo (bajo, medio, medio-alto y alto) a partir de variables individuales, académicas y socioeconómicas que generan un puntaje individual del nivel de riesgo de deserción.   

Los resultados de este modelo son un insumo clave para identificar la población que requiere un mayor acompañamiento durante su proceso formativo por parte de las IES y de Atenea, permitiendo la implementación de mecanismos de seguimiento adecuados y la aplicación de estrategias de carácter preventivo desde el inicio de la formación. Por ejemplo, la medición efectuada para las y los jóvenes que quedaron seleccionados en la quinta convocatoria del programa en 2023 arrojó que el 2% tiene un riesgo alto de deserción, el 13% medio- alto, el 53% medio y el 32% un riesgo bajo. Los anteriores datos indican que las necesidades más urgentes de acompañamiento deben dirigirse al 15% de esta población.

Entre los factores de riesgo identificados, los y las jóvenes enfrentan como principal barrera para el acceso a educación la falta de recursos económicos. El 53% de los jóvenes afirman que han tenido dificultades económicas para acceder a oportunidades de formación (GOYN, 2023); en ese sentido, el programa estableció la entrega de un apoyo económico de un salario mínimo mensual legal vigente por semestre cursado por cada beneficiario, para minimizar el riesgo de deserción.

Adicional, el programa ha establecido una estrategia de acompañamiento que busca informar, orientar y brindar herramientas que contribuyan a la finalización de la formación académica de los y las beneficiarias del programa. Para tal propósito, se han diseñado diferentes rutas de acompañamiento, que consisten acciones encaminadas a la orientación, guía y apoyo a las y los jóvenes, desde que son aspirantes hasta que culminan sus estudios académicos, las cuales tienen como marco de referencia cuatro componentes que pueden incidir en la permanencia estudiantil, estos son: académico, psicosocial, socioeconómico e institucional.

La estrategia cuenta con tres líneas de acción; la promoción de la permanencia, el fortalecimiento orientado a la sensibilización y refuerzo de capacidades, y la línea de atención. A partir de febrero del año 2023, se implementó una encuesta para conocer los motivos por los cuales las y los beneficiarios aplazan semestres, activando con ello la campaña denominada “Regreso a la U”, realizando todo el acompañamiento necesario a estos jóvenes.

Como resultado preliminar se calcula que la deserción del programa es de 2,3%[2], muy por debajo de la tasa de deserción nacional que se ubica en el 13,7%. Se debe todavía identificar el papel de las estrategias que implementan las IES y Atenea, así como la entrega de los apoyos económicos u otros factores en este resultado.

En conclusión, Jóvenes a la U es una apuesta innovadora para abordar las diferentes barreras y desafíos de la continuidad educativa desde un enfoque integral, brindando equidad en las oportunidades, promoviendo la diversidad y la inclusión. Sin embargo, uno de los principales retos para garantizar el éxito del programa es la permanencia, por lo cual se deberá seguir fortaleciendo las estrategias de acompañamiento y los apoyos económicos. Asimismo, resulta fundamental encontrar fuentes de financiación sostenibles que permitan garantizar la continuidad de la inversión en educación como fuente de cambio social.

Referencias 

Álvarez, M. J., Castro, C., Corredor, J., Londoño, J., Maldonado, C., Rodríguez, C., Pulido, X. (2017). El Programa Ser Pilo Paga: impactos iniciales en equidad en el acceso a la educación superior y el desempeño académico. (D. C. [59], Ed.)

GOYN. (2023). Informe Jóvenes con potencial 2023. Aspiraciones y prioridades de la población joven en Bogotá.  

Guzmán Rincón, A., Barragán Moreno, S., Cala-Vitery, F., & Segovia-García, N. (2022). Deserción en la Educación Superior Rural: Análisis de Causas desde el Pensamiento Sistémico. Qualitative Research in Education, 11(2), 118-150. http://dx.doi.org/10.17583/qre.10048

Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana. (2023). Informe No. 74. Deserción en la educación superior en Colombia. Disponible en s://lee.javeriana.edu.co/-/lee-informe-74

Morales, L.F., Posso, C., Flórez, L.A. (2021). Heterogeneidad en los retornos a la educación terciaria de los jóvenes de bajos ingresos: Análisis de calidad vs cantidad. Disponible en repositorio.banrep.gov.co/bitstream/handle/20.500.12134/9956/be_1150.pdf

Torres-Patiño IC, Rojas-Hernandez CM, García-Perdomo HA. Barriers to access and permanence at the university: a point of view. einstein (São Paulo). 2021;19:eED6447.  Disponible en ps://www.scielo.br/j/eins/a/ffxXGxg9ZFZQjFSJzwQFfjN/?lang=en&format=pdf

Unesco (2022) Qué debe saber acerca de la educación superior. Disponible en https://www.unesco.org/es/higher-education/need-know?TSPD_101_R0=080713870fab2000ad023a9ac1a7a1358bcbf58c855d38b01a0b3a0ec5e5f2fe2a40cab10f13b9ea08be841d0c143000bfce4fc22eca362343ae69b12dffb0d8ac5a79745900b297bf73fe90957d8253d9734aab7117476c1902a1977e7fe69f

[1] Para la población con información disponible en Sisbén IV.

[2] Fuente: Atenea, 31 de julio de 2023