Rodrigo Andrés Romero Sánchez
Candidato a doctor en Educación Universidad Santo Tomás. Magister en Pedagogía Universidad de la Sabana. Licenciado en Música Universidad Pedagógica Nacional. Abogado Universidad Libre. Docente de la Secretaría de Educación de Bogotá

El aula escolar sin violencia: la fuerza de la relación de querer

Miradas a la educación

El ejercicio investigativo que adelanto actualmente, titulado La Violencia Escolar y sus Bemoles -La Educación musical como propuesta transformadora del Aula-, se enmarca en los propósitos establecidos en la política educativa para la ciudad, “Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del siglo XXI, 2020-2024”, uno de cuyos ejes busca “Inspirar confianza y legitimidad para vivir sin miedo y ser epicentro de cultura ciudadana, paz y reconciliación”. (Concejo Distrital, Acuerdo No. 761 de 2020)

De acuerdo con ese espíritu, mi tesis, que se desarrolla en el programa de Doctorado en Educación de la Universidad Santo Tomás, ha venido construyéndose alrededor del cuestionamiento de ese flagelo que ha azotado a la educación, especialmente, la educación pública, en los últimos años en Bogotá.

Para tal efecto, he consultado un amplio número de referencias acerca de la violencia en general, de la pedagogía, de la música y de la violencia escolar en particular. Allí, he encontrado mucha información y variados conceptos y paradigmas construidos alrededor de los temas mencionados. Muchos investigadores han explorado la historia, las concepciones y los fenómenos relacionados con lo que gira alrededor de la convivencia escolar

Desde tales esfuerzos investigativos, el investigador curioso y reflexivo puede constatar que cientos de miles de niños en el mundo han sido víctimas inocentes del bullying, del matoneo, del acoso escolar, del vacío y de la anomia, factores que, en muchas ocasiones, han conducido al suicidio y a la desintegración de muchas familias. Por supuesto, Colombia no escapa a esa creciente pandemia que ha llenado de horror a tantos hogares, humildes, de clase media, e incluso, de las capas sociales acomodadas.

En consecuencia, y desde donde veo las cosas, solo en la medida en la que se supere esa cultura violenta del odio y del resentimiento, se podrá generar un ambiente propicio, basado en las Relaciones de Querer, para hacer realidad un plan como el formulado por El Nuevo Contrato Social:

Programa 14. Formación integral: más y mejor tiempo en los colegios. Aumentar la calidad de la educación, con la pertinencia de la jornada única y completa, a la vez disminuir brechas de inequidad que existen en el sistema educativo. Así, Bogotá debe avanzar paulatinamente para que su fortalecimiento no redunde en impactos negativos sobre la cobertura, de manera integral y con articulación interinstitucional. (Concejo Distrital, Acuerdo No. 761 de 2020)

Es claro que el sistema educativo atraviesa por múltiples dificultades relacionadas con los convulsos tiempos que vivimos. No solo en lo social, sino en lo económico, lo político y lo cultural, afectados, de un lado, por la irrupción de nuevas tendencias que están incidiendo de forma determinante en cada uno de los elementos contextuales de nuestro tiempo y, del otro, por el rompimiento de los vínculos sociales, resultado de fenómenos como la reciente pandemia, la quiebra económica y instauración del miedo como forma de vida en la vida cotidiana.

 Me pregunto, entonces, ¿Cómo se puede lograr una educación de calidad si los conflictos sociales, aunados a los peligrosos desarrollos tecnológicos que amenazan a muchas profesiones[1], sumados a la violencia, a la incertidumbre y a la inseguridad reinante en la ciudad, impiden el acceso al conocimiento, al despertar de la curiosidad y del asombro?

La respuesta que hemos logrado dar a esta pregunta, hasta el momento, luego del desarrollo de diferentes actividades investigativas desarrolladas en el Colegio Los Pinos IED, nos da luces suficientes para seguir avanzando en nuestro empeño.

En primer lugar, ponemos de manifiesto que la violencia es el resultado de la política, es decir, de la instauración, por medio de la cultura, de relaciones de poder excluyentes, que aplastan al individuo y le impiden el despliegue de la vida. Al respecto, concluimos que la violencia desaparece cuando desaparezca la política.

En segundo lugar, he visto que la pedagogía, hasta ahora, ha fracasado en su empeño de educar para la vida porque siempre ha basado su estrategia en imponer la obediencia, como si esta fuera la condición para vivir en sociedad. Los hechos han mostrado que la sumisión ha deteriorado el tejido social y empobrecido mentalmente a los individuos. Lo propio ha ocurrido con la música. El poder la ha usado como medio de alienación, de enajenación para que los individuos cedan su libertad y vivan una vida privados de autonomía e independencia.

En tercer lugar, he descubierto la fuerza creadora del conflicto, cuando se le trata desde las relaciones de querer entre personas que se asumen en forma genuina, auténtica, original, es decir, desde la alteridad constructora de nexos sociales sensibles, inteligentes.

En cuarto lugar, entendí profundamente que en el fondo de lo que está sucediendo en la escuela yace un anhelo de cambio por parte de los ciudadanos, cansados, fatigados, aburridos de habitar un mundo que se destroza en la pequeñez del poseer, dominar y competir.

Y, finalmente, veo en el corazón humano el deseo de construir una sociedad horizontal apoyada en la cooperación, el desprendimiento y el despliegue de la vida. Allí sobran las exclusiones, las desigualdades, los atropellos, las inequidades y, por lo tanto, la violencia.

Mi espacio de investigación, como ya se dijo más arriba, se encuentra situado en el Colegio Los Pinos I.E.D, ubicado en el centro oriente de la ciudad, Barrio Los Laches, zona conocida por sus altos grados de pobreza y de precariedad, cuyos niños y jóvenes, junto con sus familias, realizan enormes esfuerzos, no solo para acceder, sino para mantenerse activos en el sistema educativo.  Mi tesis se apoya en el PEI del colegio, y cuyos enunciados invitan a comprometerse a fondo con el fin de alcanzar un ambiente en el que:

El estudiante Pinista reconoce, analiza y comprende la realidad local, nacional y mundial, para formar conciencia de sus posibilidades, responsabilidades, derechos y deberes e involucrarse en la gestión ambiental de su territorio. Se valora como ser único, que reconoce sus cualidades y debilidades para mejorar sus procesos de desarrollo del pensamiento y adquiere actitudes acordes con la filosofía institucional para trascender en lo personal, familiar y social. (Colegio Los Pinos I.E.D, 2020)

En mi campo profesional, el arte, y particularmente la docencia de la música, se abren muchos caminos para abordar temas sociales complejos, pues concibo esta profesión como un instrumento eficaz en el tratamiento de las emociones humanas. Y, por supuesto, los temas relacionados con las confrontaciones, la violencia, los conflictos están al orden del día ante el  fracaso de muchos de los  procedimientos empleados por las autoridades académicas y gubernamentales para enfrentarlos y superarlos.

Mi apuesta como profesor de música del Colegio Los Pinos I.E.D, ha consistido en explorar la fuerza transformadora de la Relación de Querer, a través de la música, para contribuir en la solución del problema de la violencia escolar, además, poniendo a prueba la triada epistemológica más avanzada de nuestro tiempo: observo, comprendo, transformo.

Tal fórmula del conocimiento parte del presupuesto de que si se maneja suficiente información sobre cualquier cosa, puede procesarse, conceptualizar,  para entender a fondo el porqué de las realidades que habitamos, sus coordenadas, protagonistas y proyecciones, lo cual, a la vez, nos da la opción de descubrir sus debilidades para transformarla, paradigmatizar, en beneficio de la evolución humana hacia un mayor bienestar.

De otro lado, cuando hablo de la Relación de Querer, me refiero específicamente a la construcción de un vínculo afectivo, familiar, social, y también con la naturaleza, caracterizado por su capacidad incluyente, colaborativa, empática y solidaria.

En este escenario de la convivencia humana, las interacciones se realizan con base en la fuerza que les da la adopción de coordenadas claras y contundentes, en beneficio de las partes, tanto desde el plano individual como colectivo. En otras palabras, las Relaciones de Querer se construyen en la confianza, que le da seguridad al vínculo; la sinceridad, que lo fortalece; y la honestidad, que lo hace sensible y creativo.

 Se trata de una respuesta al clamor humano de superar esa Relación de Poder excluyente, antipática y violenta que ha destruido los nexos por la ambición, el espíritu dominante y competitivo que lo identifica.

Con esa triada, se procesa información, para tener una clara imagen de la realidad; se conceptualiza, para comprender en profundidad lo que está detrás de cada realidad; y se paradigmatiza, para hallar las mejores alternativas de cambio a cada contexto, dependiendo de la cuerda en la que vibra cada instante de la vida social.

Estoy convencido de las ventajas que el arte, especialmente la música, les ofrece a las comunidades vulnerables para avanzar en la superación de sus más grandes dolencias, si se asumen con la creatividad y el compromiso que estas demandan. He podido establecer, asimismo, que los niños, las niñas y los jóvenes, inspirados en las actividades artísticas, se vuelven más sensibles, abiertos, solidarios y dispuestos a construir fuertes vínculos familiares y sociales, apoyados en la fuerza del querer.

En el proceso investigativo he tenido la oportunidad de participar en distintos eventos nacionales e internacionales vinculados con el tema de mi tesis. Participé activamente, con una muestra musical, en el Foro de las Localidades de Santa Fe y La Candelaria “Aprender el valor de ser y de ser con otros” y en el Festival Escolar de Artes 2022.

 Este trabajo investigativo se encuentra apoyado en la estrategia Incitar para la paz que brinda acompañamiento pedagógico a propuestas que surgen a nivel privado y oficial en los colegios de Bogotá, Así mismo, la Secretaría de Educación de Bogotá me apoya, junto con el ICETEX y la Universidad, con una beca de estudios doctorales.

De otro lado, realicé una pasantía en la ciudad de Quito, Ecuador, entre el 24 y el 31 de agosto, y del 15 de noviembre al 4 de diciembre de 2020, presentando varias ponencias sobre mi tesis. Además, asistí al Congreso Internacional de Investigación en Ciencias Sociales - CIICS - Conexión - 2020, realizado entre el 25 y el 27 de agosto, de manera virtual. allá tuve la oportunidad de representar internacionalmente al Colegio Los Pinos IED, a la Universidad Santo Tomás y su grupo de investigación, Educación, Derechos Humanos y Ciudadanía.

Finalmente, estoy convencido del alto impacto que mi tesis puede tener en la vida educativa, no solo desde el punto de vista de la comprensión del fenómeno de la violencia escolar, sino desde la propia posibilidad de dotar a la comunidad académica, a los profesores, a los estudiantes, a los padres de familia y a la institución educativa, con herramientas eficaces, pertinentes, inspiradoras y avanzadas para superar lo que se constituye como un obstáculo en el camino de millones de niños y jóvenes para alcanzar tan caros sueños y tan elevadas esperanzas de sus familias en un mundo lleno de incertidumbres.

No cabe la menor duda de que una institución educativa, con una comunidad académica comprensiva y dinámica, capaz de transformar las dificultades en oportunidades de cambio, le puede aportar a la educación de la ciudad enormes beneficios en los campos del saber y de la convivencia ciudadana si se atreve a explorar otras formas de abordar la solución de los conflictos sociales, es decir, atreverse a generar nichos ecológicos en donde la violencia, como forma de tratarlos, se envíe a los anaqueles en donde se pudre lo que constituyó la muestra de una época oscura y pueril de la humanidad, para renacer como el Avefénix, de entre las cenizas, sin violencia ni exclusión.

Referencias

Acuerdo No.  761 de 2020 [El Concejo de Bogotá D.C.].  Por medio del cual se adopta el plan de desarrollo económico, social, ambiental y de obras públicas del distrito capital 2020-2024 “Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá́ del siglo xxi”. 11 de junio de 2020.

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[1] Según el libro de Andrés Oppenheimer, Sálvese Quien Pueda, el 67% de las profesiones quedará sin espacio con la implementación de las aplicaciones, los algoritmos y la popularización de los robots.