Flor María Torres Estepa
Licenciada en Español e inglés,  Universidad Pedagógica Nacional. Traductora de inglés a español (Universidad del  Rosario ). Docente multigrado del Colegio Rural Chizacá (localidad de Usme).

El cierre de brechas de aprendizaje: de los pictogramas al mundo digital

Miradas a la educación

La humanidad ha experimentado muchísimos cambios a lo largo de su existencia desde la prehistoria hasta nuestros días. Para que dichos cambios se hayan dado de manera exitosa fue fundamental que el pensamiento fuera evolucionando y fortaleciéndose… ¿¡Qué hubiera sido de nuestras vidas sin la aparición de las primeras representaciones del mundo en forma de pictogramas y jeroglíficos!? ¿¡Qué habría pasado si no nos hubiéramos interesado por descifrar lo que otros trataron de dejar plasmado en medio de la naturaleza, muy seguramente sin imaginar que traspasaría la barrera del tiempo!?

Probablemente el proceso de evolución del pensamiento del que tanto nos jactamos no se hubiera dado de la manera en que lo conocemos, tal vez hubiera sido más simple y menos efectivo. Quizás nuestra comprensión del mundo sería muchísimo más sencilla y nuestra vida, en contraste, más complicada.

Entre los momentos históricos, sin fecha clara, que cambiaron el destino de los seres humanos debe otorgársele un lugar honorífico a dos: ese en el que el hombre tomó por primera vez lo que tenía a la mano para plasmar sus vivencias e ideas, y aquel otro en el que alguien le dio importancia a ese mensaje y se dejó guiar por él.

Desde entonces, estos dos procesos han venido transformando las vidas de millones de seres humanos a lo largo de la historia, influyendo en nuestras creencias, costumbres y maneras de actuar. Nos ha permitido compartir nuestras ideas hasta llegar a lugares y personas inimaginables, además de mejorar ostensiblemente nuestra calidad de vida.

La lectura como mecanismo de interpretación se ha convertido en una herramienta fundamental para el cierre de brechas de aprendizaje entre las personas, al facilitar la comprensión del mundo a nuestro alrededor y permitir el acceso a campos de aprendizaje a los que difícilmente podríamos acercarnos a través de otra vía, gracias al universo de significados que este acto ayuda a construir,

Hoy los gobiernos de América Latina estén haciendo una apuesta por la reivindicación de estos dos procesos en los niños de la región, procesos que se vieron diezmados luego de una etapa tan difícil para el mundo como lo fue la pandemia. Una apuesta que requiere de la intervención de la sociedad entera y en especial de los maestros, para lograr que nuestros niños se acerquen al ejercicio lector sin importar la excusa, pero dejando como resultado la apropiación de nuevo conocimiento e información por medio de este ejercicio.

Esto es importante, porque en medio del abordaje de nueva información, irán ocurriendo eventos maravillosos en el cerebro de nuestros estudiantes, pues, de manera prácticamente inconsciente, la lectura motiva, como ningún otro ejercicio, el desarrollo cognitivo, circunstancia que los aventajará frente a aquellos que no tienen la posibilidad -o la disposición- de encontrar un buen texto que fortalezca su mente y les ayude en el proceso de adquisición de habilidades mentales superiores.

Este es precisamente el punto: que los cerebros un poco aletargados de nuestros estudiantes, ya sea por efectos de la pandemia, por carecer de medios de adquisición de material para leer, por sobreexposición a dispositivos tecnológicos que entorpecen el proceso de desarrollo cognitivo, o por simple pereza mental, requieren de manera urgente de la intervención de diferentes estamentos de la sociedad interesados en mejorar su situación.

La lectura un gran instrumento cultural y un asunto de todos

La lectura es un gran instrumento cultural que permite que los integrantes de una sociedad accedan al conocimiento necesario para desenvolverse en un entorno cada vez más competitivo y exigente en el que la calidad de vida dependerá de la preparación con la que cada quién afronte los desafíos que se le presenten en su cotidianidad. La lectura, aparte de permitirnos descifrar el mundo, nos da las herramientas para estar a la altura de los desafíos que este nos presenta día a día y nos ayuda a vivir de una manera más cómoda y cercana a lo ideal.

Gracias a la lectura, aprendemos a relacionar conocimientos previos, inferir, realizar hipótesis y analizar nueva información para darle forma a nuevos conceptos que nos llevarán a hacernos una idea de lo que nos rodea. La lectura es capaz de presentarnos mundos inexistentes e idílicos, a la vez que nos mantiene con los pies en la tierra y nos ayuda a construir un criterio propio.

Y no es que sin el dominio de esta habilidad no se pueda subsistir, el asunto es que el abanico de oportunidades es cada vez menos amplio entre menos conocimientos se tengan y la lectura es fundamental para extenderlo. La competencia lectora influye no solamente en un desempeño eficaz en el área de lenguaje, también constituye la base para que podamos dar rendimiento en cualquier otra área del saber.

Un individuo preparado académicamente en el área del conocimiento de su preferencia puede cambiar su vida de manera positiva, reduciendo la posibilidad de continuar con situaciones de miseria predeterminados por el lugar de nacimiento, la familia de la que provenga, el estrato socioeconómico, entre otros.

En lo que tiene que ver específicamente con la escuela, no sólo la lectura, sino también la escritura, son fundamentales para el desarrollo de habilidades que redundan en un mejor desempeño académico y acercan a los estudiantes a la consecución de un futuro con mayores posibilidades de éxito, al combinar su capacidad de interpretación con la de estructuración del pensamiento y así formar individuos más competentes, analíticos y críticos.

La escritura constituye un proceso que permite darle forma a las ideas que van apareciendo en nuestra mente y nos ayuda a preservarlas. La escritura denota claridad en el raciocinio de quien la práctica y facilita procesos comunicativos complejos. Desde su aparición, en el lejano neolítico, cuando se le llamó protoescritura, hasta nuestros días, este ejercicio ha constituido una prueba fehaciente de evolución del pensamiento, lo que claramente aventaja a quienes la practican por sobre sus pares que no lo hacen.

En una persona con capacidades en escritura se advierten habilidades especiales a nivel cognitivo. Se notan procesos de comprensión e interpretación de su entorno, además de la estructuración de sus ideas con un propósito comunicativo, lo que hace que su desempeño sea más eficaz y acorde con las exigencias de la actualidad. Es comprensible, entonces, que como sociedad sea esto lo que buscamos en las generaciones que estamos formando.

Dadas las circunstancias en las que se desenvuelve nuestro día a día, por simple selección natural, quienes deberían considerarse como los más fuertes serían aquellos que hayan desarrollado las competencias que les permitan usar su inteligencia con el fin de procurar para sí mismo y los suyos la satisfacción de sus necesidades con un menor esfuerzo y, de cierta forma, lo hemos logrado hasta el momento, pero ¿se mantendrá esta condición en las generaciones futuras?

Mucha es el agua que ha corrido bajo el puente desde aquellos tiempos de la protoescritura y a partir de ese instante todo parecía ser favorable para que en la actualidad viviéramos en una sociedad en la que nuestra inteligencia sobrepasara límites inimaginables y, gracias a ello, nuestra calidad de vida fuera cada vez más en ascenso. No obstante, nos encontramos en un momento de estancamiento, o incluso, retroceso, el cual, paradójicamente se ha dado, entre otras cosas, gracias a la prueba más significativa de evolución: la tecnología.

La tecnología, ese gran aliado con el que contamos en el siglo XXI, el que nos facilita las tareas más complejas, que en otros tiempos nos hubieran tomado semanas, meses o, incluso años, también está interviniendo en las más simples, nos está llenando de desidia mental y nos está convirtiendo en analfabetas funcionales que dependemos de una herramienta tecnológica para casi todas las situaciones de nuestra vida.

La escritura de las nuevas generaciones se ha venido limitando a un chat lleno de emoticones, que parecieran emular los primitivos pictogramas, y los trabajos para presentar en clase se han ido delegando cada vez más a inteligencias artificiales que tal vez puedan engañar al maestro, pero que no podrán suplir jamás los millones de conexiones cerebrales que han dejado de formarse por no realizar un ejercicio tan simple, pero a la vez tan significativo, como pensar.

De ahí que el llamado de los ministros de educación de América Latina sea tan pertinente y revista tal urgencia. De ser cierto lo planteado por el neurocientífico Michel Desmurget, en su libro titulado La fábrica de cretinos digitales, donde sostiene que el uso de dispositivos digitales está afectando negativamente el desarrollo neuronal de los niños y los jóvenes, estaríamos frente a un grave salto hacia atrás en la evolución del pensamiento, lo cual puede solucionarse si nos valemos de esos viejos amigos representados por el lápiz y el  papel.

A las dificultades generadas por el analfabetismo digital, se suman los problemas que el aprendizaje de la lectura y la escritura aún deben que enfrentar y que tienen que ver con el acceso a la educación en general. La desigualdad socioeconómica se mantiene en nuestros pueblos, al igual que la corrupción en nuestros gobernantes. Todavía falta que se destinen más recursos para la educación, hay ausencia de maestros calificados en las zonas más apartadas, además de materiales o, incluso, faltan centros educativos. En ocasiones, los que existen no proporcionan facilidades de acceso para los estudiantes y también hay quienes no pueden asistir por encontrarse en zona de conflicto. Adicionalmente, otros tienen problemas de hambre y desnutrición que afectan negativamente su desempeño.

La manera de reducir las marcadas brechas de aprendizaje entre nuestros estudiantes está en la toma de consciencia por parte de padres y maestros de la cantidad de beneficios que trae la práctica del ejercicio lectoescritor para el desarrollo cognitivo de los niños y la valoración de algo tan simple como plasmar nuestras ideas en un papel, por encima de todo este bombardeo tecnológico que nos está llevando al retroceso. Gran parte de los logros  de una civilización tan avanzada como la que conocemos, se la debemos a un personaje que quiso mostrar la evolución de su pensamiento al expresar algo usando como lienzo una pared.