Wilson Alejandro González Cárdenas
Asesor de la Dirección del IDRD – Gerente Proyecto Jornada Escolar Complementaria  
Carlos Alberto Rincón Oñate
Líder Psicosocial – Proyecto Jornada Escolar Complementaria IDRD
Yadira Mercedes Sánchez Corredor
Líder Pedagógica – Proyecto Jornada Escolar Complementaria IDRD

Una apuesta por la formación integral: La triada deporte-pedagogía-valores

Miradas a la educación

En el contexto de ciudad, la Alcaldía Mayor de Bogotá y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), de manera articulada con la Secretaría de Educación Distrital (SED), implementan el proyecto Jornada Escolar Complementaria, el cual ofrece alternativas de formación integral (cognitiva, psicosocial y ciudadana) a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes escolares de los colegios del Distrito, mediante la oferta del Instituto Distrital de Recreación y Deportes de un programa de enseñanza en 35 disciplinas deportivas, bajo la modalidad de centros de interés, los cuales se desarrollan mediante sesiones de clase en deportes y actividad física adaptadas a las necesidades, expectativas y demandas de los escolares. Estas intervenciones son ejecutadas en los escenarios del sistema distrital de parques, aprovechando la ciudad y su mobiliario como escenario para el desarrollo de aprendizaje.

El proyecto busca favorecer la construcción de ciudadanía (activa y critica) mediante procesos de formación integral en los que la práctica deportiva escolar se convierte en eje transversal bajo la estrategia de centros de interés. La formación integral se comprende como una acción reflexiva más allá del “hacer” (entendido como la simple acción de seguir una instrucción) y pasa a ser una acción de relacionamiento de la acción con los otros y su entorno, en ello radica la importancia del centro de interés en relación con el espacio de la ciudad, como un espacio de aprendizaje que garantice acciones significativas y que trasciendan la práctica deportiva del niño o la niña.

El centro de interés en el espacio público de ciudad cobra relevancia por diversos motivos, por mencionar solamente dos: el primero tiene que ver con la predisposición natural que los niños y las niñas tienen al movimiento y el segundo la posibilidad de disfrute que les permite el acercamiento y reconocimiento de los otros y las otras (la otredad) con quienes construyen sus espacios de vida.

Gimeno (2020) pone en manifiesto que la persona (para el caso los escolares) se deben comprender como sujetos sociales que tienen una permanente interacción entre ellos (y la ciudad como espacio de convivencia) y de esta manera se construyen redes de aprendizaje y comprensión del entorno a través del intercambio constante de vivencias; de esta manera el niño o la niña enriquecen su concepción del mundo que los rodea y construyen un sentido frente a las acciones que realizan en el proceso de aprendizaje de la práctica deportiva. 

La práctica deportiva a través de los centros de interés brinda a los niños y las niñas la posibilidad de reconocer y experimentar su corporeidad en la relación “cuerpo-sujeto-cultura”; a través de sus encuentros, los niños y niñas sienten, piensan y ponen en movimiento no solamente su cuerpo, sino también  las posibilidades de relacionamiento y construcción de acuerdos necesarios para su desarrollo y la vida en sociedad, en la medida que su autonomía se fortalece. El movimiento a su vez construye relaciones que se fortalecen con el otro y con el mundo que les rodea y que permite construir los significados necesarios que van dando sentido a ser un ciudadano propositivo frente a la realidad que lo cobija.

¿Qué se busca a través de la educación y la formación deportiva? Entrar a participar de las condiciones sociales en las cuales crecen y se desarrollan los y las escolares a partir de la comunicación, el fortalecimiento de la identidad, las oportunidades para la creación, pero cobra mucha importancia las condiciones de bienestar para consigo mismo y la familia. La educación también busca que los y las estudiantes ejerzan el desarrollo y la participación en igualdad de condiciones, no solo al acceso a los recursos económicos, sino también a condiciones de autonomía y pluriculturalidad, al uso compartido de espacios públicos, al empleo y distribución del tiempo.

Re-significar formas de  educación, conocimiento y re-conocimiento desde las primeras bases, esto es, desde la primera infancia hasta la adolescencia, es un compromiso de Estado, medios, familia; los cuales no pueden seguir planeando políticas, contenidos confusamente culturales y delegar las responsabilidades de acompañamiento sobre la consideración de que los primeros años en la educación corresponden únicamente al cuidado y entretenimiento; lo que ha llevado a un actuar equivocado sobre la formación de los primeros años de los niños y las niñas.

Desde un modelo pedagógico más cercano a las corrientes críticas que desde el continente se han venido construyendo, se busca el reconocimiento del niño y la niña como sujeto de derechos desde su corporeidad y corporalidad en la práctica deportiva escolar. En esta propuesta, el escolar no se concibe como un sujeto pasivo sino como protagonista que puede desde su saber ayudar y coadyuvar a transformar la cultura ciudadana, a través de elementos como la construcción de ciudadanía y apropiación del espacio público de la ciudad (parques y escenarios deportivos), con el fin de ver la ciudad como ambiente de aprendizaje y de construcción de sentido individual y colectivo.

El deporte, más allá de su sentido competitivo, sin lugar a duda importante, permite la promoción de y el sentido de la amistad, la solidaridad, la otredad, la alteridad y la ética, aplicado al juego limpio y a la construcción de subjetividad que favorece también la construcción de un proyecto de vida que expande las posibilidades del sujeto desde el disfrute.

El trabajo que se realiza desde la Jornada Escolar Complementaria permite hacer de la práctica deportiva un medio para el desarrollo de la creatividad y el pensamiento crítico, reconociéndolos como elementos valiosos para la tramitación de sus conflictos, sino como la toma de decisiones acordes para construir la vida de manera colectiva.  Otro componente esencial en este proceso es el enfoque diferencial, el cual se desarrolla en la medida que conceptos como identidad de género e inclusión ayuden a romper los estereotipos que se construyen, precisamente desde el deporte y que favorecen construcciones sociales y simbólicas de injusticia que se validan como naturales en contra de las mujeres y de las diferencias que nos constituyen. Se trata de ampliar, desde el deporte, la sensibilidad humana en clave de la vida social, individual y colectiva que reconoce las diferencia, las valora, las defiende y las siente como propias para construirnos como seres humanos.

De esta manera, el quehacer pedagógico y didáctico de los formadores y formadoras se robustece con una apuesta temática que permita entonces que niños, niñas y adolescentes puedan entender el deporte y su práctica como un ejemplo de promoción de actitudes ciudadanas y prevención de situaciones que los pongan en riesgo.

Los escolares se entienden como sujetos de derechos, en donde se busca un protagonismo activo frente a sus derechos, dejando de lado la comprensión de la niñez como objeto de intervenciones tanto de instituciones como de programas de diferentes entidades.

La familia como centro afectivo y de socialización, aspecto que permite generar acciones que buscan que, a partir de las reflexiones, las familias tengan un lugar más activo en el proceso de formación.

El cuerpo como primer territorio de garantía de derechos, el cual tiene como objetivo complementar el concepto del cuerpo como fundamento de la práctica deportiva, con una comprensión complementaria del cuerpo como centro de la ciudadanía, la participación y la existencia.

El deporte como un espacio de encuentro con los y las otras, que permite reconocer el deporte como un escenario afectivo, sin dejar de ser competitivo, solidario, sin dejar de ser conflictivo, entendiendo el conflicto como una dimensión psicosocial del sujeto.

Autoestima, autoconcepto y autoimagen, tres temas que permiten complementar los aspectos relacionados con la construcción de la personalidad y la autonomía de manera dinámica.

El desarrollo de estos elementos se realiza a través de la ejecución de las sesiones de formación en las diferentes modalidades deportivas ofertadas al interior de los colegios. Para lograrlo es necesario establecer procesos que armonicen y articulen los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) con la propuesta IDRD, Jornada Escolar Complementaria; este horizonte institucional nos permitirá modular las propuestas y así aportar a la formación integral de niños, niñas jóvenes y adolescentes e incidir en cuatro (4) dimensiones del desarrollo humano: la lúdica, la biopsicosocial, la cognitiva y la motora, aportando de esta manera a su formación integral.

Desde la articulación curricular, que involucra a (escolares, docentes, formadores, padres de familia, directivos) como el proceso dinamizador que pasa por lo psicosocial, histórico, curricular, el proyecto espera un nivel de articulación transversal, que trascienda un área de conocimiento específica y que aporte a la formación integral de niños y niñas, que permita una reflexión y acción critica de la práctica educativa,  identificando principios organizativos comunes en diferentes disciplinas.