Paula Andrea Arango
Ingeniera Ambiental y Sanitaria. Magíster en Energías Renovables y Eficiencia Energética. Especialista – DCCEE

Medio ambiente, escuela y arquitectura

Miradas a la educación

Colegio Abel Rodríguez Céspedes – fotografía SED. 

¿Cómo impacta la arquitectura de un espacio escolar en el aprendizaje de los estudiantes? El diseño de los centros educativos está cambiando, existen ciertos elementos ambientales y arquitectónicos que estimulan la experiencia de aprendizaje y la comunicación, optimizando la sensación de bienestar en la comunidad educativa.

La educación de los niños, niñas y adolescentes constituye uno de los principales retos de la sociedad, por lo cual garantizar que los espacios de aprendizaje generen el confort necesario es primordial para el fomento de la creatividad y el desarrollo integral de los estudiantes, los cuales al sentirse a gusto y motivados, junto con los maestros, promueven un cambio en la sociedad de manera progresiva.

Un estudio de la Universidad Británica de Salford revelaba que unas óptimas condiciones en el aula pueden mejorar hasta un 25% el rendimiento escolar. Aspectos como la iluminación, el mobiliario, el color de las paredes, una buena climatización o incluso la instalación eléctrica e inalámbrica pueden influir en el proceso de enseñanza-aprendizaje. (Educación 3.0, 2022)

Desde la Secretaría de Educación se ha priorizado la adecuación física arquitectónica de los espacios de aprendizaje para que los niños, niñas y adolescentes de la ciudad puedan gozar de ambientes seguros e innovadores que favorezcan la creatividad.

Como un primer elemento, se tiene el concepto de confort, el cual se desarrolla desde la concepción misma de los diseños de los colegios nuevos, de los que se restituyen y de los que se mejoran bajo la supervisión de la Dirección de Construcción y Conservación de Establecimientos Educativos – DCCEE de la SED. El diseño bioclimático de los ambientes de aprendizaje integra los componentes térmicos, acústicos, visuales y de calidad del aire interior, generando un confort en los alumnos y demás personas que ocupan durante una gran cantidad de horas diarias estos espacios.

Desde el campo arquitectónico se desarrolla un segundo elemento que es la flexibilidad y funcionalidad de los ambientes de aprendizaje. Lo que conocemos como educación tradicional, donde los estudiantes van a un salón o aula para escuchar al maestro y tomar nota, requiere una revisión y resignificación del uso del espacio, el cual debe permitir diversificarse. Los cambios en las estructuras a través de cortinas, biombos o puertas corredizas impactan en el uso flexible del espacio. El entorno se va adaptando a las necesidades de aprendizaje según la actividad a realizar. Estas distribuciones más dinámicas fomentan la creatividad, favorecen la mentalidad abierta y ayudan a que el aprendizaje sea más colaborativo. (Hacer Familia, 2022)

Otro elemento para resaltar es repensar el uso de las zonas comunes, las cuales no son solo pasillos de circulación, sino que se convierten en espacios que refuerzan y expresan los aprendizajes. Las carteleras, murales, mesas de estudio o trabajo, entre otros, son elementos multipropósito, que con el tiempo van dejando su huella en la memoria. Cuando los niños participan y exponen sus trabajos crean una identidad arraigada con su centro educativo, en el cual se sienten valorados e importantes. El uso y apropiación de los espacios enlazados a la sensación de confort generan una experiencia que queda marcada en la memoria y que fomenta el desarrollo integral.

Sin embargo, los anteriores elementos se potencializan desde la visión de la sostenibilidad, que es la que permite mantener en el largo plazo las apropiaciones sociales y ambientales del entorno. Uno de los logros del Plan de Desarrollo de la ciudad es “cerrar las brechas digitales, de cobertura, calidad y competencias a lo largo del ciclo de la formación integral, desde la primera infancia hasta la educación superior y continua para la vida”. Estas brechas se cierran apostándole a la construcción de espacios de aprendizaje de calidad que estén en armonía con su entorno y que se enfoquen en las estrategias de desarrollo sostenible trazadas por los gobiernos. Los niños que estudian en estos espacios serán jóvenes que interioricen la importancia de su entorno, de sus relaciones con sus vecinos y con el medio ambiente. La crisis climática que estamos viviendo se puede mitigar construyendo edificaciones sostenibles, pero más allá de esto, las personas que se apropian de su entorno entendiendo que toda acción cuenta, que cada generación debe aportar para las presentes y las futuras, permite formar individuos mucho más conscientes, humanos e íntegros.

Quisiera compartir dos experiencias que se vienen desarrollando en varias instituciones educativas del Distrito, enmarcadas en los elementos comentados anteriormente.

Ciudadela El Recreo

Colegio Ciudadela El Recreo Sonia Osorio de Saint-Malo – Fuente: DEPB, SED

El primero es el proyecto de Huertas Escolares. Este proyecto se viene trabajando en el marco del Convenio suscrito entre la SED y el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) de la ciudad. La SED construye y adecúa zonas de huertas al interior de los colegios. Entre la SED y el JBB se articulan ciclos de aprendizaje dirigidos a las comunidades educativas en torno a la alimentación saludable, el rescate de semillas nativas, el manejo de residuos orgánicos, las prácticas ancestrales en el cultivo de alimentos y la apropiación de los territorios ambientales de la ciudad, entre otros elementos que dan cuenta de la huerta como un escenario de aprendizaje colectivo. Estas experiencias marcan definitivamente a los estudiantes, quienes participan con gran motivación y replican lo aprendido en sus hogares. Son aprendizajes para la vida.

Bajo este componente pedagógico se han beneficiado a 40 instituciones educativas, donde se han vinculado hasta el momento a más de 3.000 mil estudiantes aproximadamente, de 14 localidades. Los alumnos participantes del proceso fortalecen las competencias científicas a través de la observación y experimentación, además de fortalecer los lazos socioafectivos a través de la relación que tejen con el espacio y los seres que lo habitan. La conexión con la naturaleza se constituye como un elemento fundamental del desarrollo integral en la infancia y adolescencia. (DEPB, 2023).

Un segundo ejemplo son los colegios entregados con diseños arquitectónicos y urbanísticos que se materializan en una construcción sostenible, la cual integra parámetros del clima local, principios de confort, salud y medio ambiente, iluminación y ventilación natural, integración con el entorno, cuentan además con bici-parqueaderos, sistemas de recirculación de aguas lluvia e incluso, paneles solares que cubren en promedio una tercera parte del consumo propio del colegio. Algunos de estos colegios están recibiendo el reconocimiento a los esfuerzos por construir una Bogotá más sostenible.

Colegio Laura Herrera

Colegio Laura Herrera de Varela. Fuente: DCCEE, SED

Colegio Sonia Osorio

Colegio Ciudadela El Recreo Sonia Osorio de Saint-Malo – Fuente: DCCEE, SED

Afirmo con toda seguridad que los estudiantes y docentes que asisten a diario a estas instituciones sienten una motivación especial para avanzar en sus procesos de aprendizaje, aprovechando al máximo las herramientas que tienen disponibles. Un niño que llega seguro en bici al colegio, una niña que cosecha las lechugas de la ensalada que recibe para su almuerzo, o, una joven que, mientras recibe clase de física, ve desde la ventana cómo los paneles reciben la energía del sol que es la que alumbra los bombillos de su clase, muy seguramente será una persona con una visión distinta, capaz de crear vínculos con su entorno, que tiene un pensamiento crítico frente a las conductas de la sociedad y que racionaliza los aprendizajes que se vuelven prácticos al materializarse en su día a día.

Por esto. el impacto de la arquitectura y el medio ambiente en la escuela es esencial en el desarrollo de los ciudadanos del mañana: nuestros niños, niñas y adolescentes. La educación más sostenible, en primer lugar.