Luis Ángel Correa
Estudiante grado cuarto, Colegio Rodrigo Arenas Betancourt, localidad Fontibón.

Un desierto de conflictos

Crónicas pedagógicas

La Súper Idea -Semillero de investigación Convipoder- surge como una posibilidad de explorar las percepciones de las niñas y niños en torno a las dinámicas de convivencia en el colegio, evidenciando las relaciones de poder que transitan en los diferentes espacios y momentos de su vida cotidiana, esto a través de diversos lenguajes que les son propios como la lectura, la escritura y el dibujo, poniendo de manifiesto el potencial transformador que tiene la dimensión estética en la formación de nuevas ciudadanías.

El ejercicio de construcción colectiva del cuento “Un desierto de conflictos”, partió de la experiencia de aula vivida en el curso 401, ya que al inicio del año escolar se presentaron varias dificultades de convivencia, asociadas con la inadecuada gestión de las emociones al momento de enfrentar conflictos. Fue así como se empezaron a realizar reflexiones a partir de un juego llamado Abrecaminos, a través del cual se pretende desarrollar capacidades para la resolución de conflictos, el cual ha sido apropiado y compartido con las niñas y  niños de primaria.

Esta producción textual es el resultado de un taller que buscaba la construcción de la memoria colectiva de las niñas y niños, invitando a recrear su experiencia vivida a través de un relato creativo. Todos sugirieron ideas, contextos, características de los personajes, situaciones conflictivas y formas de solucionarlas. De esta manera, un grupo de participantes tomó nota de las sugerencias y poco a poco dieron forma a la versión final. Esta ha sido una valiosa oportunidad para resignificar los aprendizajes y valorar la importancia de conectar las capacidades de las niñas y niños, en especial aquellas que nos ofrecen oportunidades para ser y crecer.

Un desierto de conflictos

amigos aldea

Hace muchos años existían cuatro amigos que vivían en una aldea: El lobo Charlie, el zorro Maya, el gato Tommy y el león Max.

Un día pasó un conflicto: le robaron unos juegos de mesa muy importantes a Copita, una persona que vivía allí. Entonces, los cuatro amigos buscaron por toda la aldea y todo el desierto, pero no los encontraron.  Después, fueron a la casa de Spike, un señor muy humilde, tocaron la puerta, pero nadie les abrió. Decidieron entrar y vieron los juegos y el zorro Maya dijo:

— ¡No puede ser! ¿Spike es un ladrón?

— Y el lobo Charlie dijo: ¡Gran ladrón!

— Parece que lo hizo de noche - dijo Maya, el Zorro.

Salieron de allí y al parecer estaban inscribiendo personas a un campeonato de futbol, los invitaron y aceptaron. Fueron al campeonato y el gato Tommy dijo:

— ¡Soy bueno en el fútbol!

Empezaron a competir, cuando Tommy le dijo una grosería al portero del otro equipo.  Así que perdieron porque ganaba el mejor ser humano.  Maya, el zorro, dijo:

- Al menos nos divertimos… ¿no?

- Mmm sí - dijo Tommy frustrado.

Después fueron a la aldea e hicieron una pijamada. Invitaron al león Max y a todos los niños y niñas que vivían ahí.

Después, un día llegó un niño que se llamaba Tobías, quien empezó a ponerle apodos a los cuatro amigos.  Por ejemplo, al zorro Maya, le decía cuatro ojos porque usaba gafas; a Tommy le decía pie grande; en fin, así con todos.

Un día llegó una pandemia que hizo que los cuatro amigos no se volvieran a ver. Las clases virtuales eran algo muy malo porque las niñas y niños no prestaban atención. ¡Querían jugar!

Después de unos días, Tobías no se volvió a conectar en las clases virtuales.  Luego de una semana los cuatro amigos decidieron preguntarle a la profesora qué pasaba y la profe dijo:

— A Tobías se le murió la mamá.

Los chicos le pidieron a la profe el número de Tobías, lo llamaron y Tobías dijo con voz muy débil:

—  Por… por ¿por qué me llaman?

— ¡Porque nosotros nos preocupamos por ti! - dijo el lobo Charlie.

— Pero si yo los trataba tan feo- dijo Tobías llorando.

—  ¡No importa!, nosotros sabemos que lo hacías, porque de pronto antes te hacían bullying.

Tobías se puso a llorar, él se disculpó y se volvieron amigos.  Después de tres años la pandemia se acabó y Tobías empezó a tratar bien a todas y todos, eso les alegró mucho.

Gracias a ellos, Tobías superó la muerte de su madre.  Luego sus amigos hicieron una campaña con carteles, poemas, cuentos y juegos para que toda la comunidad de la aldea conociera sus derechos y sus deberes; así, trabajando en equipo lograron ser mejores seres humanos, sin peleas y la aldea se convirtió en un desierto de conflictos.