Carolina Basto
Comunicadora Social Subsecretaría de Calidad y Pertinencia
Ricardo González
Comunicador Social Subsecretaría de Calidad y Pertinencia

La alimentación escolar en Bogotá: del bocado al plato lleno*

Crónicas pedagógicas

* Los autores y el Editor agradecen la colaboración de la Subsecretaría de Acceso y Permanencia para la elaboración del presente artículo.

Suena el timbre, llega la hora del descanso en los colegios públicos de Bogotá, ese momento anhelado por los estudiantes en el que cierran sus cuadernos con rapidez, desatienden los últimos segundos de clase del profesor y salen apresurados, a reencontrarse con sus amigos para hablar, jugar, caminar, ir al baño, terminar la tarea pendiente para la siguiente clase, buscar al profe para que les ayude con una mala calificación o para explicarle que no estaban molestando en clase, sino debatiendo el tema con sus amigos.

Pero principalmente salir para descubrir el universo maravilloso del menú que les brinda su comedor escolar, o el refrigerio especialmente diseñado para su nutrición, para luego sentarse en grupo y calmar el hambre, antes de continuar con la jornada. Niñas y niños felices, recargando baterías con un nutritivo y delicioso almuerzo o refrigerio, corriendo por los pasillos y disfrutando con energía su día en el colegio.

Aunque esa última frase suena solamente como parte de un discurso de campaña, es en realidad un gran propósito de ciudad que durante los últimos 20 años ha priorizado en la agenda social, la importancia de lograr que todos los estudiantes de los planteles educativos del sector oficial, tengan acceso a una alimentación escolar pertinente, saludable, equilibrada y variada que se traduzca en bienestar, salud, más y mejor aprendizaje, así como en mayor acceso y permanencia en el sistema educativo distrital.

A pesar de la situación difícil que trajo la pandemia, la Secretaría de Educación se ha preocupado por cumplir con la alimentación de calidad para sus estudiantes en las zonas urbanas y rurales de Bogotá, aumentando la cobertura de beneficiarios, mejorando la percepción de los padres con el programa (el 97% de los padres o acudientes califican como positiva la estrategia implementada) y manteniendo así su compromiso con el desarrollo de los niños, niñas y jóvenes de la ciudad.

Todo ello plantea un gran desafío, partiendo del contexto socioeconómico que ha tenido la ciudad capital, en donde existen desigualdades visibles y ocultas que impactan la calidad de vida de las familias y que se ha constituido en un esfuerzo Distrital para mitigar los índices de pobreza multidimensional que, en los últimos años, de acuerdo con las cifras del DANE, ha pasado del 22.3% en 2003 al 7.1% en el 2019. En general ha sido una reducción de 15 puntos porcentuales en 16 años, si bien muestra avances en la mejora de las condiciones de salud, educación y nivel de vida, son en sí mismo una cifra que se debe seguir minimizando, más aún cuando hablamos de niños, niñas y jóvenes.

Y es en este punto cuando adquiere relevancia, la necesidad de atender la situación de muchas familias de estudiantes de colegios públicos, que han hecho parte de ese índice de pobreza multidimensional y que requieren del apoyo de alimentación escolar para continuar en el colegio.

Brindar tranquilidad a las familias, frente al cubrimiento de una necesidad tan básica e indispensable como la alimentación para sus hijos e hijas, ha sido una apuesta estratégica para promover que todos los niños y las niñas estén en el sistema educativo, que accedan a un proceso de aprendizaje de calidad, que su asistencia sea permanente año a año, que su crecimiento sea adecuado y que la alimentación no sea un privilegio de algunos, para que a la hora que suene el timbre del descanso, ningún estudiante se quede sin disfrutar de una alimentación escolar de calidad.

La ecuación es sencilla, alimentarse bien, para crecer bien y aprender bien

Lograr que todas las niñas y los niños tengan acceso a una alimentación escolar adecuada, ha sido consecuencia de un esfuerzo sostenido fruto de las bondades de construir sobre lo construido para garantizar el derecho adquirido a una educación digna, pero sobre todo de años de propuestas, acciones y estrategias diversas que en le han apostado a disponer de la alimentación escolar en todos los colegios públicos de la ciudad.

Desde el año 2000 comenzó la distribución de los refrigerios en los colegios oficiales de la ciudad de Bogotá, con recursos del Distrito y de las alcaldías locales, adicional al apoyo que históricamente brindaba el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Se empezó a gestionar como programa estratégico y complementario junto a las rutas escolares, para aumentar el nivel de retención escolar y apoyar a los estudiantes de escasos recursos económicos. Hacia el 2003 se cuantificaban 179 mil niñas y niños con refrigerio diario.

En el año 2004, con el inicio de operación de 5 comedores escolares para la entrega de comida caliente, se inició el camino para fortalecer la alimentación escolar a los estudiantes de la matrícula oficial del Distrito, terminado el 2007, para este año la cifra aumento a 37 comedores escolares, que permitieron la entrega de 90.545 comidas calientes, además de la entrega de 418.000 refrigerios escolares. Las acciones implementadas permitieron que para el 2011 el porcentaje de estudiantes que recibieron comida caliente y refrigerio aumentaría del 55.10% al 76.90%.

En los años siguientes se avanzó progresivamente en la universalización de la alimentación escolar con refrigerios y/o comida caliente.  Hoy el 100% de estudiantes que lo requieren pueden tener el beneficio del PAE y progresivamente se avanza en aumentar la proporción de comida caliente con comedores escolares y comida caliente transportada. A inicios de 2020 ya se tienen cerca de 160 comedores abiertos, y el compromiso de los próximos años será aumentar gradualmente la comida caliente en los colegios públicos, que permita que todos los colegios de jornada única cuenten con comida caliente al finalizar el gobierno.

Brindar tranquilidad a las familias, frente al cubrimiento de una necesidad tan básica e indispensable como la alimentación para sus hijos e hijas, ha sido una apuesta estratégica para promover que todos los niños y las niñas estén en el sistema educativo, que accedan a un proceso de aprendizaje de calidad, que su asistencia sea permanente año a año, que su crecimiento sea adecuado y que la alimentación no sea un privilegio de algunos

De igual forma, en los últimos años de manera progresiva se han mejorado los mecanismos de contratación, controles sanitarios y seguimiento del Programa de Alimentación Escolar. Así, desde el 2015 se dio un cambio en la forma de contratar el suministro de refrigerios escolares en el PAE, e inicialmente con un piloto, y posteriormente con dicha operación, se realiza, en alianza con la Agencia Nacional de Contratación Pública – Colombia Compra Eficiente la adquisición y entrega de los refrigerios escolares.  A partir de ello, ha sido reconocida como ejemplo de eficiencia, calidad y transparencia por entidades como el Open Contracting Partnership, la OEA o el Ministerio de Educación Nacional.

Misión pandemia

Para el primer trimestre de la vigencia 2020, alrededor de 690 mil estudiantes se beneficiaban con la alimentación escolar brindada por el Distrito a través de refrigerios escolares y el Servicio Integral de Desayunos y Almuerzos Escolares. Con la pandemia, y en el marco de la normatividad especial promulgada en el tema, la Secretaría de Educación realiza la innovación de las modalidades transitorias de bonos alimentarios en las zonas urbanas y canastas alimentarias para los estudiantes rurales del Distrito.

Desde el inicio, la Secretaría de Educación ha garantizado la alimentación de los niños, niñas y jóvenes con el fin de evitar situaciones deserción escolar, logrando la entrega de más de 5 millones de apoyos alimentarios a más de 750 mil estudiantes de colegios oficiales (cerca de 60 mil beneficiarios más que los anteriores a la pandemia).

A pesar de la situación difícil que trajo la pandemia, la Secretaría de Educación se ha preocupado por cumplir con la alimentación de calidad para sus estudiantes en las zonas urbanas y rurales de Bogotá, aumentando la cobertura de beneficiarios, mejorando la percepción de los padres con el programa (el 97% de los padres o acudientes califican como positiva la estrategia implementada) y manteniendo así su compromiso con el desarrollo de los niños, niñas y jóvenes de la ciudad.

Tan importante es el acceso a la alimentación, como la calidad y contenido de la misma. Los esfuerzos por hacer que el sistema educativo distrital no sea el plato de segunda mesa han logrado posicionar a Bogotá como la ciudad líder en programas de alimentación del país antes y durante la pandemia.

FUENTES

http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/2001_2004_bogotaparavivirtodosdelmismolado_c_informefina_0.pdf

http://www.contraloriabogota.gov.co/sites/default/files/Contenido/Informes/Estructurales/Educaci%C3%B3n/2012%20-%20IT2018%20Plan%20Sectorial%20de%20Educaci%C3%B3n%20-%20Programa%20de%20Alimentaci%C3%B3n%20Escolar%20PAE%202016-2018.pdf

https://bogotacomovamos.org/datos/pobreza-y-desigualdad/

http://observatorio.desarrolloeconomico.gov.co/dinamica-economica/pobreza-y-desigualdad-en-bogota-resultados-en-los-ultimos-anos

http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/2008_2012_bogotapositiva_c_informefinal_j_balancegestion.pdf

http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/informe_gestion_distrital_2012.pdf

https://www.educacionbogota.edu.co/portal_institucional/sites/default/files/inline-files/CB-1014_INFORME_SEGUIMIENTO_PLAN_DE_DESARROLLO.pdf

https://bogota.gov.co/infancia/bogota-humana-brinda-alimentacion-de-alta-calidad-752000-estudiante