Yanneth Beatriz Castelblanco Marcelo
 Profesional de la Dirección de Evaluación Educativa, Secretaría de Educación del Distrito
Jennifer Andrea García Baracaldo
Profesional de la Dirección de Evaluación Educativa de la Secretaría de Educación del Distrito

Evaluación de la formación integral: un reto para la educación de Bogotá

Miradas a la educación

En Colombia la educación básica y media ha estado centrada en el aprendizaje de contenidos y los aspectos curriculares y disciplinares propios de cada área. Es decir, se prioriza el campo cognitivo, las asignaturas o áreas tradicionales como las matemáticas y el lenguaje, mientras que otros aspectos, como los relacionados con las habilidades sociales y emocionales de los estudiantes, ocupan un segundo plano. No obstante, en los últimos años, las artes, la dimensión social y emocional, han cobrado relevancia en la formación de los niños, las niñas y jóvenes. En diferentes escenarios se ha resaltado la necesidad de incorporar las habilidades socioemocionales como parte de la formación en el contexto escolar, de manera tal que al finalizar el ciclo de trayectorias escolares los estudiantes estén en la capacidad de atender problemáticas sociales propias del siglo XXI. Es así, como desde los años 90’s la formación integral se ha posicionado como eje central de los procesos educativos y se han implementado acciones que facilitan la transformación de los contextos educativos para llevarla a cabo.

La formación integral considera la diversidad y multiplicidad del sujeto, así como la comprensión e integración de las siete dimensiones del ser, biológica, psico-afectiva, intelectual, social, cultural, axiológica y política (Guerra, Mórtigo & Berdugo, 2014). De acuerdo con Hurtado (2014), educar hoy para un mundo en permanente cambio no se puede limitar a la transmisión de información, porque se trata de formar personas para un contexto que no se puede prever.

La formación integral implica la incorporación de programas curriculares que articulen aspectos disciplinares y la dimensión socioemocional del estudiante con el fin de fomentar las relaciones interpersonales y, al mismo tiempo, fortalecer las habilidades necesarias para ejercer como ciudadano global en el siglo XXI. El aprendizaje socioemocional aporta a la aplicación de los aprendizajes adquiridos en relación con cualquiera de las dimensiones en el contexto cercano, pues incide en un conjunto de habilidades sociales que permiten la adaptación y la interacción con otros. El rol de los docentes debe orientarse a producir reflexiones sobre la cotidianidad, que conduzcan finalmente a una sensibilidad que posibilite la construcción de un mundo más equitativo (Ferreyra, 2018). Para orientar la formación humana integral y mediar el desarrollo, el aprendizaje y la construcción de las competencias en los estudiantes, es preciso que los docentes posean las competencias necesarias para avanzar en este proceso (Medina, 2010).

En el caso de Bogotá, desde el Plan Distrital de Desarrollo 2020–2024, “Un nuevo contrato social y ambiental para el siglo XXI”, ha puesto la educación en primer lugar, como un compromiso con el cierre de brechas, la igualdad de oportunidades y una mayor equidad.  La invitación realizada por Unesco a pensar colectivamente el tipo de educación para la ciudad coincidió con los propósitos de ciudad planteados y con los programas que lidera la Secretaría de Educación del Distrito, SED (Bonilla-Seba, 2022).

Con el propósito de reformar y consolidar un modelo educativo de largo alcance en Bogotá fue creada la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana (MESC), entre 2020 y 2021. Esta Misión liderada entre por educadores y educadoras destacadas de colegios públicos y privados junto a investigadores y docentes universitarios, se constituyó para la creación participativa de la política educativa en la ciudad alrededor de seis ejes temáticos, entre ellos la formación integral para todos los niños, niñas y jóvenes.

A través de la MESC se recopilaron las voces de estudiantes, docentes, familias, expertos en educación y de la ciudadanía en general sobre el deber ser de la educación para la ciudad. Como resultado de este proceso participativo fue posible reconocer que las familias, los estudiantes y la ciudadanía bogotana en general considera fundamental la definición de una ruta de política pública en educación que incluya elementos relacionados con la formación integral. Por ejemplo, el desarrollo de habilidades para la vida, el emprendimiento y el uso de tecnologías acompañado de bilingüismo y educación ambiental, con el fortalecimiento del pensamiento crítico y el pensamiento lógico. Igualmente, la formación en habilidades socioemocionales y en competencias ciudadanas, así como habilidades blandas, liderazgo y ética (Bonilla-Seba, 2022).

Como parte de los resultados obtenidos de la MESC se identificó que la educación básica y media necesitan una renovación en sus contenidos, metodologías y estrategias pedagógicas, a fin de ofrecer una mejor calidad en los currículos educativos y en los procesos formativos de nuestros niños y jóvenes. Piñeros y Dimaté (2021) resaltan la importancia de la integralidad en la formación, como un proceso continuo, permanente y participativo que apoya el proyecto de vida de los niños, niñas y adolescentes. Debe incluir la formación socioemocional –con enfoque en identidad de género, cultura, y territorialidad, dignidad y derechos, convivencia, participación social y política, tolerancia y resiliencia–, desarrollar actividades formativas sobre el cuerpo, la corporeidad, la actividad física y el deporte. Además, debe proporcionar la formación artística, cultural y estética (Bonilla Seba et al., 2022).

Fruto de las conclusiones y recomendaciones de la MESC se han desarrollado experiencias de transformación educativa en la ciudad, las cuales son producto de una construcción participativa que ha fortalecido los liderazgos colectivos para contribuir al cierre de brechas, alcanzar una mayor equidad y lograr trayectorias educativas completas por parte de los estudiantes (Bonilla Seba et al., 2022). Por ejemplo, la Secretaría de Educación del Distrito ha implementado el Programa integral de educación socioemocional, ciudadanía y escuelas como territorios de paz, que busca contribuir a la construcción de una sociedad capaz de solucionar sus diferencias, a partir de fortalecer capacidades ciudadanas y socioemocionales en las comunidades educativas.

Otras experiencias significativas que aportan a la formación integral y hacen parte de las acciones implementadas por la SED incluyen la puesta en marcha de la Ruta 100k para el cierre de las brechas digitales, a través del acceso y la apropiación de tecnología y el uso de internet, desde un enfoque de capacidades y construcción de ciudadanía. Su finalidad es contribuir a un mejor desempeño escolar de los estudiantes en mayor condición de vulnerabilidad. De otra parte, durante el año 2021, la SED en conjunto con la Agencia de Educación Superior, Ciencia y Tecnología – Atenea-, puso en marcha el programa Jóvenes a la U, una estrategia que ofrece mecanismos de admisión diferencial a la educación superior para población tradicionalmente excluida (mujeres, jóvenes en situación de pobreza, víctimas del conflicto, jóvenes en la ruralidad y población con discapacidad).

En su conjunto las estrategias mencionadas representan un avance en el camino de cerrar brechas para garantizar una formación integral que se refleje en el nuevo contrato social por la educación en Bogotá D.C, como pilar fundamental de la transformación educativa y de todos sus actores con miras a movilizar la inteligencia, creatividad, liderazgo y en general las habilidades socioemocionales de forma colectiva en favor de una sociedad más equitativa, resiliente, pacífica y sostenible.

En este contexto, la evaluación del proceso educativo puede considerarse como el proceso inicial y orientador para la planeación y propuesta de acciones de mejora en todos los niveles de una organización, en el caso de la SED, en el nivel institucional, local y central. Los últimos veinte años de la política educativa dirigida a la evaluación muestran que, al menos desde 1998, hay un interés marcado por contar con información estadística que dé cuenta de la calidad educativa. Si bien esta información ha provenido principalmente de la aplicación de pruebas estandarizadas y se ha enfocado en el aprendizaje de los estudiantes, el desarrollo de evaluaciones dirigidas a la medición de competencias ciudadanas, artes y educación física le han permitido al sistema educativo de Bogotá recopilar información sobre diversas dimensiones de aprendizajes de los estudiantes y avanzar en la evaluación de la calidad educativa más allá de lo abordado por las pruebas estandarizadas aplicadas en el país.

A pesar de estos avances, la evaluación de la calidad de la educación en Bogotá tiene aún retos que es importante y urgente abordar. En primer lugar, tal como lo afirma Marriot y Goyder (2009), en varios sistemas educativos es posible identificar vacíos de información respecto a algunos eslabones de la calidad educativa. En general, los sistemas educativos se enfocan en medir algunos resultados de los aprendizajes (pruebas académicas internas y externas) y algunos insumos (docentes, infraestructura y dotación), pero no abarcan información clave sobre otros aspectos esenciales de la calidad educativa (Cerdán et al., 2020). Para el caso de Bogotá, un ejemplo de ello es la gran multiplicidad de fuentes de información desarrolladas en las dos últimas décadas que abordan el aprendizaje de los estudiantes y la gestión institucional, y los pocos avances relacionados con la evaluación docente.

En segundo lugar, los elementos aportados a la evaluación de la calidad educativa por cada una de las administraciones han tenido un carácter meramente sumativo y no cuentan con puntos de articulación que permitan darle una connotación sistémica a la evaluación. Esta falta de puntos de encuentro hace que la información recopilada sobre la calidad educativa se encuentre dispersa y sea difícil acceder a ella de una manera oportuna, y, por lo tanto, no se utilice en la toma de decisiones, es decir, no cumpla con su el gran objetivo de retroalimentar las prácticas educativas.

En tercer lugar, la medición de contextos y procesos para brindar una educación de calidad requiere ejercicios institucionalizados. Por ejemplo, en Bogotá no hay suficientes mediciones o un histórico consolidado respecto a algunos elementos que son importantes para una mirada multidimensional de la calidad educativa. La ausencia de una estrategia y una solución tecnológica para recoger, centralizar y poner a disposición de los actores información completa y oportuna que permita a los tres niveles de la SED tomar decisiones para el mejoramiento de la calidad educativa es una de las principales causas relacionadas con esta situación. Asimismo, cuando se han implementado estrategias para mejorar la medición de algunos componentes de la calidad educativa no se ha considerado una visión sistémica que abarque toda la cadena, por lo que las revisiones se han realizado de manera independiente entre sí, sin considerar un panorama completo. El resultado es una imagen fragmentada de la calidad educativa que no facilita la toma de decisiones informadas (Banco Mundial, 2020).

En el Plan de Desarrollo Distrital (PDD) 2020-2024 se encuentra el Programa 16 “Transformación pedagógica y mejoramiento de la gestión educativa. Es con los maestros y maestras”, el cual plantea la necesidad de consolidar un sistema multidimensional que focalice “las atenciones en el desarrollo de las habilidades de los estudiantes con miras en la calidad y pertinencia académica”. Particularmente, en la Meta 108 se habla de tener un sistema multidimensional de evaluación, como herramienta para reducir la brecha de calidad educativa entre colegios públicos y privados.

En consonancia con esos planteamientos y con el ánimo de tener un proceso sistemático de evaluación de la calidad de la educación en la ciudad, la SED avanza en el desarrollo e implementación del Sistema Multidimensional de Evaluación para la Calidad Educativa (SMECE). Este Sistema es una apuesta que considera las múltiples dimensiones del ser humano, las diferentes dimensiones de la calidad educativa y que permite valorar sus avances en cada uno de los niveles de organización de la SED (central, local e institucional) a través de diferentes indicadores.

El SMECE opera como un conjunto de elementos que abarca las diferentes dimensiones, las cuales se relacionan e interactúan entre sí, proporcionan información de manera permanente y orientan las acciones para la trasformación y mejoramiento del sistema educativo (SED, 2022).

En este sentido, el SMECE es la herramienta que posibilitará al sistema educativo distrital contar con información periódica, oportuna y sistemática para la toma de decisiones fundamentada, focalizar acciones de mejoramiento, identificar las poblaciones a las que deben dirigirse estas acciones y reportar avances en el logro de los objetivos mencionados.

El SMECE parte de los aciertos y limitaciones de las administraciones anteriores y busca ser una propuesta novedosa para la comunidad educativa, considera importante la organización y funcionalidad de distintos elementos de la evaluación en un sistema con diferentes dimensiones que observa al individuo como un ser integral, convirtiéndose en una herramienta necesaria para el mejoramiento de la calidad educativa y la transformación de las prácticas pedagógicas.

Finalmente, para alcanzar los grandes propósitos educativos de los próximos años, Bogotá tendrá que seguir incrementando el gasto en educación (Bonilla Seba et al., 2022), con miras a la implementación de nuevas estrategias que contribuyan a la formación integral de los estudiantes y a su vez avanzar en la creación e integración de nuevos indicadores de la educación que contribuyan a la toma de decisiones relacionadas con la actualización o elaboración de las políticas educativas proyectadas a futuro,  en  donde se articulen los objetivos de la Unesco, del Plan Distrital de Desarrollo y la Secretaría de Educación del Distrito.

Referencias

Banco Mundial (2020). Diseño conceptual del Sistema Multidimensional de Evaluación para la Calidad Educativa (SMECE). Entregable final del Convenio de Cooperación/Acuerdo de Servicios de Asesoría Reembolsable suscrito entre la Secretaría de Educación del Distrito de Bogotá y el Banco Mundial (Convenio RAS 2975 de 2020). Bogotá, Colombia: SED.

Bonilla, E., Vernaza-, J. y Castaño, A. (2022). ¿Cómo debe ser la educación de Bogotá en los próximos años? Lo que sugiere la Ciudadanía y la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana. Revista Educación y Ciudad, 42, 193-210. https://doi.org/10.36737/01230425.n42.2022.2740

Bonilla-Seba, E. (2022) La educación en primer lugar: el compromiso de Bogotá D.C. con un nuevo contrato social y ambiental para el siglo XXI. Diálogos por un nuevo contrato social para la educación, 49. Recuperado de: Diálogos. Noviembre 29, 2022.

Cerdán, P., Zabala, F., Suárez, J., Benavides, M., y Sandoval, R. (2020). Diseño conceptual del Sistema Multidimensional de Evaluación para la Calidad Educativa (SMECE). Entregable final del Convenio de Cooperación/Acuerdo de Servicios de Asesoría Reembolsable suscrito entre la SED y el Banco Mundial. Banco Mundial: BIRF – AIF.

Ferreyra, H. A. (2018). Aprendizaje emocional y social: enseñar y aportar a la formación integral. Revista Educación y Desarrollo Social, 12(1), 116-126. doi: https://doi.org/10.18359/ reds.4019

Guerra, Y., Mórtigo, A. y Berdugo, N. (2014). Formación integral, importancia de formar pensando en todas las dimensiones del ser. Revista de Educación y Desarrollo Social, 8(1), 48-69. doi: http://dx.doi.org.ezproxy.uniminuto.edu/10.18359/reds.585

Hurtado, J. (2014). Educación superior y educación general: Más allá del desafío de la productividad y la competitividad. Revista de Estudios Sociales, (50), 25-29. doi: http:// dx.doi.org.ezproxy.uniminuto.edu/10.7440/res50.2014.05

Marriott, N., y Goyder, H. (2009). Manual for Monitoring and Evaluating Education Partnerships. Paris: International Institute for Educational Planning.

Medina, V., E., (2010). Sergio Tobón Tobón. Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación. Bogotá: Centro de Investigación en Formación y Evaluación CIFE, Bogotá, Colombia, Ecoe Ediciones, 2010. En Revista Interamericana de Educación de Adultos, 32(2),90-95. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=457545095007

Misión Educadores y Sabiduría Ciudadana (2021) Resultados de la Misión. Recuperado de: https://misioneducadores.educacionbogota.edu.co/resultados. Noviembre 29, 2022

Piñeros, C. y Dimaté, C. (2021) en Bonilla-Seba, E., Vernaza-Lotero, J. y Castaño-Hernández, A. (2022). ¿Cómo debe ser la educación de Bogotá en los próximos años? Lo que sugiere la Ciudadanía y la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana. Revista Educación y Ciudad, 42, 193-210. https://doi.org/10.36737/01230425.n42.2022.2740

Secretaría de Educación del Distrito (2022). Documento Sistema Multidimensional de Evaluación para la Calidad Educativa, SMECE. Bogotá, Colombia.