Claudia Roberto Shilito
Profesional del Equipo de la Subsecretaría de Calidad y Pertinencia

Inmersión en la U: un camino para definir el camino al finalizar el colegio

Crónicas pedagógicas

El 22 de agosto de 2023, Wendy Gómez, estudiante del grado 11 del colegio Fernando Soto Aparicio, se levantó a las 4:30 de la mañana, se arregló y se preparó para salir a su colegio a las 5:30, a donde llegó a las 6:00 para iniciar su jornada escolar media hora después, la cual finalizó a las 2:15 de la tarde., saliendo a tomar el alimentador que la lleva al portal Banderas de Transmilenio, allí se subió al A60, para llegar a la estación Héroes y dirigirse a la Universidad EAN, donde estudia una asignatura de primeros semestres a la que accede por la estrategia de Inmersión a la vida universitaria, que es liderada por la Secretaría de Educación del Distrito, la cual permite acercar a los jóvenes a las dinámicas y espacios propios de la educación posmedia,  les brinda herramientas que les permiten la elección del programa educativo que responda a sus intereses, necesidades y expectativas para consolidar perspectivas de vida que orienten sus trayectorias posmedia.

Ese mismo día, yo también tomé un bus de Transmilenio para dirigirme a la Universidad EAN, con el propósito de conocer de cerca la experiencia que viven los estudiantes que hacen parte de la estrategia de inmersión, sin imaginarme que quien en realidad viviría y reviviría una experiencia maravillosa sería yo. Llegué hacia la 1:30 p. m. y allí me esperaba Yamile Velásquez, quien es parte del equipo de seguimiento en la estrategia de inmersión por parte de la Universidad y, sin planearlo, en ese encuentro que duró aproximadamente 4 horas, viví parte del proceso de inmersión como lo hace cualquier estudiante que toma su asignatura en esa universidad.

Yamile, con su amabilidad, profesionalismo y pasión por su trabajo, me hizo un proceso de inducción, no solo sobre el programa sino sobre la universidad en general, me presentó todas las instalaciones y los espacios a los que tienen acceso los estudiantes y, durante esas horas, me sentí como uno de ellos, estuve incluso en el área administrativa acompañando a un estudiante a hacer un cambio de asignatura.

Durante la jornada conocí los salones, la biblioteca, las salas de cómputo, las salas de entretenimiento y los videojuegos, el laboratorio de medios, el gimnasio, el salón de clases de danza y de música, los espacios innovadores que tiene esta universidad para dictar clases, como lo son la piscina de pelotas y la sala de experiencias en 3D. Esta última fue mi favorita, pues nunca había estado en un lugar así, en donde te ponen un equipo que te permite experimentar universos nuevos en tres dimensiones. La experiencia que me presentaron fue la de las formas de energía que ha tenido la humanidad y su evolución, y debo decir que fue una experiencia mágica, que me sentí nuevamente como una estudiante descubriendo el mundo y aprendiendo, pero de una manera fuera de lo convencional.

En la conversación, Yamile me contó que ella y otras dos compañeras hacen acompañamiento permanente a los estudiantes, realizan el  seguimiento a la asistencia,  se encargan de las acciones de retención y permanencia, de mostrarles las ventajas que tiene hacer parte del programa y les recuerdan que al certificarse obtienen  puntos adicionales para ingresar al programa Jóvenes a la U, que también es liderado por Secretaría de Educación del Distrito en conjunto con la Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología, para dar becas universitarias a jóvenes de los colegios oficiales de Bogotá.  Otro de los beneficios es el uso de instalaciones y actividades del medio universitario, que para ella es una oportunidad para socializar y hacer otras actividades fuera de su rutina.

En la inmersión toman una asignatura y asisten a las clases junto con los estudiantes de pregrado, y desde el inicio se les hace énfasis en que el nivel de exigencia será igual para ellos, dado que los profesores no hacen diferencia y todos los estudiantes deben cumplir con las entregas de trabajos y actividades, con sus parciales y pruebas objetivas. Un factor clave, es que a los estudiantes que finalizan de manera satisfactoria sus procesos de inmersión, que cumplen con los requisitos de asistencia y los académicos exigidos por parte de las IES, se les otorga un certificado, que en el caso de las asignaturas es homologable por el número de créditos cursados y aprobados.

Yamile comenta que para algunos es fácil adaptarse al ritmo de la universidad, conocer las plataformas y acceder al material; pero para otros este proceso es más complejo y por eso, si  no los saben usar, los envían al equipo de TIC de la universidad y allí los orientan, siempre teniendo en mente que el objetivo de esta experiencia y de este programa es que los jóvenes que aún están en el colegio tengan un primer acercamiento con la vida universitaria y aprendan a vivir allí, con todo lo que esto implica. “Dependiendo de la asignatura, los estudiantes asisten entre 2 o 3 veces a la semana para cumplir con las horas que tiene la materia que eligieron con el objetivo de obtener la certificación, que es la que les permitirá homologar esta materia en cualquier universidad y tener esos créditos cursados”, afirma Yamile.

 Otro factor del que hablamos es el rol de las familias en este proceso. Para la Secretaría y para las universidades es importante que los estudiantes cuenten con el apoyo de sus tutores, por eso se les invita a la jornada de inducción y quienes asisten hacen un recorrido por la universidad para que conozcan los espacios, las reglas de la U, los beneficios de que sus hijos hagan parte del programa, y se resalta la importancia de su apoyo para que puedan culminar con éxito el proceso, no solo gracias a la dedicación de tiempo, sino también al soporte económico para sus desplazamientos. 

Este último aspecto es fundamental, durante el tiempo que Yamile ha acompañado la estrategia, porque sus padres no les dan el permiso para continuar su proceso. Sin embargo, también ha conocido varios jóvenes que están tan interesados en hacer la inmersión, que buscan opciones o negocian con los profesores para poder tomar algún día a la semana la clase virtualmente.

Otro aspecto esencial para que la estrategia cumpla con su objetivo es que los colegios acompañen el seguimiento, flexibilicen horarios y que con el reporte de asistencia que envían las auxiliares de acompañamiento del equipo de Media de la Secretaría que están en cada universidad, los coordinadores del programa dentro del colegio puedan identificar porqué los estudiantes no asistieron y se puedan buscar alternativas de solución.

Al finalizar la charla con Yamile, tuve la oportunidad de conversar con Wendy, la estudiante con la que inicia este recorrido por la inmersión, y me contó que para ella ha sido una experiencia muy chévere, que las clases son totalmente diferentes por la dinámica, la metodología y porque le han ayudado para ser más expresiva. La asignatura que está tomando es Filosofía para profanos, considero relevante retomar sus palabras: “esta clase me motiva a la lectura y al análisis crítico y a no ver las cosas tan simples, sino desde diferentes perspectivas, diversas voces”. Asimismo, me cuenta que el profesor les muestra otra forma de interpretar los textos y afirma que “los docentes son rigurosos pero el de la asignatura que tomo siempre está dispuesto a ayudar, es más como un amigo que orienta y enseña”.

Al escuchar la descripción de Wendy se despierta mi curiosidad por conocer a ese profesor y poder vivir la experiencia de su clase, es por esto que pido a Yamile su ayuda para hablar con él, e ingresamos a la clase que inició a las 4:00 pm. El profesor Diego Felipe Aristizábal dicta Filosofía para profanos, nombre que de entrada cautiva la atención y el interés de sus estudiantes. Cuando ingreso, el profesor les está explicando cómo construir una red conceptual, que es similar a lo que conozco como mapa conceptual, pero él les indica que la red va más allá porque hace evidente la relación que hay entre los diferentes conceptos y elementos que la componen.

Como metodología, los estudiantes están divididos en grupos y preparan la exposición sobre los planteamientos de dos pensadores contemporáneos o posmodernistas. En una de sus intervenciones, el profe Diego les indica que están investigando sobre estos pensadores porque no es importante resolver la democracia ateniense sino la nuestra, las democracias representativas. Una de las frases del profesor Aristizábal, que se quedó conmigo fue “los filósofos piensan el pensamiento pensado para beneficio de los vivos” y considero que el mundo y la perspectiva que les está dando a sus estudiantes es maravilloso, porque no es una clase magistral, “ladrilluda”, sino que busca que los conceptos de filosofía se apliquen a la vida diaria y para el beneficio común.

Después de estar en la clase y comprender por qué cautivó a Wendy, entendí, con conocimiento de causa, las palabras que me dijo ella al cierre de nuestra conversación “quisiera invitar a todos los estudiantes que aún no han hecho el proceso de inmersión a dejar el miedo, los profes están dispuestos a apoyar y orientar. Son muy abiertos, se vuelven personas de confianza, uno se siente en un espacio como si fuera la casa, pero en el que hay conocimientos más amplios y muchos aprendizajes, no solo académicos sino personales”.

Otros aprendizajes de mi inmersión

En medio de nuestra conversación, Yamile manifestó que “la mayor gratificación que me ha traído el programa es que chicos reciban su certificado y que lo entreguen todo por conseguirlo”.  Sin embargo, también hizo referencia a la tristeza que le genera que algunos estudiantes que tienen promedios muy buenos se vean obligados a dejar el programa por razones económicas o de fuerza mayor.

En este punto del recorrido es importante resaltar que la universidad en la que hice mi inmersión es una de las nueve Instituciones de Educación Superior, IES, que cuentan con acreditación de alta calidad y con las que la Secretaría tiene un convenio para el desarrollo de la estrategia de inmersión. Con corte a junio de este año, 10.345 estudiantes, de 220 colegios, que participan en asignaturas de primeros semestres, cursos de extensión universitaria, cursos con sector productivo y micro credenciales de diferentes áreas del saber (ciencias naturales, ciencias sociales, ingenierías, etc.).

Para complementar y conocer de primera mano cómo se sienten los estudiantes que hacen parte del programa de inmersión, conversé con Ana María Cruz, estudiante de 10 grado del Colegio Nidia Quintero, quien afirma “me ha gustado bastante, es una puerta abierta de aprendizaje, me encanta aprender. Estoy en el curso de inmersión Cultura de emprendimiento y nos están mostrando qué es emprender, cómo se emprende y qué hace un emprendimiento. Me está empezando a gustar el mercadeo digital y tiene que ver con el curso, porque nos enseñan que con el emprendimiento se pueden resolver problemas sociales, porque uno se beneficia, pero también los demás. Además, este curso me ha ayudado a soltarme y a no sufrir de tanta pena como antes”. Al igual que Wendy, Ana María debe asumir una jornada intensa los días que tiene clase, dado que inicia a las 6 de la mañana en el colegio, finaliza a las 12:30 de la tarde y a esa hora sale hacia la universidad.

Deivy Gómez fue otro de mis compañeros de esta tarde de inmersión. Él estudia en el colegio Femando Soto Aparicio, cursa grado 11 y también está en la clase del profesor Diego Aristizábal. Él hace énfasis que esta inmersión le muestra y le hace vivir un cambio drástico frente a lo que ha sido el colegio “aquí hay muchas experiencias que me llevan a ver cosas nuevas, me gusta tener muchas opciones en un solo sitio: salón de música, biblioteca, salón de futbol, etcétera”. 

Camila Romero y Natalia Castañeda son del grado 11, del Colegio Antonio García; ellas manifiestan que la inmersión ha sido una experiencia maravillosa en la que han conocido gente nueva. Camila dice que “en ocasiones los compañeros de pregrado hablan de cosas que no sé, o la profe menciona temas que nunca había escuchado, pero siempre me aclaran y me dan respuesta a las dudas”. Natalia, por su parte, con una sonrisa y muy entusiasta, manifiesta “siento que los estudiantes que ya están en la universidad son más libres, se expresan y dicen lo que piensan, y a uno se le pegan esas energías. He aprendido también socializando, y he hecho nuevos amigos. La profe Gigi es muy positiva y a uno se le pega su energía”.

Como cierre de mi experiencia, tuve una charla con Kevin Johan Contreras, estudiante graduado del Colegio José María Córdoba, que actualmente está becado con el programa Jóvenes a la U y cursa la carrera de Comunicación en la EAN.  Durante la charla, me cuenta que hace un año estuvo en el proceso de inmersión y el curso en el que participó fue cultura del emprendimiento: “Considero que el programa es fundamental para finalizar el proceso estudiantil en 11, porque es tener un punto de vista más amplio de lo que significa pasar al tema universitario, y ayuda a combatir mitos, teorías y miedos, temores que se calman cuando se hace parte del proceso de inmersión. Aquí descubrí que me encantaba la universidad, y que el colegio y la U, son dos ámbitos diferentes, principalmente por las personas que están aquí” afirma Kevin.

Certificación de mi inmersión

Siendo las 5:20 de la tarde del 22 de agosto, me despido de Yamile, mi inductora, compañera y orientadora durante mi corta pero sustanciosa inmersión en la vida universitaria. Me sentí infinitamente afortunada por vivir esta experiencia tan bonita y que me regresó gratamente a mi época de universidad, pero también me di cuenta de cuánto ha cambiado, no solo la infraestructura universitaria sino también la forma de enseñar, de interactuar, con el uso de nuevas tecnologías y métodos para evaluar. Mientras caminaba, vino a mi mente mi primer día de universidad, cuando me sentía un poco perdida, tanto en el espacio como en el camino que iniciaba, y pensé en lo positivo que hubiera sido tener la oportunidad de hacer una inmersión desde el colegio, para no solo conocer los edificios y caminos, sino también para tener interacción con profesores y estudiantes de pregrado que me compartieran su conocimiento y experiencia.

Mi conclusión de esta inmersión es que sumergirse en este programa les da la oportunidad a los jóvenes de descubrir caminos, encontrarse-perderse, conocer otros espacios de la ciudad, aprender a movilizarse los lleva a responsabilizarse, a ampliar su entorno y sus relaciones y, sobre todo, les abre la puerta a un mundo de oportunidades y posibilidades para continuar su formación académica después del colegio.