Aída Rivera Franco
Rectora Colegio Clermont, Bogotá.

El papel de los colegios privados en la transformación pedagógica de la ciudad

Miradas a la educación

La educación debe ser uno de los objetivos principales de la política pública, de hecho, es una rama vital para el desarrollo social de cualquier país. La educación es también importante para la teorización de las políticas públicas, ya que cumple con las características propias para el desarrollo de la sociedad. Es por tal razón que la educación privada suple la educación pública que nuestra hermosa ciudad Bogotá no alcanza a cubrir.

Hay importantes asuntos educativo que los colegios privados aportan a la transformación pedagógica de Bogotá, entre ellos:

1. Considerar a la educación preescolar, básica y media como un sistema de interés ciudadano de participación mixta.

2. Responder a la demanda de los perfiles docentes necesarios para las exigencias que actualmente se requieren en los colegios.

3. Ser explícitamente consciente del imperativo de crecimiento y equidad social.

4. Contribuir a una cultura para la negociación, el acuerdo y la participación política de manera paralela.

5. Apoyar la preparación docente para las exigencias de niños y jóvenes que buscan el aprendizaje significativo.

6. Ser innovadores.

7. Promover la investigación.

8. Estar comprometidos socialmente.

9. Establecer estrategias conjuntas que promuevan un mejor medio ambiente, teniendo en cuenta la economía circular.

10. Comprometer a los profesores con el crecimiento y aprendizaje continuo.

11. Ser solidarios e igualitarios en la búsqueda de la eficiencia.

12. Promover la ética, los valores culturales y el respeto a la ley

13. Construir o renovar la infraestructura educativa para la transformación pedagógica.

14. Ajustar de manera conjunta el currículo para disminuir las brechas entre los niños y jóvenes.

15. Promover de manera permanente la evaluación formativa.

Por ello quiero citar en extenso un aparte del informe del Eje de transformación pedagógica de la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana:

Las transformaciones pedagógicas en el contexto de las transformaciones sociales.

Hablar de transformación pedagógica, con un horizonte a 2038, no parece razonable sin pensar en el contexto actual del país y de la necesidad de una educación pública robusta, capaz de asumir el desafío de cerrar las brechas que existen, no solamente entre clases sociales, sino entre regiones y entre la población urbana y rural, así como formar individuos más solidarios, democráticos, críticos y creativos. La educación ofrecida por el Estado es la puerta de acceso que tiene la mayoría de la población colombiana a las oportunidades de progreso individual y colectivo, al disfrute de los bienes de la cultura, al acceso a mejores condiciones de bienestar y al ejercicio de liderazgos transformadores en los diferentes espacios de la política, la ciencia y la cultura. Esto supone cambios que permitan superar las actuales condiciones y modelos organizacionales que limitan la creatividad y las posibilidades de las comunidades y del ejercicio profesional de las maestras y maestros. Además de las condiciones actuales del país y de la ciudad, es conveniente considerar las transformaciones sociales que ya vienen ocurriendo en contextos más amplios. Todos los estudios y proyecciones que se vienen haciendo por investigadores y organismos multilaterales anuncian cambios muy acelerados en las formas de acceso a la información, al mundo del trabajo, al Desarrollo de las profesiones y a la aparición de nuevas tecnologías. Todos estos elementos están teniendo un profundo impacto en el desarrollo de las personas, su forma de relacionarse, la manera de concebir y participar en la política, los valores éticos y el desarrollo de los comportamientos sociales y emocionales” (páginas 270 y 271)

Con tantas fuentes sobre la producción de conocimiento, no resulta extraño que al referirse al aprendizaje surjan más confusiones que consensos, especialmente cuando se intenta convertir ese conocimiento teórico en modelos de organización escolar en los cuales se propone como objetivo central “el aprendizaje de niños y jóvenes”. Sin embargo, este parecería ser el único asunto importante al avanzar en procesos pedagógicos que satisfagan las necesidades integrales de los educandos, que incluyen no solamente el desarrollo de habilidades (competencias) cognitivas —sobre las cuales se diseñan los indicadores estandarizados que pretenden medir la calidad de la educación— sino las llamadas competencias socioemocionales, que también son el resultado de aprendizajes a lo largo de la vida.

No resulta claro si se debe hablar de lo emocional y lo cognitivo como si se tratara de dos cosas diferenciadas e independientes, cuando es evidente que el estado emocional contribuye en alto grado al desempeño académico y el desarrollo cognitivo permite comprender y regular las emociones. Las complejas relaciones entre lo emocional y lo cognitivo las hemos evidenciado con el egreso a la presencialidad durante esta Pandemia Covid 19. Pensar en transformaciones pedagógicas que implican nuevas formas de organización, diseño de actividades, diferenciación de grupos de edad, diversidad individual y cultural crecientes, reconocimiento de talentos diferenciales (inteligencias múltiples) no puede hacerse sin tener en cuenta los aportes continuos de la ciencia y de las investigaciones e innovaciones, con los aprendizajes resultantes de la práctica continua de los maestros en sus contextos culturales específicos.

Ideales formativos como la innovación, el emprendimiento, la sostenibilidad y la ciudadanía global pueden ser generalizados y desarrollados en los colegios privados y públicos a partir de promover el pensamiento crítico, la comunicación asertiva y el bienestar en todos los ambientes para que haya un aprendizaje significativo. De igual manera, la evaluación debe ser formativa con heteroevaluación y coevaluación. Propender porque dentro del currículo tengan importancia la educación artística y deportiva, que la jornada sea única para un mejor aprovechamiento del tiempo, que se compartan las buenas prácticas docentes y se trabaje de manera colaborativa.

En la educación privada el Rector no tiene funciones administrativas, para que pueda dedicar el 100% de su labor a las cuestiones académicas, al crecimiento de los docentes y a generar ambientes significativos para el aprendizaje, realizando los ajustes curriculares pertinentes.

Para terminar, dejo esta reflexión con base en el documento de la Unesco que plantea preguntas útiles para iniciar estos ajustes:

¿Cuáles conocimientos, capacidades y valores deberíamos incluir en el currículo?

— ¿El aprendizaje y el desarrollo de dichos conocimientos, capacidades y valores permitirían que nuestros jóvenes puedan llevar una vida productiva y significativa?

— ¿El paradigma actual de un conjunto de “asignaturas”, constituye un currículo adecuado?

— ¿De qué manera podemos hacer que el aprendizaje sea pertinente e interesante para los estudiantes?

Todas estas inquietudes nos competen tanto a la educación pública como privada y nos permiten desarrollar un trabajo colaborativo en beneficio de la transformación pedagógica de nuestra hermosa Bogotá.